Reflexiones filosóficas | El falso optimismo a nivel coloquial

Yoselyn Zapata.-

No se debe confundir el positivismo con el mero optimismo. Foto: photo credit: hlanchas 07/03/2012 #RetoOptimismo - Con un poco de azúcar... via photopin (license)
No se debe confundir el positivismo con el mero optimismo. Foto: photopin (license)

Muchas veces he escuchado de mis alumnos, familiares y conocidos hablar de que es importante ser positivo ante la vida, que se debe afrontar la realidad con positivismo, relacionándolo con designios coloquiales tales como “al mal tiempo buena cara”. Entonces me causa gran inquietud el hecho de que social y popularmente se confunda y se use con ignorancia  el término positivismo aludiendo meramente al optimismo.

Filosóficamente hablando tener una actitud positiva es el reflejo de tener como base, para la aproximación a la realidad, los postulados sembrados por Augusto Comte, quien pretendió que sólo el conocimiento empí­rico era suficiente, considerándolo la única forma de saber. Comte pretende quedarse solamente con la información que es captada por medio de los sentidos, que puede ser validada mediante la cuantificación, aquello que denomina “hechos sociales”.

Sin embargo, para muchas personas es natural y se muestra como ideal ser “positivo”,  sin considerar la visión antes mencionada. He aquí­ la complejidad del conocimiento humano, que no se queda simplemente con lo que percibe a simple vista, sino que la experiencia y la propia cultura determina muchas de las caracterí­sticas que nos hace humanos.

El positivismo es una postura materialista respecto al conocimiento de lo real, mientras que el optimismo es una tendencia hacia asumir una actitud de confianza y esperanza ante los retos de la vida, con el fin de conseguir los resultados esperados. Cabe destacar que el venezolano puede categorizarse como un optimista nato, ya que en su “genética cultural” posee una visión y expectativas positivas frente a las adversidades y el dí­a a dí­a. De allí­ viene eso de que la esperanza es lo último que se pierde.

Lo que necesariamente se  debe rescatar es que el positivismo no es aquello que nos hace llevar una vida más tranquila y serena, al presentarnos ante ella con buena actitud, sino que implica también una reducción arbitraria del conocimiento humano que parte de un pensamiento kantiano y cartesiano, que no busca nada más que destacar las ciencias empí­ricas, excluyendo cuestiones como las normas morales, los valores  y la experiencia  como formas de conocimiento por no tener una verificación propiamente fí­sica.

No se puede ignorar la naturaleza racional del hombre pero tampoco se puede hacer a un lado el hecho de que es un animal polí­tico, emotivo y libre, y esto es lo que no permite encasillar el conocimiento humano en la mera observación de un fenómeno. Teniendo esto claro es más congruente decir que no está mal ser optimista, y más hoy en dí­a, pero se debe someter a reflexión las consecuencias de ser positivistas, puesto que la realidad no se reduce a  lo que se puede percibir a través de un par de anteojos.

* Yoselyn Zapata es profesora de la Universidad Monteávila.

Un comentario sobre “Reflexiones filosóficas | El falso optimismo a nivel coloquial

  1. Excelente reflexión. Se está extendiendo mucho el uso inadecuado de los términos. Ahora hay que escribir sobre el uso de la palabra «demasiado», a la que también se le ha cambiado su sentido.

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