Asunción Cabezas.-
Tenía el presentimiento de que detrás de aquella puerta de madera estaba mi futuro.
Aunque no era muy honorable de mi parte hacerlo, confieso que ese día acerqué el oído a la puerta para escuchar lo que hablaban.
De pronto, la puerta se abrió… y como no me lo esperaba, el corazón casi se me salió.
Cada uno de los miembros de mi familia me miraba fijamente como si quisieran decirme algo.
El «chashitsu» (que es como llamamos en Japón al espacio en donde se realiza la ceremonia del té) estaba impecablemente preparado para aquel momento.
Un maravilloso ventanal dejaba entrar la luz del jardín que rodeaba a nuestra casa.
Mi otoosan (que es como se dice papá en japonés) me dio la bienvenida.
Estaba por comenzar el Chanoyu. La ceremonia del té.
El Chanoyu 茶ã®æ¹¯ es uno de los rituales más tradicionales, cuyo origen proviene del budismo Zen.
En ella, se siguen cuatro principios fundamentales.
La armonía å’Œ (wa), el respeto 敬(kei), la pureza 清 (sei) y finalmente la tranquilidad 寂 (jaku), que sólo se logra con la paz mental.
En Japón pensamos que este momento hay que atesorarlo, porque es algo irrepetible que te da la vida.
De pronto, todos cerraron los ojos como un acto de absoluta paz.
El momento de la meditación había empezado.
Entonces, mi padre dijo: Joshi. ¡Ya eres una señorita!
Estudiarás en la universidad el cuidado de los niños, la nutrición y todo lo concerniente con ser una mujer de su hogar.
La ceremonia debía representar para mí un ritual de reflexión y autoconocimiento.
Pero no fue así.
Quería gritar que mi gran sueño era ser ingeniero.
Y como si la naturaleza estuviera de mi parte… de pronto, empezó a caer una tormenta.
Llegué a pensar que aquello era un reclamo del cielo, por no tener la valentía de decir a los cuatro vientos lo que sentía.
Esta historia es producto de la ficción
¿Sabes cómo son los estudios universitarios en Japón?
El sistema de educación superior en Japón constituye una parte integral de la cultura y política del país.
Aunque parezca mentira los estereotipos de género muchas veces acaban marcando la forma de vida de las personas.
A las mujeres se las considera responsables del cuidado de los demás, cursando estudios relacionados con dicho rol, en el ámbito de educación o en el de la salud, por ejemplo.
Los hombres, por el contrario, escogen carreras más científicas y tecnológicas, estudios que permiten acceder a puestos de trabajo con salarios más elevados.
A pesar de los intentos legislativos realizados en los últimos años por el gobierno nacional para promover la actividad económica de las mujeres, Japón ocupó un puesto lamentable en el índice de desigualdad de género del Foro Económico Mundial en 2018: 110 de 149.
Disminuir la brecha de género todavía es una tarea pendiente en Japón.
Fuente: Tercera Educación Moderna de las mujeres Japonesas: Una mirada retrospectiva y prospectiva. Foro de Educación.
*Asunción Cabezas es profesora de la Universidad Monteávila