Francelis Carupe.-
En 1999, bajo la figura de Hugo Chávez, el movimiento chavista logró alcanzar el poder por vía electoral, seis años después de fallar en sus intentos de perpetrar sendos golpes de Estado contra el gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez.
En su oportunidad las asonadas fueron rechazadas por la sociedad venezolana, que no veía la salida militar como una opción. Los ciudadanos estaban acostumbrados a resolver las diferencias a través del diálogo.
“Chávez decidió elegir el camino electoral y lo ganó”, resalta el politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Eduardo Valero Castro
Meses después de haber logrado la presidencia, Chávez llamó a una consulta popular para convocar una Asamblea Nacional Constituyente, bajo la promesa de “ampliación de la democracia, de los derechos políticos, de los derechos de los indígenas, los derechos sociales”, según recuerda el experto.
Tres meses después de iniciar su labor, la Constituyente culminó la redacción de la nueva Carta Magna, la cual nuevamente fue sometida a consideración del pueblo. El 15 de diciembre de 1999 el Sí obtuvo más del 80% de los votos: a partir de ese momento fue promulgada lo que sería la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Luego del fallecimiento de Chávez en el 2013 llegó a la presidencia Nicolás Maduro, cuyo gobierno ha estado marcado por una crisis política y económica caracterizada por escasez de alimentos, medicinas; inseguridad, así como por denuncias de violación a los derechos humanos y represión a los ciudadanos que desean manifestar su descontento.
Para paliar la crisis Maduro ha anunciado la convocatoria de una nueva Constituyente, llamado que desde las filas de la oposición es interpretado como un intento por perpetuarse en el poder y evadir las demandas populares. A diferencia de 1999, el presidente decidió instaurar el proceso sin consultar al pueblo.
Esta situación ha hecho que a las voces disidentes se hayan sumado personalidades que en un primer momento comulgaban con las ideas del movimiento chavista, algunos de los cuales acompañaron a Chávez desde sus inicios en el gobierno. En este grupo destaca, por ejemplo, la fiscal general Luisa Ortega Díaz, la ex defensora del pueblo Gabriela Ramírez, el ex alcalde metropolitano Juan Barreto, y los ex ministros Maripili Hernández, Jorge Giordani y Héctor Navarro, entre otros.
El politólogo Guillermo Aveledo, argumenta que “los chavistas no tenían posición directa desde hace bastante tiempo, y cuando las tenían no eran posiciones de jefatura, tampoco militantes importantes del PSUV, no son directivos del partido y puede que haya en todo caso una fisura”.
Aveledo resalta que probablemente existen más oficialistas descontentos con este proceso, aunque “es más el temor a salir por parte de grupos más importantes que la voluntad de expresarse”.
Valero subraya que muchos de estos chavistas, tanto figuras dirigentes como integrantes de las bases, “fueron formadas y vieron en el presidente Chávez respetar los procesos teórico-práctico dentro de la Constitución, y ahora ven que aquí no se está haciendo. Digamos que su formación y su convicción bolivariana les dice que no es el momento para seguir apoyando esto”.
Aveledo advierte que con la decisión de realizar una constituyente comunal, el Estado y el PSUV están atendiendo su necesidad de “supervivencia”. Argumenta que “el gobierno desea mantener viva la revolución porque su misión histórica es esa, pero más allá de esto, hace todo lo posible para que día tras día pueda sobrevivir un día más”.
Con la constituyente comunal el gobierno “tiene un margen de maniobra importante”, agrega Aveledo.
Mientras la ex defensora Ramírez considera que el llamado a la constituyente comunal solo esconde el deseo de “preservar el poder”, la fiscal general Ortega Díaz denuncia que el gobierno de Maduro intenta “desmantelar al Estado y conspira para alterar la forma republicana, como está establecida en la Constitución”.
El director de la Federación de Consejos Comunales y Comunas (Fenacomunal), ítalo Zapata, también manifestó su descontento a la constituyente. Advirtió que los consejos comunales han sido los más afectados por la crisis alimentaria que se está viviendo en el país.
A juicio del Valero, la constituyente comunal busca que el Estado no se estructure sobre la base de las alcaldías y gobernaciones, sino a través de las comunas que organizan a los ciudadanos. “Distribuyen el presupuesto, en el fondo es una participación controlada por el ejecutivo”, señala.
«Si eso se ejecuta, aniquilas la posibilidad de ver en qué se gastan los recursos públicos, cómo se gastan, estás eliminando en cierta medida la capacidad de dudar de donde vienen los recursos. También se genera dependencia, porque todo te lo dan. Es un modelo de participación tutelada que seguramente excluya a los que no quieren participar de esa manera”, explica.
* Francelis Carupe es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.