Tic Tac | Tecnologí­a Blockchain: más allá del bitcoin

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Nelly Meléndez.-

El gobierno de Venezuela apuesta al Petro. Foto: teleSUR

Desde la aparición del bitcoin en 2009, a partir de la publicación de Satoshi Nakamoto , la criptomoneda ha pasado a ser un medio alternativo de pagos y muy popular hasta el momento.

En la actualidad, además del bitcoin hay otras monedas virtuales circulando, se indica que entre 700 y 900, con denominaciones que suenan esotéricos como Dash, Ethereum, Litecoin, IOTA, entre otras. Inclusive, hasta el gobierno venezolano ha decidido crear y gestionar su propia moneda virtual, denominada Petro.

En distintas fuentes electrónicas, podemos apreciar la capitalización en el equivalente en dólares, no solo del bitcoin, sino del  floreciente ecosistema que comparten su éxito y tecnologí­a.

Pero ¿en qué consiste la tecnologí­a blockchain? Básicamente es un sistema distribuido (en nodos) donde no hay una autoridad central, pero todos saben quién es el dueño de sus respectivas monedas. Es una bitácora transaccional, registro o libro mayor distribuido (ledger) en el que se van almacenando las diferentes transacciones realizadas, pertenecientes a una billetera personal.

De esta forma no hay intermediarios y disminuye el costo de las transacciones.  Para cada una de esas transacciones se genera un bloque de información que es verificado por los propios miembros de la comunidad y almacenado en la blockchain o cadena de bloques principal, justo a continuación del bloque o transferencia anterior.

¿Esto es seguro? Hasta ahora sí­. Cada usuario tiene una clave codificada (aplicando criptografí­a), asociada a otra pública. La clave privada contiene toda la información sobre el usuario y garantiza su identidad, mientras que la clave pública solo muestra lo que el usuario desea que los demás puedan ver.

Para enviar dinero, el usuario tiene en su poder la clave privada para demostrar que es quien dice ser y firmar con ella la transacción, mientras que para recibir dinero es suficiente con la clave pública. La cadena va desde el bloque inicial hasta el bloque más reciente, por lo que contiene todas las transacciones realizadas en un sistema a lo largo de su historial.

No obstante, el potencial para aplicar la tecnologí­a blockchain va más allá del dinero electrónico. Por ejemplo, aplicaciones en el Internet de las Cosas (IoT, siglas en inglés), para mantener actualizado e inalterable el soporte lógico de funcionamiento (firmware) de equipos electrónicos interconectados, pago en mercado de servicios, contenedores automatizados que puedan ser identificados con sus propietarios sin error en el seguimiento de trasporte, son aplicaciones que ya son una realidad.

En gestión de propiedad intelectual, en lugar de acudir a una oficina de patentes o similar, la tecnologí­a blockchain está sustituyendo también a este intermediario. En la actualidad hay plataformas que brindan este servicio.

En los entornos empresariales es un peligro constante la manipulación de los datos por parte de trabajadores internos, proveedores, corrupción de los datos, fallos de almacenamiento, uso defectuoso, incumplimiento de legislaciones respecto a los datos personales pero en este contexto, la blockchain tiene mucho que aportar: transparencia, verificabilidad, portabilidad y escalabilidad. Mediante blockchain, cada añadido en los datos, cada cambio, cada extracción para su uso o cada visualización se podrí­a realizar utilizando un registro transparente y seguro  (Dolader, Roig y Muñoz, 2017).

La ejecución automática de contratos es posible utilizando las funcionalidades de algunos blockchains como Ethereum, con los que se puede crear “Contratos inteligentes” (smart contracts). Se trata de programas de software que recogen los términos de un contrato entre las partes y se almacenan en la blockchain, con la particularidad de autoejecutarse cuando se cumplen una serie de condiciones especificadas en el propio contrato. De este modo se evitan los intermediarios, aligerando costes y retrasos burocráticos; así­ como cualquier tipo de interferencia por parte de un tercero.

Estos ejemplos representan solo una pequeña muestra de las múltiples y variadas aplicaciones que pueden realizarse con la tecnologí­a blockchain. Solo la creatividad humana es el lí­mite para ampliar y mejorar los mecanismos actuales de transacciones.

*Nelly Meléndez es profesora de la Universidad Monteávila

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