Una sociedad recostada en el diván

Bella Riba.-

Manrique busca llamar la atención sobre la sociedad contemporánea. Foto: Cortesí­a

Un acucioso trabajo de estudio de un complejo perfil, reflejado en una transformación fí­sica mezclada con tranquilidad, soberbia y sonrisa macabra, hace mover sobre el escenario a un personaje que, por momentos, parece ser el original.

Sangre en el diván es la adaptación del capí­tulo El delirio del libro homónimo escrito por la periodista Ibéyise Pacheco. Allí­ está una figura que llegó a ser un miembro notable de la intelectualidad  y sociedad venezolana, ocultando un oscuro secreto que se revela tras la muerte de Roxana Vargas.

La obra dirigida por Pedro Borgo y  Héctor Manrique se fundamenta en un monólogo en el que este último interpreta a Edmundo Chirinos, quien fue acusado de asesinar a su paciente.

Sobre las tablas el psiquiatra relata su vida y el incidente, de manera enfática y desatinada, en primera persona. Manrique traza a un personaje en la soledad de un espacio cuadriculado, donde se muestra a un ser irracional, alucinado, casi salvaje, como el cráneo con el que juega emulando al Hamlet de Shakespeare.

Un juego teatral hace que el personaje esté en su diván y paradójicamente lo muestre en todo su delirio, al tiempo que se va desnudando en espí­ritu ante el público, presentando a un Chirinos frágil pero nunca desvalido.

La actuación de Manrique en este monólogo ofrece una identificación del psiquiatra que realmente impacta, atrapa a la audiencia, la seduce y la electriza. El actor va del hombre seductor, enigmático, mitómano y presuntuoso, al monstruo que va perdiendo el control y no puede seguir escondiéndose. Se logra extrañar al Chirinos que se peinaba excesivamente el cabello con la mano y algo más de silencios para descansar de un delirio de más de una hora de escena.

Según Manrique, su intención con Sangre en el diván no fue hablar especí­ficamente de Chirinos sino hacer referencia a una sociedad podrida, llamar la atención sobre nuestras patologí­as, lo que invita a reflexionar de nosotros como seres humanos con valores.

Desde otra perspectiva la vida  de Chirinos puede ser instructiva. “Uno se da cuenta que su entorno no lo ayudó. ¿Realmente tomamos en cuenta lo que sucede con las personas a nuestro alrededor? ¿Cómo podemos convertirnos en testigos de la creación de un monstruo?”, se cuestionó el actor.

* Bella Riba es estudiante de Comunicación Social de la UMA.

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