Yanuacelis Aure.-
El Acuerdo de París es un pacto global que en 1995 suscribieron 195 países con el objetivo de reducir la emisión de los gases contaminantes de efecto invernadero a la atmósfera.
De acuerdo con un artículo publicado por el diario El País de España, lo efectivo de este acuerdo era que no hay leyes que regulen las acciones de las naciones, sino que estas simplemente se comprometen a reducir un porcentaje de las emisiones y en un determinado plazo. Estados Unidos se comprometió a reducir entre 28% y 26% para 2025, pero, de acuerdo con los expertos, si se suspenden las iniciativas energéticas impulsadas durante el gobierno de Barak  Obama, solo reducirían un 14%.
«El acuerdo es una redistribución masiva de la riqueza de Estados Unidos a otros países», indicó el presidente Donald Trump, quien ha señalado su intención por no cumplir los compromisos asumidos por su predecesor. «Fui electo para representar a los ciudadanos de Pittsburgh, no de París», agregó.
A pesar de que una de las promesas de campaña de Trump era abandonar el Acuerdo de París, se creía que el secretario de Estado Rex Tillerson podría persuadir al mandatario de seguir formando parte del pacto, sobre todo tomando en cuenta que el magante dio marcha atrás a la decisión de retirarse del Tratado de Libre Comercio de América del Norte luego de sostener conversaciones con sus homólogos de México, Enrique Peña Nieto, y de Canadá, Justin Trudeau. Sin embargo, en el pacto climático no hubo cambio de intenciones.
La salida del Acuerdo de París no es rápida ni automática ya que no se puede abandonar durante los primeros tres años y una vez decidido esto no será efectivo el retiro hasta un año después. En teoría, Estados Unidos debe mantenerse dentro del convenio hasta el 2020.
Pero en la práctica Trump ha llevado a cabo varias iniciativas que acaban con las políticas de Obama, pues ha permitido las extracciones en zonas costeras de Estados Unidos que el ex presidente había protegido, además que eliminó los planes energéticos que prohibían las explotaciones de energías fósiles.
En un artículo publicado por The New York Times, el profesor de la Universidad de Princeton Michael Oppenheimer aseveró que “las acciones estadounidenses tendrán un efecto dominó en economías emergentes que apenas empiezan a tomarse en serio el cambio climático, como India, Filipinas, Malasia o Indonesia.”
 “Veremos un calor más extremo, tormentas más dañinas, inundaciones costeras y riesgos mayores a la seguridad alimentaria. Ese no es el tipo de mundo en el que queremos vivir”, apuntó..
Esta decisión ha generado sentimientos encontrados, pues por un lado están las empresas del carbón y los republicanos que apoyan a Trump, quienes consideran como positiva la salida del Acuerdo de París.
En una carta dirigida a Trump el fiscal general de Virginia Occidental, Patrick Morrisey, y los procuradores generales de otros cuatro estados, manifestaron que “retirarse del Acuerdo de París es un paso importante y necesario para revertir las políticas energéticas dañinas y las extralimitaciones del gobierno de Obama.”
En cambio; Michel Brune, ecologista estadounidense, dijo a la BBC que abandonar el pacto climático es “un error histórico y nuestros nietos se preguntarán cómo un líder mundial pudo estar tan alejado de la realidad.”
Las empresas vinculadas con el negocio energético, como ExxonMobil, Chevron, Shell Oil Company, ConocoPhillips e incluso General Electric, expresaron su respaldo al Acuerdo de París en mayor o menor medida.
«El cambio climático es real. La industria debe ahora dirigir (las iniciativas para enfrentarlo) y no depender del gobierno», dijo Jeffrey Immelt, director ejecutivo de General Electric, una compañía que trabaja con energía nuclear, solar y fósil.
La cuestión es que ExxonMobil y otras grandes compañías estadounidenses, muchos de los mayores actores energéticos del mundo, como BP, Total y Royal Dutch Shell, Â han invertido miles de millones de dólares en la investigación y el desarrollo de fuentes de energía limpias y sostenibles, alentadas en parte por el colapso de los precios del crudo desde 2014.
En materia de política internacional algunos expertos temen que esta decisión de Estados Unidos lleve a los nacionalistas y populistas de otros países a ejercer presión sobre sus gobiernos para que estos sigan el ejemplo de Trump.
Otros en cambio, como Brian Dees, de la Escuela de Gobierno de Harvard y antiguo alto consejero de Barack Obama, indican que el retiro de su país no podrá reversar el ímpetu global que ha adquirido la lucha contra el cambio climático.
Esto se ve claramente en el hecho de que China, estando antes de Estados Unidos como el país más contaminante, ha reafirmado su compromiso con el Acuerdo de París. En la misma semana que se dio a conocer la decisión de la Casa Blanca el presidente chino Xi Jinping decidió trabajar en conjunto con la Unión Europea para reducir las emisiones de carbono.
Un día antes del anuncio definitivo, 16 compañías estadounidenses suscribieron una carta para solicitar a Trump que permaneciera en el tratado global. Entre los firmantes aparecen: Adobe, Apple, Facebook, Gap Inc., Google, Hewlett Packard, Levi Strauss, Microsoft, Salesforce y otros.
* Yanuacelis Aure es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.