Personalismo III

Rodolfo Bolívar

Rodolfo Bolí­var.-

Rodolfo Bolí­var

Nos enfrentamos hoy a un mundo con herencia existencialista, positivista y cientificista, que solapa la verdad a ideas objetivas y pensamientos desarrollados desde perspectivas filosóficas en su mayorí­a, pero que hoy surten al caudal ideológico socio-cultural que nos hace estar frente a una descomposición moral-humana grande y amenazante. Los valores y las virtudes humanas no son la cota de referencia, la existencia de Dios y la fundamentación metafí­sica del hombre están abiertamente cuestionados.

            Para enfrentar esto se debe ir desde lo fenomenológico hasta lo experiencial, demostrando ante estos públicos posmodernos, la existencia de una antropologí­a adecuada que subyace al mismo ser, volviendo al estudio de las vivencias/actuaciones humanas, los fenómenos en sí­, el acto/potencia del ser, las substancias/accidentes, que nos hagan entender y comprender la esencia metafí­sica del ser humano, llevándonos como personas humanas dignas, a un camino de una ética en esencia humana y con base en su misma naturaleza. 

            El centro del asunto trasciende el ámbito filosófico y se alimenta de él, es y debe ser la dignidad humana la base de todo análisis y sustento de la explicación futura de una humanidad sana, lejana a distorsiones de su sexualidad, de conductas no éticas e inclinadas al consumismo, la explotación y el utilitarismo, es en la reivindicación de la persona humana donde recae el futuro de la humanidad, que debe dejar ‘el tener de lado para pensar en el ser’, que enaltezca al hombre en su capacidad de reconocer la existencia de Dios y el saberse creatura.

             Una creatura que con su libertad participe del designio divino sobre su creación, normando su vida por principios éticos inherentes al ser y ofreciendo en el reconocimiento del otro una base para un mejor y sostenible desarrollo humano y social. El camino hacia ‘la civilización del amor’ propuesto por San Juan Pablo II en su pontificado, es largo, pero pasa por la responsabilidad de cada uno de los que creemos que la persona humana debe ser el í­ndice de medición de la misma existencia.

Rodolfo Bolí­var es director de la escuela de Administración de la Universidad Monteávila

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