Francy Figueroa Domínguez.-
La cercanía con el 14 de febrero hizo que me pareciera oportuno escribir este artículo ahora. Lo vengo madurando desde hace rato, pensando cómo plantear este tema sin herir susceptibilidades…
No he dejado de preguntarme estos días la cantidad de parejas que se ha llevado la crisis que vivimos. Y es que el asunto de “sácala, llévala al cine, cómprale un ramo e’ flores”, que reza Oscar D’ León en su célebre canción Detalles, nunca fue tan difícil como en esta Venezuela.
Mantener, entonces, esa chispa encendida que sólo trae la novedad y que con los años sentimos que se va perdiendo, es una tarea cuesta arriba. Y no es que el amor sólo se demuestre comprando cosas materiales, pero qué delicia pensar que esa persona se tomó tiempo para escoger algo para ti, invirtió sus recursos y energía en hacer algo para agradarte.
Para quienes están en plena etapa del cortejo el asunto ya es bastante complicado, ya que una simple salida al cine o un café con el fin de “evaluar” de buena manera al posible consorte puede dejarte sin quincena o endeudarte el salario que aún no has cobrado.
Para los casados el drama es similar. Qué difícil es seguir los consejos de los gurús del amor cuando apenas te alcanza para hacer mercado y comer algo decente cada día (acudir, por ejemplo, a invenciones del menú con frutos de la temporada).
En los #TBT quedaron aquellos viajes financiados por Cadivi, con dólar a 4,30 que nos permitía recorrer otras latitudes, y a los máximos exponentes de la viveza criolla “raspar cupo” y traerse aún más dinero del que habían llevado, cosa nunca vista y que sigue sorprendiendo a los extranjeros.
Caso aparte las parejas que se ven obligadas a separarse por la migración venezolana que nadie ha contabilizado. Mención especial a los más chamos que, aún sin estar preparados para asumir esta responsabilidad y casarse legalmente, deben vivir con otra persona no-familiar porque se fueron juntos del país, porque la coyuntura obliga.
Una vez más, acudir a la creatividad es la técnica para no sucumbir ante la recesión. Los planes al aire libre están de moda en la capital y en otras ciudades del país. Pasear en bici, sentarse juntos a leer un libro, dar una caminata por las áreas cercanas. Ir al cine en lunes popular, obras de microteatro en días de semana o compartir una buena conversa pueden ayudar a abstraerse de la cruenta realidad-país.
Porque. como dice el poeta, para amar “no es necesario gastar, el que gasta demuestra que no tiene de qué hablar”.
*Francy Figueroa Domínguez es la secretaria de la Facultad de Ciencias de la Comunicación e Información de la Universidad Monteávila.