Dahiling Espinoza.-
La dificultad para la conservación ambiental en Venezuela radica en que aunque sobre el papel hay políticas que regulan esta materia, en la práctica nadie acata las normativas. “El problema está en que la autoridad solo tiene el uniforme pero no la ejerce, y si tu no la ejerces yo no te voy a respetar como ciudadano. Sin embargo si fuese más contundente la acción de la sociedad otro gallo cantaría en nuestro ecosistema natural”, lamentó la presidente de la Fundación Avista, Gizkale Garay Díaz.
El incumplimiento de las políticas pro-ambientales aumenta la posibilidad de que se generen daños al ecosistema que eventualmente puedan provocar catástrofes en el medio ambiente, bien sea por un fenómeno natural o por la acción humana. Por ello es indispensable la valoración de la fauna y la flora, la cual posee una biodiversidad enorme y que, si se pierde, incidirá negativamente en la propia salud de los seres humanos. En la medida en que la población comprenda que las actividades realizadas de forma irresponsable repercuten en el mañana podrá empezar a tomar conciencia y buscar propuestas que contrarresten las dificultades.
En Venezuela hay una diversidad de normativas ecológicas que fija la política del Estado para el tratamiento de la biodiversidad de habitas y ecosistemas. Sin embargo, muchas veces estas iniciativas no son respetadas.
Garay Díaz enfatizó la importancia de un cambio de conciencia, la cual, según indicó, solo se podrá lograr si los jóvenes, los que formarán parte de las futuras generaciones, se sensibilizan frente a este tema.
La política ambiental está estrechamente relacionada con otros sectores, cuyas decisiones y programas influyen directamente en sus resultados, por lo que se requiere un alto nivel de coordinación. Las políticas de infraestructura, económica, agrícola y la ordenación del territorio se entrecruzan con la ambiental. Alcanzar congruencia en estos temas es una meta ambiciosa por lo que se requiere de un alto nivel de trabajo disciplinado.
Los problemas del medio ambiente son a largo plazo y las decisiones que se tomen pasarán factura en el futuro. Hay temas a nivel local o regional, pero también a escala global, que requieren soluciones internacionales. Es un trabajo de hormiga que lleva mucho tiempo, y más en un país, como Venezuela, donde las políticas ambientales no se respetan y las personas tienen la certeza de que la sanción difícilmente va a tocar su puerta.
Garay Díaz resaltó la importancia de actualizar la legislación ambiental a los nuevos retos ambientales que se puedan presentar. Sin embargo, indicó que en Venezuela muchas veces la normativa no mantiene un ritmo adecuado, cónsono con nuevas realidades.
* Dahiling Espinoza es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.