Francelis Carupe.-

La crisis política, social y económica que atraviesa Venezuela se ha profundizado. El Tribunal Supremo de Justicia y la Asamblea Nacional están enfrascados en un enfrentamiento institucional, y el Consejo Nacional Electoral detuvo el proceso para llevar a cabo el referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro y tampoco ha iniciado los preparativos para realizar las elecciones de gobernadores, cuyos períodos vencen este año. Mientras tanto la inseguridad, la escasez de alimentos y de medicinas se ha incrementado, y el descontento de los ciudadanos crece.
En los últimos años no se han podido establecer acuerdos y soluciones entre los actores políticos, del gobierno y de la oposición, pero evitar que el conflicto derive hacia caminos violentos necesita alcanzar un orden institucional y de gobernabilidad que solo se podría alcanzar a través de la aplicación de medios pacíficos para la resolución de controversias y así lograr un orden institucional y de gobernabilidad.
En entrevista con Pluma el politólogo Guillermo Moreno afirma que negociar es “la herramienta idónea, institucional, para evitar un conflicto mayor”. Explica que siempre se debe tener presente el escenario de crisis por el que atraviesa Venezuela, y aunque todos están padeciendo las mismas situaciones de angustia, nadie quiere ir a una “guerra civil”.
Para garantizar la estabilidad democrática debe prevalecer la buena voluntad por ambas partes. Mediante este proceso se permite otorgar garantías mutuas a todos los grupos de la sociedad.
Las negociaciones son procesos que dan resultados a mediano y a largo plazo y que avanza a medida en que se genera respeto y confianza, además de crear nuevas expectativas positivas entre las partes.
En el proceso de negociación hay tres etapas: el primero es el pre-diálogo, en el que cada uno de los actores presenta sus temas y determina cuáles son los puntos en los que se requiere un acuerdo. En Venezuela el gobierno y la oposición dieron este paso el pasado 30 de octubre, cuando fijaron una agenda con diferentes inquietudes a tratar.
La segunda fase es el diálogo como tal, en el que ambas partes se sientan en la mesa para arribar a una serie de conclusiones. Mediante este hecho se demuestra que ya ha existido una negociación. Por último presentan cuáles fueron los acuerdos establecidos para ejecutarlos.
A pesar de que en Venezuela los actores políticos pasaron por estas etapas, aún no se ha cumplido con nada de lo acordado: libertad para los presos políticos, regularización de la situación de los diputados de Amazonas, medidas para solucionar el desabastecimiento de alimentos y medicinas, y designación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral.
El politólogo Iván Nieto señala que en la teoría de la negociación existe una relación competitiva, y, a su juicio, fue la que aplicó el gobierno. “Fueron al diálogo a establecer sus condiciones y lograron lo que querían: cambiaron las palabras de presos políticos a personas detenidas; lograron que fuese una declaración conjunta, que no se hicieran más protestas, y que no hubiera referendo revocatorio”.
La crisis política del país afecta a todos los sectores de la sociedad y en el diálogo deberían estar presentes las partes más involucradas. Moreno resalta que “hay instituciones que no deberían participar, como por ejemplo los militares. Ellos no pueden ser partidistas. Sin importar el resultado del diálogo, los militares tendrían que acatar, no deberían tener esa injerencia o participación política”.
Nieto insiste que se debe dar una negociación para acabar con “el hambre, la inseguridad desbordada, la gente haciendo colas, la escasez de medicinas”. Enfatiza que una causa política se volvió una gran consecuencia social.
“La política está para servir a la gente, la política está dada para darle respuestas a la sociedad, si no le das cuenta a la sociedad hay un gran fracaso social”, concluye.
* Francelis Carupe es estudiante de Comunicación Social de la UMA.