Gloria Suárez.-
El valor del mérito, como vía para el desarrollo del ser, es la consideración del estatus de las personas en el desempeño de todas sus funciones con responsabilidad, solidaridad, amor, compromiso y eficiencia en las diversas tareas y cargos que va ejerciendo a lo largo de su trayectoria personal y laboral.
En este sentido, para que el mérito sirva en el desarrollo del ser, además de los conocimientos académicos, se requiere considerar diversos ámbitos, como las virtudes personales y sociales, rectitud moral, años de experiencia, compromiso profesional, talentos, idoneidad legal; es decir, un perfil integral, ya que de esto depende, en gran medida, el éxito, crecimiento armónico y las relaciones interpersonales en los lugares de trabajo, empresas tanto públicas como privadas, hogares y/ o la sociedad.
Por consiguiente, en la vida de los seres humanos es necesaria la realización personal y profesional, a través de una sólida preparación y sana competencia, fundamentándose en la justicia, la eficiencia y la promoción de la paz.
Sin embargo, actualmente en algunos ámbitos, es común observar cómo se atenta contra el mérito y la estabilidad organizacional, por ejemplo, se asciende a personas que carecen de méritos y conocimientos suficientes para desempeñar sus labores en la sociedad; este sistema afecta a los seres humanos, la calidad del servicio que se ofrece, el ambiente laboral y el alcance eficiente de la misión y tarea que ejerce.
De igual manera, algunos medios de comunicación, e instancias superiores, pretenden avalar y justificar acciones contrarias a la ley, intentando desacreditar a personas idóneas y/o acreditar a las inapropiadas, asimismo, el amiguismo y los intereses personales, influyen en la toma de decisiones poco ejemplares, que violentan los méritos del prójimo, impidiéndole defender sus derechos e incluso exponer sus puntos de vista.
En este sentido, se hace ineludible que se forme a los hombres desde la más temprana edad, a través de una educación familiar y escolar basada en principios éticos, ya que la formación en valores y la conciencia individual son los cimientos fundamentales de los futuros ciudadanos del mundo a construir, es por ello, que los padres y docentes, son modelos mediante los cuales, se proyecta la sociedad que se aspira: más justa, donde las personas puedan progresar, expresar sin coacción sus ideas y convicciones, respetando la pluralidad del pensamiento, aun por encima de intereses parcializados.
En consecuencia, el valor del mérito, como vía para el desarrollo del ser, se alcanza a través de la formación ética, el ascenso justo producto del legítimo reconocimiento de los logros obtenidos con esfuerzo, a través de las buenas obras, virtudes, estudio, trabajo eficaz, búsqueda sistemática y responsable de la perfección en pro del servicio eficiente al prójimo, mediante el esfuerzo personal constante, de tal manera que dicho paradigma de vida sirva de ejemplo a la sociedad.
*Gloria Suárez es profesora de la Universidad Monteávila