Fernando Vizcaya Carrillo.-
“La bondad de los “hombres buenos” no depende de la eficacia de la técnica,
sino la manera de repercutir en ellos lo que un pensador llama
la comunidad eterna de los espíritus” Mario Briceño I. (La Hora Undécima, 222)
Una de las formas del aprendizaje se produce – dicen los filósofos – por el asombro. El asombro ordinariamente está ligado a la belleza. Los lenguajes con que nos comunicamos los hombres pueden ser prosaicos o poéticos, este último está lleno de significados que desbordan a las palabras y por eso siempre crean expectativas, deseos. Escribe un filósofo actual: “…el lenguaje contribuye a la posibilidad, al hacer que lo dicho sea siempre algo para quien está situado en el tiempo de la espera” (Emilio Lledó, Imágenes y palabras).
El que espera siempre está expectante de lo que le dirán, de una llamada. Dios es el Verbo, la palabra ordenada y adecuada, y habla al hombre de muchas maneras, y lo hace en el espacio más natural: el sitio de su labor ordinaria, y la llamada recibida es a la santidad.
En el examen del círculo de formación, – redactado por San Josemaría Escrivá para los miembros del Opus Dei – hay una pregunta que resume la vida de esa persona: “¿Procuro, con mi ejemplo y mi dedicación a la familia, hacer de mi casa un hogar luminoso y alegre?” Tomaré como premisa inicial de la conferencia esta pregunta para desarrollar dos ideas que son constantes en la predicación del fundador, las cuales son trabajo y santidad.
Es obvio que con la referencia al ejemplo, que le exige al cristiano, está hablando San Josemaría Escrivá de la acción intencional que produce por dentro y también exteriormente frutos susceptibles de ofrecerlos a Dios: el trabajo profesional, la tarea ordinaria. Y la expresión dedicación a la familia significa con precisión lo que le da sentido a esa acción intencional, a ese trabajo. Es la familia lo que sostiene y da secuencia a esa labor diaria.
Para ir aproximándonos a la noción del trabajo ligado a la santidad nos iremos acercando a través de dos ideas —implícitas en esa pregunta del círculo de formación— que nos ayudarán a visualizarlos armónicamente: luminosidad y alegría.
pDice el Poeta criollo Andrés Eloy Blanco en uno de sus coloquios:
“Si ha de ser
disposición de Dios
para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz
darle luz al enterrarlo…”
*Fernando Vizcaya Carrillo es decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Monteávila.
Como siempre, Profe Vizcaya, excelente. Me quedé esperando por más …
Saludos