Francisco J. Blanco.-
Desde hace un año, por primera vez, tengo oficina. Tengo una computadora, un teléfono, un porta lápices y un corcho. Un día me topé con una caja llena de postales de la bienal de Sao Paolo del 2015 y decidí clandestinamente tomar unas y ponerlas en mi corcho. Desde ese momento la he alternado todas las semanas, he conseguido más postales, y hoy intento hacer una unión intelectiva entre la imagen y el hecho, una suerte de mezcla entrópica entre la postal de mi corcho y algo de nuestra universidad. Por eso, desde hoy, ando en búsqueda constante de las “Señales de ellas”.
En el 2001 unos chicos decidieron formar una banda de  shoegaze llamada Nothing (Nada). Supongo que si tu miembro fundador pasó un par de años en la cárcel y creció en la Norteamérica de los 90, donde una persona común tiene pocas oportunidades, producto de una sociedad de consumo que le da más importancia a la fama y no al crecimiento intelectual, tu futuro pinta como eso… como la nada.
En el 2016 sacaron su segundo disco de estudio llamado Tired of Tomorrow (Cansado del Mañana). Tiene buenas críticas, un sonido más fresco y por alguna razón la disquera mandó unas calcomanías a las tiendas de discos a modo de promoción. Una de esas tiendas se llama Brainfreeze y está en el Barrio Alemán de la ciudad de Nashville en Estados Unidos, donde en una tarde de agosto entré y me la regalaron, para que en una semana como esta esté pegada en mi corcho.
Yo tengo mucho tiempo dándome cuenta que los especialistas en todos los campos del acontecer nacional dicen lo mismo: “el año que viene va a ser peor”. Tengo cerca de 7 años escuchándolo, de la misma manera comentarios como “aquí no se puede vivir”, “en este país no hay futuro” y concretamente después de la marcha del 26 de septiembre “la oposición se quemó”; “esto no tiene solución”.
A todas estas aseveraciones que la gente afirma con tanta certeza veo la postal de mi corcho y me pregunto si es que acaso la gente está cansada del mañana.
“No importa lo fuerte que sea la pared, con tiempo, una gota de agua constante la va a derrumbar”, decía Ortega y Gasset. En este momento no podemos cansarnos de lo que viene, por el contrario tenemos que buscarlo.
Pero esto es solo el país. En nuestras vidas debe ser lo mismo, tenemos la responsabilidad de dejar la adolescencia mental del facilismo, debemos dejar de un lado la diapsálmata terrible que nos hace ver el aquí y el ahora como lo único posible, sin abrirnos al mañana, sin futurizarnos a los sueños, sin enfrentar la trascendencia.
Por eso, el mañana no puede tomarnos con pereza, sino con ahínco, con ánimo y sobre todo con esperanza.
* Francisco J. Blanco es profesor de la Universidad Monteávila.