Miguel Teixeira.-
El pasado del viejo continente definió, en su momento y en gran medida, las bases ideológicas de las corrientes que se encuentran hoy en día en los focos de poder. Sin embargo, las sombras derrotadas del pasado, que causaron la destrucción de la región y que se definen como de extrema derecha, han encontrado nuevamente el camino y aumentan sus números en Europa.
El internacionalista Gustavo Paniz explica que el fenómeno es comprensible por el largo tiempo que han permanecido los gobiernos de centro izquierda en el poder. A su juicio, las políticas, que se habían convertido en tradicionales, han dejado ver fallas importantes sobre todo lo que corresponde a la inmigración y a la crisis económica que empezó en 2008, que afectó gravemente a Europa.
“Esto debilitó la credibilidad en la democracia y los partidos tradicionales y justamente ocasionó que la población quiera pasarle una factura a los partidos inclinándose a partidos más radicales y de derecha”, señala.
Entre los distintos panoramas tal vez el caso más alarmante, debido a su tortuosa historia, es el de Alemania, país que representa el motor principal de la economía europea. El partido de Alternativa para Alemania (AfD), que luce los principios del nacionalismo y la xenofobia como bandera, es el que ha logrado un mayor apoyo, amenazando con rivalizar con el Partido Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU), al cual pertenece la actual canciller, Angela Merkel.
Para el internacionalista y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Félix Arellano, la razón primordial del que deviene este evento es la situación en Siria, que ha generado un incremento en la cantidad de inmigrantes que entran en el país, agregado a las flexibles regulaciones migratorias impuestas por la canciller.
Paniz concuerda con este argumento y asegura que otro factor ha sido la ausencia de fuerza en el Partido Socialdemócrata (SPD) para lograr ser una alternativa real ante el CDU.
Ambos internacionalistas afirman que hay otro elemento que ha acelerado el auge del apoyo a la ideología de extrema derecha: el Brexit. La salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha sido una un catalizador y ha fortalecido la perspectiva de que la coalición ha llegado al punto de inflexión donde iniciará su declive.
En un sentido más amplio, el panorama electoral para este año ha dibujado un horizonte muy prometedor para los partidos de extrema derecha, si bien en las recientes elecciones en Holanda los partidos de esta tendencia sufrieron una importante derrota.
Además de la situación alemana hay casos como la fuerte representación del Frente Nacionalista en Francia, encabezado por Marine Le Pen, que sigue una línea que apoya, ante todo, el nacionalismo e incluso, en el caso alemán, se han generado discursos que asoman ideologías antisemitas.
Para Arellano estos hechos son traducidos como símbolos que podrían profetizar la disolución de la Unión Europea. Para él, son señales de fragmentaciones delicadas que nacen a raíz de la necesidad de algunos países de mantener velocidades diferentes de crecimiento.
“Se está generalizando el rechazo a que lo supranacional limite las capacidades de acción nacional, que pongan medidas las facciones del parlamento europeo y el tribunal europeo contra algunas medidas nacionales y los gobiernos de los países. Esto genera malestar frente a la unión y los partidos nacionalistas conservadores son los que están manejando las banderas de la xenofobia, el nacionalismo y el europeísmo ante la integración Europea”, comenta.
Paniz considera que el renacimiento de movimiento que infestaron alguna vez Europa y llevaron al continente a una destrucción total no supone la ruptura de la coalición sino simplemente un llamado de atención. Sostiene que más que un proyecto que protege la paz, la Unión Europea tiene un rol importante en la economía de sus miembros y asegura que tanto los grandes países como los pequeños tienen esto muy presente.
“Europa es más fuerte en el extranjero, unida y trabajando junta, que por separado (…) De repente se aceleró demasiado en lo que tiene que ver con la unión monetaria, con la unión fiscal, sin prestarle atención a algunas consideraciones y si hay que pasar un proceso de revisión del mismo sistema para que pueda armonizar a los países que las componen”, apunta.
Arellano, quien asegura que es palpable la posibilidad de una disolución, indica que este panorama sería el más rudo para aquellos estados más débiles. Hace énfasis en la política agrícola de la coalición y estima que “esos pequeños y medianos países sentirán más cruda la crisis social y se va a exacerbar en ellos las tendencias nacionalistas y conservadoras”.
Subraya que en la mayoría de los casos los partidos de extrema derecha logran obtener buenos resultados durante las primeras vueltas pero no se mantienen a la hora del balotaje. Asevera que el pueblo europeo debería estar consciente de lo que realmente necesita.
“Hay que oír los problemas, enfrentarlos y la solución no es retirarse de la integración si no hacer los cambios y consolidarla”, recalca.
* Miguel Teixeira es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.