Sobre Ennio y el sonido del cine

Fernanda Julio.-

Morricone resume gran parte de la música del cine. Foto: photopin (license)

La historia del niño con grandes sueños y pocos medios para lograrlo parece repetirse muy seguido en Italia. Hay pelí­culas que se tratan solo de eso. El hijo menor de Mario Morricone querí­a aprender a leer música. Su padre lo intentó pero siempre es más conveniente que un profesional se encargue. Era el verano del año 1940 cuando el pequeño Ennio, de 12 años, entró al Conservatorio Santa Cecilia en Roma, cuyo coro era dirigido por Goffredo Petrassi. Morricone empezó su carrera en el cine con “comedias ligeras” que le enseñaron a trabajar con lo básico, ser parte de las emociones que las secuencias junto a sus composiciones producí­an.

En Italia su curriculum generaba mas información que agregarle al mismo. Al inicio de la década de los sesenta se encargó de la banda sonora de peliculas de distinguidos directores que reinaban en una excelente época del cine italiano.

Los últimos 50 años del cine, europeo y hollywoodense, que tienen la intervención de Morricone se ven afectados por la falta de conocimiento sobre los estereotipos del músico: él trabaja la música, no los guiones, y con eso en mente se basa sobre lo que conoce o supone para acompañar a un Nanni Moretti o a un Samuel L. Jackson en las aventuras dramáticas.

En el libro Morricone, la música, el cine, Sergio Miceli asegura que “un estudio que abarque la entera producción de Morricone -libre de prejuicios o distinciones jerárquicas, basado sobre la convicción de que un compositor solo puede ser entendido en profundidad conociendo su obra por entero- implica un cierto carácter experimental. Esta multiplicidad pone constantemente en duda la  homogeneidad metalingí¼í­stica de la exégesis musical, ya que obliga a enfrentarse con un número de lenguajes y metalenguajes equivalente a la cantidad de aspectos  considerados, dado que en el estudio de la obra de Morricone la aplicación de un único y rí­gido punto de vista carecerí­a de sentido”.

El cine imita la vida cotidiana resaltando las particularidades extraordinarias. El sonido Morricone, estéticamente, es un western popularizado, agradable, ensordecedor, pero sobe todo con picos cómicos. Se sobrepone, en algunos casos, sobre el nombre de los directores para quienes compone, convirtiéndose asi en una marca que se rehúsa a venderse. Negándose a dar conciertos en Estados Unidos o trabajar directamente con el estudio, sigue haciendo música, dando presentaciones, produciendo y dirigiendo en el conservatorio que le enseñó lo que sabe.

Es un hecho que la mayorí­a de las personas del mundo han escuchado alguna composición del “Maestro”. Su música o scores originales han sido reciclados por cineastas mas actuales como Stone o programas de televisión como Los Simpsons.

Morricone es una esponja cultural reflejada por medio de la música: absorbe lo conocido, música clásica, música popular, onomatopeyas sociales, y traduce el sonido del mundo en composiciones que con el tiempo se convierten en iconos, igual que su autor.

Para el 2003 trabajó en el cine español componiendo el score de La Luz Prodigiosa, entre conciertos con la Orquesta Roma Sinfonietta y multiples reconocimientos, asi el mundo lo reconoció de nuevo.

Su interés por el Oscar aumentó y disminuyó con el tiempo. Estuvo nominado 5 veces por Days of Heaven (Malvick, 1979), The Mission (Joffé, 1986), The Untouchables (De Palma, 1987), Bugsy (Levinson, 1991), Maléna (Tornatore, 2000). Sobre cada derrota dio su opinion. “Definitivamente siento que debi ganar por The Mission, sobre todo si consideras que el ganador de ese año fue Round Midnight, que no era un score original”, le dijo a The Guardian en su ocasión sobre Herbie Hancock y su premio. El score de  The Mission es considerado hoy como uno de los mejores de todos los tiempos.

En el 2007 la Academia lo premió con un Oscar honorí­fico por sus “magní­ficos y multifaceticas contribuciones al arte de la música para cine”, premio entregado, estratégicamente, por Clint Eastwood.

Para el gremio cinematográfico jamás fue necesario que un Oscar respaldara al ya multipremiado compositor.

En el año 2014 compuso el score de The Hateful Eight de Tarantino, pelicula que lo hizo hacer música western después de décadas. Fue nominado al Oscar en 2016 y, despues de 60 años de carrera, se convertirí­a en su primer reconocimiento de la Academia por score original.

Es imposible nombrar todos los honores, premios y distinciones que Morricone ha juntado a su pasillo de reconocimientos en su casa en Italia, asi como es imposible que alguna persona en el mundo no lo haya escuchado jamás, con una venta aproximada de 70 millones de discos. Es criticado hasta el dia de hoy por mezclar la música “seria” con la popular, la de vanguardia con la experimental. Pero así­ ha logrado ser catalogado con el mas importante compositor para el cine, o incluso ser el pionero en esa categorí­a, y ha estado entre la corriente de música de ventas masivas y la música de salón, en otras palabras entre lo corriente y lo fino, ganando prestigio y fama. No en vano un gran grupo de músicos reconocidos mundialmente hicieron un album en honor a él en el 2007.

Al hablar de “Dan Savio”, como, gracias a Leone, llaman a Morricone en algunos casos, se debe mencionar a dos directores que, quizá, popularizaron a al compositor italiano en dos épocas y distintos contextos.

Precisamente Sergio Leone fue compañero de clases de Ennio. Para 1964 ya era reconocido en Italia como director de cine gracias a su trilogí­a cinematográfica del Dólar, la cual dio paso al convenio con Morricone. Leone, técnicamente, estuvo caracterizado por los frecuentes close up pre duelos y sonidos ensordecedores que acompañan las secuencias fotográficas que tanto aportaron al séptimo arte.

Hay que hacer también referencia a Quentin Tarantino, un fanático de Leone y como consecuencia, de Morricone. Una absoluta aspiradora audiovisual que absorbe lo malo y lo bueno por igual, reciclando un conglomerado intacto de la historia del cine en general. Desde Kill Bill: Vol. 1, al repetir técnicas visuales del mismo Sergio, se atrevió a reutilizar la música de Death Rides a Horse y asi rendir honor a dos grandes. Sin embargo, esto despertó el interés en una generación que ya habia olvidado a Morricone o que simplemente no lo conocí­a, quien a pesar de seguir trabajando en la música estaba en algun tipo de anonimato. Tarantino siempre quiso que El Maestro le compusiera un score original, lo cual no se logró hasta The Hateful Eigth, con la excepción de Ancora Qui, canción utilizada en Django Unchained.

* Fernanda Julio es estudiante de Comunicación Social de la UMA.

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