Eternas rivalidades del beisbol venezolano

Eduardo Antonio Vidal I.-

Caracas-Magallanes acapara la atención de la fanaticada. Foto: photopin (license)

Hablar de beisbol es hablar del gentilicio del venezolano. Es parte de la cultura, se lleva en la sangre. En cualquier calle de Venezuela es fácil encontrar a grupos de muchachos dando sus primeros pasos en el deporte, ya sea con una pelota hecha de papel, con cartones de jugos o con una chapa de refresco. El beisbol es Venezuela.

Mucho lo catalogan como el primer deporte del paí­s, pero lo que sí­ está claro es que cuando llega octubre todos están pendientes de sus equipos, de los peloteros que están dispuestos a jugar. Así­ poco a poco todos se contagian con la fiebre del primer pasatiempo nacional, el cual se remonta desde finales del siglo XIX, cuando llegaron a Caracas algunos estudiantes venezolanos provenientes de universidades en los Estados Unidos, quienes volvieron con bates, guantes, pelotas y otros implementos para la práctica de ese deporte. Luego, la influencia cultural ejercida desde el siglo XX por las empresas petroleras estadounidenses ubicadas en el territorio venezolano, contribuyó a la diseminación de la pelota en el paí­s.

Para los venezolanos el beisbol es pasión, alegrí­as y hasta frustraciones ante la derrota o los malos resultados que hacen sufrir al aficionado a veces más que al mismo deportista.

De la mano con los resultados del equipo favorito viene una especie de fijación que todo fanático tiene, una cultura que se lleva por dentro: con tal o cual equipo no se permite perder. Ya sea porque son de la misma ciudad o cercanas, con mucha historia, equipos ganadores, novenas con los mejores jugadores… Sea cual fuese el motivo las rivalidades deportivas a través de los años han trascendido el ámbito del beisbol.

Royal Criollos-Magallanes
Esta fue la primera gran rivalidad del beisbol venezolano, los dos equipos más populares para la época, cuya enemistad surgió a finales de los años 20, cuando los Navegantes del Magallanes retaron al Royal Criollos, considerado el “abuelo” de los actuales Leones.

Estas novenas contaban con las dos aficiones más famosas de Caracas, ambas separadas por pocas cuadras: la del Magallanes, con sede en Catia, y la de Royal, con su hogar en Sarria. El primer encuentro dio la victoria al Royal Criollos, que se impuso por una amplia ventaja. Fue tal la diferencia que los de Sarria declararon que no jugarí­an más contra los Navegantes, algo que cayó mal en el equipo de Catia, que lo enfrentarí­a tres años más tarde en una copa organizada por La Sastrerí­a Londres. La serie se la llevarí­a el Magallanes.

Ambas escuadras dejaron de existir en 1934, pero sus enfrentamientos marcaron una huella que permitió sembrar la pasión de la pelota en el corazón de todos los fanáticos.

Urbano Lugo marcó una época con los Leones. Foto: photopin (license)

Leones-Magallanes
La tristeza dejada por la desaparición del Royas Criollos fue superada en 1942, con la exitosa llegada del Cervecerí­a Caracas. Sin embargo, en 1952 los propietarios originales del equipo, agobiados por problemas económicos, decidieron vender la franquicia. Los nuevos accionistas, encabezados por Pablo Morales, rebautizaron a la novena como Leones del Caracas, que dio nuevo brí­os a la pelota criolla.

En 1941, y tras años fuera del panorama del beisbol, los Navegantes del Magallanes, de la mano de Carlos Lavaud, regresaron a los diamantes, lo que inmediatamente permitió reanudar la rivalidad.

Los Navegantes pronto se vieron acosados por penurias económicas, que lo hicieron desaparecer en 1956. La franquicia, bajo el nombre de Oriente y Orientales, se radicarí­a en Puerto La Cruz, hasta que en 1965 Antonio Istúriz recuperarí­a el nombre de Magallanes y harí­a regresar el equipo a la capital. En 1969 se mudarí­a a su nuevo hogar: Valencia.

Caracas y Magallanes dieron nueva vitalidad a su rivalidad, la cual durante décadas se ha robado las miradas de todos los fanáticos. Entre ambas franquicias acumulan 32 campeonatos de liga, 4 cetros del Caribe, y más de 760 encuentros disputados, con un saldo ligeramente favorable a los Navegantes. También se han enfrentado en tres finales que han paralizado al paí­s beisbolí­stico, dos de las cuales favorecieron a los filibusteros y una a los melenudos.

Estos dos equipos son en gran parte responsables de que el beisbol venezolano tenga un gran prestigio, tanto así­ que este clásico es reconocido al nivel mundial.

Pastora-Gavilanes
Zulia, ávida de beisbol, vio nacer la otra gran rivalidad histórica del béisbol venezolano: Pastora y Gavilanes. Este último, fundado en 1932 por los hermanos Ernesto y Luis Aparicio Ortega, pronto se convirtió en uno de los más exitosos de la época al imponer su dominio en la liga zuliana, donde logró conquistar 13 de 17 campeonatos. Pastora fue el único que logró hacer mella a la hegemoní­a de Gavilanes, ganando en ese perí­odo 2 tí­tulos.

En 1951 el circuito fue rebautizado como liga occidental de beisbol, torneo que también estuvo enmarcado por la rivalidad de estas escuadras. En 1954 el denominado campeonato rotatorio permitió enfrentar a estos dos equipos zulianos con los máximos representantes del centro, Caracas y Magallanes, campeonato que concluyó con la corona para Pastora.

Pronto las penurias económicas afectaron a la liga del Zulia, lo que llevó que Gavilanes, en 1960, y Pastora, en 1961, dejaran de existir. En la década de los 90 se intentó revivir el nombre de esta última escuadra, asentada primero en Maracaibo y después en Acarigua, pero la tratativa no tuvo éxito.

Zulia estuvo huérfano de un equipo puntero hasta que en 1969 las íguilas irrumpieron en el panorama del beisbol venezolano.

Magallanes-Tigres
El 15 de octubre de 1965 nacieron los Tigres de Aragua, con sede en Maracay, un equipo muy importante para el béisbol venezolano, que, por la cercaní­a con Valencia, pronto iniciarí­a una rivalidad con los Navegantes del Magallanes, denominada “El clásico de la autopista”. Ambas novenas se han enfrentado cuatro veces en instancias finales, en las que han repartido honores.

La rivalidad entre estas escuadras ha sido reforzada por la gran cantidad de figuras que han jugado con ambos equipos, como Oswaldo Olivares, Juan Carlos Pulido, ílvaro Espinoza, Carlos Garcí­a, Ronny Cedeño, entre muchos otros.

La guerrilla de La Guaira escribió páginas de gloria. Foto: photopin (license)

Leones-Tiburones
En el año 1962 se fundarí­a uno de los equipos más reconocidos en el beisbol venezolano: los Tiburones de la Guaira, que llegaron de la mano de José Antonio Casanova, quien por un bolí­var comprarí­a la franquicia de Pampero y formarí­a un equipo que se ha logrado alzar con 7 tí­tulos de la LVBP y ganar el afecto de una de las aficiones más coloridas de la pelota criolla.

Los Tiburones fijaron su sede en el Estadio Universitario, hogar que comparten con los Leones del Caracas, con quienes disputan el derby capitalino, también conocido como el enfrentamiento de los rivales modernos.

Ambas franquicias han disputado cinco finales, tres favorables a los escualos y dos a los melenudos, aunque la última, la de 1987, quedará por siempre en el recuerdo por el histórico no hit no run que Urbano Lugo Jr. le propinó a los Tiburones para llevar a los Leones al tí­tulo.

* Eduardo Antonio Vidal I. es estudiante de Comunicación Social de la UMA.

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