Didiana Patricia Archila.-
El Estado de Derecho, la libertad económica y la noción de un Estado limitado son los tres pilares que se deben impulsar para rescatar la prosperidad del país, aseguró la gerente general de la asociación civil Cedice Libertad, Rocío Guijarro Saucedo, quien enfatizó que ante la actual situación de crisis, aparentemente insalvable, puede ser la ocasión para que Venezuela abandone el actual modelo económico y adopte otro que permita corregir el rumbo.
¿A qué se le atribuye la crisis que enfrenta Venezuela hoy día?
La crisis que enfrenta Venezuela es la producida por un régimen que ha fracasado tratando de imponer el socialismo populista, que no es otra cosa que la desconfianza o desprecio por la autonomía del individuo y la insistencia en politizar y planificar centralmente las actividades de una sociedad.
Sencillamente el socialismo es lo contrario a la comunidad, en su concepto pacífico y voluntario. La imposición gubernamental es la señal de fracaso de quienes no lograron liderar voluntariamente un tema o proyecto social. Si usted, al igual que yo, cree en la comunidad, en el liderazgo y en la ayuda a los más necesitados, no piense que es socialista. Sencillamente usted es humano. Politizar esas nobles intenciones provoca el efecto contrario: autoritarismo y subdesarrollo. Y por eso precisamente el socialismo fracasa. Y eso es lo que se vive en el país hoy en día: fracaso, miseria, pobreza, desabastecimiento, escasez, inflación, inseguridad, en fin, los males que el socialismo produce.
¿Cuál es el primer problema de orden económico que enfrenta en país?
Producto del modelo que se ha impuesto en Venezuela, la crisis económica es de las más graves que ha sufrido el país en su historia republicana. Son varios los problemas de orden económico. El más grave es la inflación, que ya en Venezuela ronda la hiperinflación. Impuesto perverso producido por gobiernos ineficientes, que elimina el valor de la moneda y los salarios pierden poder adquisitivo. La inflación erosiona igualmente la acumulación de capital y la creación de riqueza, ya que la gente carece de incentivos para ahorrar e invertir. Generalmente las hiperinflaciones provocan que la gente saque su dinero del país, lo que empobrece aún más a la sociedad.
Venezuela es un claro ejemplo de cómo las malas políticas económicas conducen a la pobreza. Los economistas clásicos distinguían entre tres factores de producción: tierra, trabajo y capital y solo con la cooperación y coordinación entre estas eran necesarias para la creación de riqueza y eso no existe en estos momentos en el país.
¿Qué papel tienen los controles de precios?
Los controles de precios son contraproducentes porque tienden a paralizar la producción y la inversión. Apenas se imponen, incentivan la demanda y desincentivan la oferta, crean condiciones para la corrupción e implantan costos administrativos enormes para gobernantes y gobernados, que al final, de alguna manera los paga el consumidor. Terminan creando cementerios de empresas y colas para comprar, más caro, que es lo que está sucediendo en Venezuela.
¿Qué propuestas hace Cedice Libertad al respecto?
Desde Cedice Libertad hemos impulsado una serie de propuestas para rescatar la prosperidad. Se dividen en tres grandes temas, que la organización ha estado estudiando a lo largo de sus más de tres décadas de existencia: el Estado de Derecho, la libertad económica y la noción de un Estado limitado.
Eso incluye la independencia y equilibrio de poderes públicos, un sistema de justicia sano, el respeto a la propiedad privada, el desmontaje de los controles de precios, reinstaurar la liberta cambiaria, revertir el decreto de inamovilidad laboral para flexibilizar la legislación en la materia, controlar el gasto público social, restringir la emisión de dinero sin respaldo, descentralizar para aumentar la eficacia y lograr el apoyo del sector privado, que es fundamental.
¿Considera que la administración actual puede aplicarla con eficiencia?
No, porque su naturaleza es controlar al ciudadano y limitar sus libertades. No entienden porque esos regímenes no conciben que el único mecanismo capaz de coordinar cientos de miles de actividades simples y complejas hacia la elaboración de bienes que eleven la calidad de vida del consumidor final es el mercado. Y es a través del sistema de precios que se reflejan millones de gustos, preferencias y disponibilidad de bienes productivos y de consumo. ¿Es perfecto? Nada humano lo es. Sencillamente no hay reemplazo para el sistema de precios, que refleja las prioridades sociales y guía el proceso económico. Intentar sustituirlo con planes nacionales, regulaciones económicas o expropiaciones y violaciones a los derechos de propiedad es un esfuerzo vano y económicamente destructivo.
* Didiana Patricia Archila es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.