Protestas buscan impulsar cambios profundos en Venezuela

Laura Méndez Sarramera.-

Manifestantes exigen la reestructuración del paí­s. Foto: Rubén Sevilla Brand

El artí­culo 68 de la Constitución consagrada el derecho a la manifestación pací­fica. Durante estos últimos 18 años, marcados por el gobierno de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, muchas han sido las convocatorias hechas tanto por el oficialismo como por la oposición que, a pesar de contar con objetivos distintos, han tenido el mismo escenario: la calle.

Cacerolazos, marchas y cierres viales han sido parte de la protesta opositora para demostrar su descontento con las polí­ticas del gobierno; mientras que la mayorí­a de las convocatorias del chavismo se han enfocado en concentraciones que no solo respalden su polí­tica, sino demostrar el apoyo popular con el que cuentan.

En las últimas semanas las manifestaciones opositoras han recrudecido y se han tenido que enfrentar con una represión especialmente violenta. Samuel Dí­az, presidente de la Federación de Centros de Estudiantes de la Universidad Metropolitana, asegura que esta vez las manifestaciones no persiguen resultados de corto aliento.

“No es solo el tema de cambiar el gobierno de Nicolás Maduro, sino que viene con un proceso de restructuración y de reconciliación del paí­s post-salida del régimen, y cuando hablo del régimen me refiero a la salida de Nicolás Maduro y todos aquellos que lo rodean”, indicó.

El dirigente estudiantil explicó que los universitarios “tenemos un rol de extrema importancia porque tenemos que formarnos para poder dar estrategias y poder dar los cimientos a las futuras generaciones del paí­s,  para que ellos no pasen lo que estamos pasando hoy en dí­a. Creo que nosotros nos estamos formando y hemos entendido que las universidades tienen que tener un proyecto paí­s”.

“Hago mucho hincapié en reconstrucción, reestructuración y reconciliación del paí­s, porque han pasado 18 años que este gobierno nos ha estado dividiendo y somos nosotros los universitarios que tenemos que empoderarnos y dar soluciones viables a corto, mediano y largo plazo de cómo mejorar Venezuela”, agregó.

Aseveró que es injusto calificar como poco efectivas las protestas que se han desarrollado en los últimos años. “Creo que las situaciones han variado. No puedes comparar la realidad de la represión de los años pasados porque ha ido en escalada y también ha ido en escalada el descontento y la desaprobación del gobierno de Nicolás Maduro. Solamente aquellos que no tiene la razón usan la violencia”, acotó.

Enfatizó que el mayor aprendizaje es entender que si hay un dialogo la calle no se puede abandonar, ya que es un mecanismo de presión. Aseguró que el gobierno teme las manifestaciones porque, a su juicio, demuestran que la oposición es mayorí­a.

Dí­az insistió que los jóvenes han aprendido que la violencia no es el camino para lograr cambios en el paí­s. Recalcó que los estudiantes han entendido que si no buscan su futuro activamente después no podrán criticar.

Miles de venezolanos han expresado su descontento. Foto: Rubén Sevilla Brand

Década de intensas protestas

La Constitución establece que las manifestaciones pací­ficas no deben ser controladas con armas de fuego ni con sustancias tóxicas. Sin embargo, en los últimos años de protestas el uso excesivo de la fuerza y la represión por parte de los cuerpos de seguridad del Estado han sido parte de las principales denuncias de distintas organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch en sus informes del 2014 y 2017.

El periodo más intenso de protestas en Venezuela ya cumple una década. En el 2007 surgió el movimiento estudiantil como consecuencia de la salida del aire del canal RCTV. En mayo de ese año el canal 2 vio revocada su presencia en la parrilla televisiva luego que el Ejecutivo Nacional decidiera no renovar la concesión para operar en el espacio radioeléctrico. Durante ese mes las protestas se intensificaron de la mano de los estudiantes, cuyo objetivo era defender la libertad de expresión, la autonomí­a universitaria y promover la reconciliación nacional.

El 15 de agosto de ese mismo año Chávez oficializó su decisión de acometer una reforma constitucional para aprobar la reelección indefinida del mandato presidencial, la redefinición de la propiedad privada, la modificación de la estructura polí­tico-territorial del paí­s y la institucionalización del poder popular.

La propuesta se convirtió en el nuevo punto de discusiones. El movimiento estudiantil, ya activado por la situación de RCTV, convocó movilizaciones en contra de este anuncio, pero la consulta de todas formas se llevó a cabo. El 2 de diciembre la reforma fue rechaza por el pueblo venezolano, lo que se convirtió en la primera derrota electoral del chavismo.

A partir del 2007 las manifestaciones incrementaron su número e intensidad. Según datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social  sólo en el 2013 se registraron al menos 4.410 protestas. Las motivaciones de las movilizaciones durante esos 12 meses fueron, mayoritariamente, por demandas sociales.

En el 2014 el paí­s empezarí­a a vivir uno de sus momentos más tensos. Luego de que el año anterior las elecciones presidenciales tuvieran un resultado cerrado, Venezuela se encontraba totalmente polarizada. El año inició con el asesinato de la actriz Mónica Spear, suceso que generó un gran impacto en la opinión pública. El gremio estudiantil se vio afectado ese mismo mes con el homicidio de un estudiante de la ULA en Mérida; y en febrero una alumna de la misma casa de estudio, pero de la sede San Cristóbal, fue ví­ctima de un intento de violación.

Ambos factores desencadenaron una serie de protestas estudiantiles exigiendo justicia y seguridad, acciones que dejaron como resultado varios estudiantes detenidos. Algunas universidades fueron atacadas por la delincuencia, lo que motivó al movimiento estudiantil a convocar una manifestación para el 12 de febrero, Dí­a de la Juventud.

Los lí­deres opositores Leopoldo López, Marí­a Corina Machado y Antonio Ledezma convocaron a una movilización para ese mismo dí­a con distintas acciones de calles. El objetivo era demostrar el descontento con las medidas que estaba tomando el gobierno nacional y exigir la renuncia del presidente Nicolás Maduro. Este plan fue denominado La Salida.

Luego de que la movilización hacia la sede principal del Ministerio Público (que era el punto de llegada planteado por los opositores) se diera por finalizada, se generaron disturbios que provocaron el ataque al edificio de la Fiscalí­a, así­ como tres asesinatos. Estos hechos desencadenaron un aumento de protestas, barricadas y acentuación de la represión. López fue detenido luego de ser acusado de promover de los desórdenes. Posteriormente fue condenado a casi 14 años de prisión.

Ledezma también fue arrestado por las autoridades y hoy se mantiene bajo prisión domiciliara mientras prosigue el proceso judicial en su contra.

En el 2017 la represión ha sido especialmente violenta. Foto: Rubén Sevilla Brand

Según informe de la organización no gubernamental Provea, entre el 4 de febrero y el 31 de marzo del 2014 800.000 personas participaron en manifestaciones realizadas en 16 estados del paí­s. La agrupación indicó que la duración de las mismas “eran novedades respecto a la cultura de protesta en Venezuela”.

Según este estudio, solo el 2,5% de los manifestantes participaron en las guarimbas, cuestionando que este haya sido el método de protesta principal. Durante estas jornadas el Ministerio Público registró 43 fallecidos, más de 486 heridos y 1854 detenidos, mientras que el Foro Penal Venezolano  denunció 33 supuestos casos de tortura.

Para diciembre de 2015 la Mesa de la Unidad Democrática triunfó en las elecciones parlamentarias. En el 2016 la crisis en el paí­s se profundizó producto de la escasez de alimentos, medicinas, viviendas y servicios básicos,  sumado a la tensión polí­tica y económica. El año empezó con protestas: según datos del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, para los dos primeros meses se registraron 1014 manifestaciones y 64 saqueos o intentos de saqueos.

Ante la crisis la oposición venezolana planteó convocar un referéndum revocatorio, una salida que consideró “constitucional, electoral y pací­fica”. El CNE habilitó el proceso de recolección del 1% de las voluntades y la verificación de las firmas, pero el 20 de octubre la el organismo comicial, acatando la decisión de tribunales de Aragua, Carabobo, Monagas, Apure y Bolí­var, decidió suspender la recolección del 20% de las rúbricas necesarias para llamar a la consulta.

Al ser anunciado la suspensión de este proceso, lí­deres opositores convocaron a diversas protestas, como fue el caso de la Toma de Caracas y la Toma de Venezuela. Sin embargo, a excepción de estas dos manifestaciones, las constantes convocatorias del bloque opositor no lograron  concentrar a una gran cantidad de ciudadanos en la calle.

El 30 de octubre el gobierno y la oposición se sentaron en una mesa de diálogo con acompañamiento del Vaticano y Unasur, además de los ex presidentes José Luis Rodrí­guez Zapatero, Manuel Torrijos y Leonel Fernández.

El dialogo fracasó ya que los puntos acordados en la primera reunión no fueron cumplidos por el gobierno, por lo que la MUD decidió dar una pausa al proceso, según señaló en su momento Carlos Ocariz. Con el dialogo la oposición habí­a suspendido todas sus acciones de calle.

A finales de ese año, con el anuncio presidencial de la introducción de  un nuevo cono monetario y la salida de circulación casi inmediata del billete de 100 bolí­vares, se generaron disturbios, protestas y saqueos en distintos estados como Zulia y Bolí­var.

En el 2017 las protestas se iniciaron el 1° de abril, luego que el Tribunal Supremo de Justicia dictara dos sentencias que dejaron sin poderes a la Asamblea Nacional y otorgaba nuevos poderes al mismo máximo juzgado y al presidente de la República. Estos fallos representaron una ruptura del hilo constitucional, según denunció la fiscal general Luisa Ortega Dí­az. Ante el rechazo interno y externo, Maduro expresó su desacuerdo con los veredictos y la propia alta corte decidió revertir los pronunciamientos.

Sin embargo, esta vez las acciones de calle no se han desmovilizado, e incluso han sido lideradas por la misma MUD. Esta serie de manifestaciones tiene como objetivo exigir la liberación de todos los presos polí­ticos, la apertura del canal humanitario, un cronograma electoral para realizar las elecciones generales y el restablecimiento de los poderes del Parlamento. Las protestas se intensificaron luego que, el 1° de mayo, Maduro anunciara la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente.

* Laura Méndez Sarramera es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.

* Rubén Sevilla Brand es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.

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