Una habitación digital | Diseñadores y curadores

Daniela Benaim.-

La moda no se ha cerrado al mundo interconectado. Foto: photopin (license)

Tradicionalmente la tarea de la curadurí­a se reservaba a una élite de intelectuales y académicos expertos. Hoy en dí­a se observa un aumento significativo del uso del término, hasta tal punto que ha trascendido del ámbito museí­stico. Ante el actual bombardeo informativo se demandan gatekeepers que realicen una previa selección y edición de contenidos. En este sentido se puede decir que ya no son pocos los que llevan a cabo esta labor: desde el creador de una lista de reproducción (playlists) hasta el que publica en Instagram imágenes materializadas por otros pueden entrar en la categorí­a.

Las redes sociales están reinventando la industria y consumo de la cultura. Gracias a internet cada vez hay más curadores. Incluso muchos artistas exhiben y venden directamente sus trabajos al cliente.  Y el ámbito de la moda no es la excepción. El mismo Karl Lagerfeld ha fotografiado las colecciones de Chanel y Fendi, dirigido los fashion films de las dos casas de lujo y concebido diversas exposiciones. A su vez, cuando Hedi Slimane ocupaba la dirección creativa de Saint Laurent, fue el encargado de capturar con su lente las campañas de la marca.

Sin intención de ahondar en el complejo debate de  si una prenda de ropa merece la distinción de obra de arte o no –cuando en la mayor parte de los casos se trata de un objeto de carácter utilitario y fines comerciales–,  hay que entender la moda como un forma de lenguaje, una expresión con significado.

Cada colección dice mucho sobre el ethos de su creador, sobre el espí­ritu y carácter del diseñador. En una entrevista para AnOther Magazine, Miuccia Prada le compartió al curador de la galerí­a Serpentine Hans Ulrich Obrist un consejo para los jóvenes interesados en el campo. “Estudia moda, estudia cine, estudia arte y después de esto estúdiate a ti mismo”, le dijo, declaración que guarda congruencia con la abundancia  de referencias culturales en sus desfiles. “Una vez alguien me preguntó ‘¿por qué el arte? ¿Por qué la moda?’, y yo le dije ‘Porque son mis instrumentos.’ Si fuera un médico, utilizarí­a la ciencia disponible. Son instrumentos cognitivos utilizados para hacer a las ideas accesibles”, afirmó.

Actualmente podemos aproximarnos aún más a la visión del mundo del artí­fice. Diseñadores como Marc Jacobs, Alber Elbaz, Nicolas Ghesquiere y Donatella Versace – solo para nombrar algunos– comparten en sus cuentas personales desde selfies y fotos detrás de cámaras, hasta sus fuentes de inspiración.

Para la realización de cada edición la publicación de moda bianual A Magazine Curated By –un proyecto iniciado en 2001 por el belga Walter Van Beirendonck, destacado en el mundo de la indumentaria– le cede la batuta a un diseñador o firma internacional para que desarrolle de forma auténtica el contenido de la revista y personalice cada una de las páginas con su estética, valores, historias y pasiones. Martin Margiela, Yohji Yamamoto, Gianbattista Valli, Delfina Delettrez, entre otros, fueron algunos de sus editores invitados.

El más reciente número estuvo a cargo de uno de los hombres del momento, el director de Gucci Alessandro Michele. En esta oportunidad Hari Nef, Gia Coppola, Petra Collins –miembros de su cí­rculo de talentosos y constantes aliados– y otros colaboradores, conceptualizaron su interpretación de  Blind for Love (Ciego para el amor), un tema reiterado en el universo del artista.

* Daniela Benaim es profesora de la Universidad Monteávila.

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