Centros educativos del municipio Sucre del estado Miranda reportan problemas de agua y falta de docentes
*Isabella Guerrero
Tras el anuncio del presidente de la República, Nicolás Maduro, con respecto a la normalización de las clases presenciales en todo el país, algunos de los centros educativos de la urbanización La California Norte, en el municipio Sucre del estado Miranda, muestran una realidad distinta.
“A partir de la semana que viene ya vamos a normalizar las clases al 100%. El experimento nos salió bien y ahora vamos full clases y vamos a avanzar en la recuperación de todas las escuelas”, aseguró Maduro, pero los testimonios de alumnos y maestros de la referida zona cuentan otra historia.
En el caso del liceo José Cortés Madariaga se vive una situación particular, pues las tuberías de aguas colapsaron, debido a una colisión interna entre las tuberías y las raíces de los árboles, lo que afecta a los vecinos y a otras instituciones educativas de las adyacencias.
Luis Acosta, director del plantel, expresó su preocupación porque los alumnos solo asisten dos días a la semana a clases, y aunque el Jefe del Estado hable de 100% de presencialidad, será una meta imposible de cumplir no solo para el liceo José Cortés de Madariaga, sino para otros planteles públicos de La California Norte.
Los estudiantes del Cortés Madariaga reciben ocho horas de clases semanales, y deben asistir en días distintos para reducir el aforo en los salones. De esta manera, los de primero y segundo año tienen clases solo los lunes y miércoles; los de tercero y quinto año los martes y jueves, y los de cuarto año de bachillerato asisten los miércoles y viernes.
Todo esto se debe al colapso de las tuberías, lo que ocasiona un grave problema en los baños del liceo. Apenas, uno de los sanitarios está disponible en toda la estructura, y es compartido entre niños, niñas y maestros.
“Solo uno de los baños funciona, pero prefiero no entrar, es muy antihigiénico, así que espero hasta llegar a mi casa”, comentó Anyeike Perozo, estudiante del tercer año de bachillerato.
La matrícula de alumnos es de 460 niños, por lo que “utilizar el mismo baño entre todos es una situación extremadamente complicada”, según Yesenia Quijije, docente de biología.
Este baño cuenta con un contenedor de agua que funciona para lavar sus manos o limpiar sus necesidades, lo que dificulta la efectividad de las medidas de bioseguridad, ya que todos utilizan el mismo líquido.
Esleiter Navas, estudiante de quinto año de bachillerato, expresó que, junto a sus compañeros, se han visto en la necesidad de utilizar guantes para no ensuciar sus manos, y así no tener que acudir al baño.
Así, 40 % de las instalaciones están disponibles para los alumnos. Además de los sanitarios, la mayoría de los salones y el área de la cantina tampoco se encuentran aptos para su funcionamiento, lo que complica aún más el regreso a la presencialidad.
El liceo José Cortés Madariaga pertenece a la gobernación del estado Miranda y a pesar de que han buscado que ésta les brinde apoyo, no han obtenido respuestas.
Acosta explicó que no pueden costear cisternas de agua y el mantenimiento de las tuberías, porque es una institución pública y si la gobernación no se encarga, no hay quien otorgue ese dinero.
Ausencias que contribuye al caos
Por otra parte, la falta de profesores en el plantel se ha convertido en otro obstáculo para la formación de los estudiantes, en vista de que existe ausencia para las áreas de educación física, química, castellano, inglés y matemática.
Ingrid Gutiérrez, educadora del área de sociales, recalcó que la falta de profesores genera indisciplina, desidia, caos, malos hábitos y afecta a la formación, pues se gradúan con una preparación deficiente.
Agregó: “Los niños llevan una vida muy difícil y estar aquí no se les facilita, se nos desmayan alumnos en los actos cívicos, en los salones, llegan con tragedias de que asesinaron a sus familiares, o que los metieron presos. Esos niños no se merecen una educación tan deficiente, merecen lo mejor para salir de todo esto”.
Los propios alumnos ya resienten las carencias. Anyeike Zambrano, estudiante de tercer año de bachillerato, comenta que le gusta su liceo, pero “no siento que me esté preparando lo suficiente, no creo que esté aprendiendo con tan pocas horas de clases a la semana y con la falta de maestros”.
Esta disminución del personal se explica por el bajo sueldo que reciben por su trabajo. El salario de un maestro es, en promedio, de 82 dólares mensuales, por lo que la mayoría de los docentes se ha visto en la necesidad de buscar empleos remotos para mejorar su calidad de vida.
*Isabella Guerrero es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila
Es un reportaje que ausculta la realidad de una localidad mirandina y pone en evidencia cómo el periodismo debe estar atento a estas cosas.
Excelente reportaje esa es la pura verdad