Incremento de la pobreza apuñala a la educación pública

Francisco Coronel Mejí­as.-

La pobreza incide directamente en la calidad de la educación. Foto: photopin (license)

Sin vacilación puede afirmarse que la educación es uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad. Educándose el ciudadano se forma, y forma, de igual manera, los criterios necesarios para desenvolverse correctamente en su dí­a a dí­a y con relación a sus semejantes. Una sociedad educada y culta está instalada en el progreso.

Para que pueda desarrollarse el sistema educativo, especialmente el público, el Estado debe contar con el presupuesto indicado que le permita materializar sus objetivos. Sin embargo, cuando la pobreza de un paí­s se acrecienta, el dinero escasea y la educación, sin poder hacer nada para impedirlo, se ve afectada negativamente.

Al realizar un análisis de la Memoria y Cuenta presentada en el 2015 por el Ministerio de Educación, el informe anual de la organización no gubernamental Provea determinó que la situación del sistema de instrucción primaria y media se ha agravado, pues cada vez es mayor el incremento de la deserción escolar y menores los nuevos ingresos.

Son diversas las variables que inciden en esta problemática, subrayó Fernando Pereira, director de la organización no gubernamental Cecodap.

Mencionó que hay una situación social por parte de las familias, las cuales comienzan a reconsiderar que sus hijos asistan a clases por los costos implicados o para que aporten a los ingresos incorporándose al mercado de trabajo.

Destacó que la merma de ingresos se traduce en docentes mal pagados, que deben ejercer varios trabajos para subsistir y no tienen tiempo para generar una educación de primera calidad. Señaló que existen problemas a nivel de infraestructura, en la falta de insumos materiales y de la planta fí­sica.

El director de Cecodap indicó que el crecimiento demográfico histórico en Venezuela no se ha visto acompañado por un mismo aumento en cantidad de instituciones escolares. Aseguró que este es un problema cuya solución es prioritaria, ya que careciendo de estos espacios para la educación siempre habrá estudiantes que queden por fuera. Comentó que deben explorarse medidas alternativas para apuntar a aquella población que no puede estar institucionalizada, como programas no convencionales, similares a los aplicados en los años 80 a nivel de la educación inicial, que posibiliten llegar a través de maestros itinerantes, promotores comunitarios o sociales y madres cuidadoras.

El presidente de la organización no gubernamental Asamblea de Educación, Tulio Ramí­rez, manifestó que, aparte de la multiplicación de aulas y la ampliación de la infraestructura, es necesario establecer polí­ticas de compensación que permitan igualar las oportunidades de estudio para los menos favorecidos. Dijo que se debe reinstalar el programa de alimentación escolar y fijarse un plan de becas que ayude a que las familias no retiren a los niños de las escuelas.

Enfatizó que tiene que haber una revalorización de la educación como una herramienta de ascenso social, porque, según advirtió, un factor grave es que actualmente en el paí­s no se le da tal relevancia al sistema de instrucción.

“Los profesionales recién egresados hoy en dí­a ganan prácticamente igual que aquellos que no son profesionales”, apuntó Ramí­rez, quien explicó que esta revalorización de la educación no puede darse con una medida administrativa o resolución ministerial, sino que tiene que ver más con la recomposición total del paí­s, de sus valores y su aparato productivo.

Según Pereira, la escuela sigue siendo, para los estudiantes, un espacio de protección por los altos niveles de violencia que existen en la nación, y continúa brindando oportunidades para que los jóvenes puedan desarrollar destrezas básicas y habilidades sociales que les permitan desenvolverse en la sociedad.

Para dar a entender a la población los valores de la educación y la existencia real de una diferencia entre ser educado y no serlo, el director de Cecodap aseveró que “tiene que haber un gran acuerdo nacional, una apuesta por la educación como un medio fundamental”.

“No vamos a poder avanzar como paí­s si efectivamente no hacemos una apuesta por la educación.”, aseveró.

El presidente de Asamblea de Educación argumentó que, antes de que la población pueda comprender la importancia de la educación, el Estado venezolano y el gobierno tienen que comprender que el desarrollo de un paí­s no se debe dar gracias a la aparición fortuita de recursos naturales, sino a través del trabajo productivo, de la generación de conocimiento, y el desarrollo de la ciencia y tecnologí­a aplicada a la producción. “Solamente cuando una sociedad asume el conocimiento como palanca de desarrollo, se revaloriza la educación”, acotó.

Mientras que el gobierno vea a la educación como un mero instrumento de ideologización y control polí­tico, no hay manera de que la sociedad la observe como un mecanismo de ascenso social, dictaminó Ramí­rez.

Pereira aseguró que no hay duda de que aquellos que se ven más afectados por el incremento de la pobreza en el sector educativo son los estudiantes de las escuelas públicas, que es donde están mayoritariamente los niños y adolescentes provenientes de sectores pobres y sectores medios-bajos, los cuales hacen uso de los servicios sociales que desde hace años se han venido deteriorando y que en sus hogares no cuentan con las herramientas para subsanar aquello que no reciben en las escuelas.

Es necesario desarrollar una polí­tica social con la que se puedan contener los efectos de la crisis, para poder así­ ayudar a los estudiantes de menos recursos, aseveró Pereira.

Ramí­rez recalcó la necesidad de impulsar polí­ticas compensatorias. ”Si el muchacho vive en una zona muy lejana de su institución, garantizarle el transporte escolar. Si el problema es que no tienen recursos para la alimentación, garantizarles el programa de alimentación escolar, transitar un programa de becas, por ejemplo. Es decir, garantizarle condiciones para que puedan desarrollar su vida escolar, y sobre todo crear condiciones para que la escuela se convierta en un centro de calidad, y no la pobre educación que tenemos para los pobres.”.

Pereira afirmó que en el paí­s hay más de un millón de niños y adolescentes fuera del sistema escolar, grupo especialmente vulnerable que requiere de una atención especial, sobre todo tomando en consideración que actualmente Venezuela atraviesa una época donde se registra un incremento en los í­ndices de violencia, embarazo adolescente, agresiones de distinto tipo y adicciones.

Para el director de Cecodap, en materia educativa se proyecta un futuro negativo, aunque afirmó que existe la posibilidad de tomar los cambios y hacer los giros necesarios para revertir esa tendencia.

“Creemos que no hay algo inamovible, creemos que no es un destino que fatalmente nos tocará, pero que efectivamente tienen que tomarse decisiones para que no tengamos una educación de segunda, tercera o cuarta, sino que podamos generar condiciones de igualdad y una educación que sea útil, que sirva, y que forme ciudadanos para competir y ciudadanos para producir”, comentó.

Ví­deo: Marí­a Gabriela Jiménez.

* Francisco Coronel Mejí­as es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.

* Marí­a Gabriela Jiménez es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pluma