Rafael Gorrochotegui.-
George Meliés había tenido acceso al teatro de Robert Houdin, considerado el padre de la prestidigitación moderna. Aficionado a la magia, a los autómatas y nuevas tecnologías, había encontrado un nuevo aparato que despertó su imaginación: la cámara. Con este artilugio lograría proyectar imágenes que ni el ilusionista más preparado podría imaginar. Así fue el inicio de un proceso de ensayo y error, de experimentación, para lograr ciertos efectos a través de la manipulación del celuloide luego de una filmación.
Meliés se convirtió en el padre de los efectos especiales, realizando más de 500 piezas cinematográficas y despertando el asombro de su audiencia. Al igual que en su cinta emblemática de 1902, transportó la imaginación de cineastas aficionados de la tierra a la luna.
Los efectos especiales en el cine han ocupado un espacio privilegiado desde sus inicios. Algunos efectos pasan inadvertidos, como el uso de pinturas matte en el fondo de una escenografía, y otros son el protagonista de la historia, como el clásico King Kong de 1933. Aunque el término se ha visto vinculado con la ciencia ficción y la fantasía, los efectos especiales son algo necesario en la producción de cualquier largometraje.
Muchas de las técnicas de efectos especiales fueron creadas a inicios del mundo del cine. Han sido perfeccionadas a medida que la tecnología avanza y hay nuevas exigencias por parte de los directores de fotografía debido a la resolución de la pantalla.
El opus de Fritz Lang puede ser uno de los usos más significativos de efectos especiales para recrear una ciudad. Con el uso de pintura matte y la implementación de espejos estratégicamente colocados, técnica conocida como el proceso Schufftan, se logró recrear una ciudad futurista mientras los actores se observaban en edificaciones inexistentes. Para ello se utilizaban los espejos para reflejar la imagen del actor en la pintura matte. El proceso Schufftan se había utilizado en el cine como una adaptación de la técnica del Pepper’s Ghost del teatro isabelino, pero nunca se había implementado de manera tan sutil como en Metropolis.
En 1933 se demostró que los efectos especiales podían lograr que un personaje ficticio pudiese ser la columna vertebral de una historia cinematográfica. Con el uso de pintura matte, maquetas, objetos a escala, elementos robóticos, proyecciones y otras técnicas, King Kong logró tener vida cuando estos elementos se unieron en la sala de edición. La audiencia actual puede ver esta película y sorprenderse con el nivel de detalle en cada escena donde el temible primate se encuentra. Más allá de ello, con la mezcla de diferentes técnicas se crea la ilusión de la vida. Es decir, se dificulta encontrar el método o secreto mientras vemos la película. La historia se mantiene como protagonista, mientras que los efectos especiales son un medio para lograr la trama que se quiere contar.
En 1968 Kubrick logró en 2001: una odisea en el espacio lo que Meliés hizo en 1902. Los efectos especiales en 2001 sirven para llevar a cabo la historia de la inmensidad del espacio, donde vemos a tripulantes de una nave espacial sin gravedad, objetos flotando, y sobre todo imágenes nítidas del espacio mucho antes de que la NASA pudiera dar una evidencia gráfica. Puede que este sea uno de los usos de efectos especiales más controversial en el cine. Hasta nuestros días algunos grupos juegan con la teoría conspirativa de que Stanley Kubrick logró que la NASA financiara su película para luego utilizar sus efectos especiales en la llegada del Apollo 11 a la luna en 1969.
En mayo de 1975 George Lucas fundó una de las compañías pioneras de efectos especiales. El director necesitaba un grupo de personas dispuestas a realizar lo imaginable para llevar a cabo su sueño, Star Wars. Desde entonces, Industrial Light and Magic fue un pilar para la productora Lucasfilm. Películas como E.T., Poltergeist, Raiders of The Lost Ark, Back to the future, Ghostbusters, Iron Man y Harry Potter necesitaron de esta compañía para realizar muchas de las maravillas visuales que los caracterizan. También hay que agradecerle por una división que luego cambiaría el mundo del cine. Pixar.
En 1982 Disney trajo al mundo de la ciencia ficción a través de computadores. Tron es la primera película en utilizar computadoras para la creación de efectos especiales en su totalidad. La película fue tan controversial en la industria que no recibió un reconocimiento por la Academia porque el uso de computadores en efectos especiales era considerado tramposo por los críticos.
Spielberg quería contar una historia de una novela de Michael Crichton publicada en 1990. ¿El problema? Sus protagonistas principales estaban extintos desde hace millones de años. Spielberg primero intentó utilizar el go motion, una variación del stop motion, pero consideró que la técnica no ofrecía el realismo necesario.
Jurassic Park dejó su marca en el mundo de los efectos especiales al ser el primer uso de CGI (Imágenes Gráficas Computarizadas) de manera intensiva y realista. La mezcla de efectos prácticos (animatronics, marionetas y stop motion) junto a los efectos computarizados permitieron darle vida a estos personajes extintos.
Si en 1933 King Kong demostró que un personaje ficticio podía llevar la columna vertebral de una película, Toy Story en 1995 hizo patente que la animación computarizada podía llevar una historia por hora y media. Pixar Animation Studios dejó a un lado ser una división de Lucasfilm para establecerse como uno de los estudios de animación líderes en el mundo cinematográfico.
John Lassiter había formado parte de Pixar desde que eran una división experimental de Industrial Light and Magic. Entre varios recortes de presupuesto, sentía que su ingenio creativo estaba siendo coartado. Steve Jobs compró la división de Lucasfilm tanto por la tecnología como por el potencial que encontró en el uno de las computadoras para contar historias en la gran pantalla.
James Cameron tomó más de una década para realizar esta cinta llena de efectos especiales. Avatar representa un avance no solo en las técnicas utilizadas como el motion capture, sino que también representa la muestra de que se puede llevar a cabo un mundo paralelo, creíble y lleno de historia a través de estas tecnologías.
Tema para el debate
En la actualidad existe un debate entre los efectos prácticos y el CGI. Algunos consideran que el uso excesivo de computadores ha llevado a que pocas películas sean creíbles, donde es evidente qué es real y qué se ha creado virtualmente con el apoyo de un computador. Existen muchas cintas utilizando imágenes computarizadas, pero pocas tienen la capacidad de que estos elementos sean imperceptibles para la audiencia.
Star Wars VII: The Force Awakens presenta cómo los efectos prácticos y el CGI pueden convivir, creando un mundo ficticio que es tan familiar como la vida cotidiana. BB-8, el droide que acompaña a Rey en su travesía, es una mezcla del uso de marionetas con el apoyo de CGI para darle continuidad a un personaje. Esto permitió a los actores realizar sus escenas con el personaje en el set, así como brindar un realismo a las situaciones que luego se les añadiría CGI en post-producción.
Con el avance de nuevas tecnologías, el CGI será un estándar en el mundo cinematográfico. Pero esto no significa que los efectos prácticos se dejen a un lado. Ambos pueden convivir para contar las historias que los guionistas y directores quieren presentar.
Los efectos especiales son, en su esencia, un medio que utiliza el cine para contar historias de una manera creíble. La misión del CGI, los efectos prácticos, la pintura matte, las marionetas, los animatronics, entre otros métodos, es llevarnos a una situación o un mundo para contar la historia de la mejor manera posible. El cine siempre se ha mantenido al paso de la tecnología, siendo la cámara el medio utilizado para obtener el resultado de una cinta. A medida que la resolución y los lentes de estos aparatos tengan mayor fidelidad, los efectos especiales necesitan superar las expectativas para poder engañar a la audiencia durante el largometraje.
El futuro de este mundo sigue siendo brillante, como en los inicios del siglo XX. El proceso de experimentación continuará a medida que las productoras puedan financiar nuevas tecnologías para contar historias. Siempre y cuando los efectos especiales estén a favor de las historias, se mantendrán como uno de los pilares del mundo del cine.
* Rafael Gorrochotegui es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.
Disfruto tus artÃculos porque aprendo un mundo.