Una crisis personal la llevó a emprender, desde entonces no na dejado de trabajar. En la actualidad recupera su clientela después del espacio dado por la pandemia. Hasta 600 empanadas se preparan en un día.
María D’Innocenzo.-
Enfrentar la vida con dos hijas luego de separarse de su esposo fue un reto para ella. Ahora vive su día a día entre guisos de carne mechada, molida y queso, y con más de 30 años amasando harina pan logró sacar a sus hijas adelante.
Yoraima Hernández, cabeza de familia y dueña de su propia empresa, llegó a la comunidad de los Bloques de Baruta a un apartamento pequeño y humilde que mantiene ordenado y limpio. Se aprecia cómo la cocina tiene 4 fogones extra a parte de las estufas, con calderos negros de lo “cura’o” que le dieron los años.
Oler a Guiso y fritura se volvió su perfume natural. “Aunque limpiemos todo y nos bañemos, siempre queda el olor a empanada”, comentó entre risas. Incluso luego de terminar las ventas, continúan cocinando para adelantar lo del siguiente día.
Trabajaba en Chicle Adams para vivir con sus hijas tras su separación, pero luego de 12 años la empresa cerró y ante esa situación desesperante de desempleo, con dos niñas que mantener, decidió emprender su negocio.
Iniciaba sus días antes que todos, a un cuarto para las 5 de la mañana a freír sin parar y salir a su puesto a las 6am para atender a todo el que pasaba.
La sobrina de Yoraima, Yura Hernández, explica que “el puesto originalmente era de su madre, quien vendía arepas y empanadas en el quiosco”. Sus padres al ver la situación que afrontaba su tía decidieron cederle parte del quiosco para que ella iniciara su negocio con algo de ayuda.
Durante los años ha conocido a todo tipo de gente. Yoraima señala que “trabajar con público le ha permitido conocer a todo tipo de gente”, hasta artistas como Servando y Florentino. Recibe personas de todos lados, desde La Guaira, Los Teques y Guarenas que emprenden viajes por sus empanadas, ubicada en la avenida principal de La Trinidad.
Sus hijas, Yaruma y Yelian González, mujeres de mediana edad, relatan cómo en su juventud veían a su mamá trabajar todos los días para que ellas pudieran estudiar en colegios privados y mandarlas a la universidad.
Tradición familiar
Ellas -luego de forjar su vida- volvieron a su hogar para apoyar a su madre que comenzaba a tener un éxito exponencial, a traer una perspectiva fresca al negocio con ideas y experimentos de sabores, y una visión tecnológica enfocada a las redes que la han impulsado.
Sus hijas se encargaron de registrarlo como compañía. “Le dimos seriedad, aprovechamos el boom de los puntos de venta en el 2016 por la falta de efectivo, contratamos más gente que se encargara de atender y manejar los ingresos”.
Yaruma González asegura que “es un compromiso de lunes a lunes, si un día no abrimos, la gente llega hasta la puerta a tocar y preguntar si hay empanadas” y que entrar a las redes les abrió muchas puertas.
Yelian González comenta con molestia: “A lo largo de los años y frente a la escasez, nos han llegado distribuidores de carnes de segunda, tuvimos que comprar harina pilada que sabía como a cal, pero a pesar de la crisis no bajamos la calidad; o se hace bien o no se hace”.
“2017 con las guarimbas también fue fuerte, un declive para el negocio donde las socias tuvimos que inyectar capital y confiar en el proyecto”, dijo su otra hija Yaruma.
El optimismo la ha ayudado a superar los malos momentos, las crisis del país, el desabastecimiento y la escasez y ahora la pandemia, que ella superó con constancia y empeño.
La dinámica cambió, Yoraima pasó de ser la única, a tener a 15 empleados. “Aquí todos hacemos lo que sea necesario”, aseguran las hijas, quienes se dedican a preparar el guiso, llevar las redes, los ingresos y hacer empanadas si hace falta.
Con la pandemia estuvo más de un mes viviendo de los ahorros por el miedo al virus. Comenta: “Antes hacía más de 600 ventas en un día”, dice triste Yoraima, y al reanudar solo vendía unas 50 empanadas.
Pero había una luz al final del túnel y una llamada especial de “PedidosYa” invitándolos a formar parte de la plataforma les dio un impulso. Asegura: “Fue un total éxito que nos ayudó a subir los números y alcanzar más de 400 ventas de empanadas a 1,5$ y 2$”, señaló la dulce mujer, muy emocionada.
El ambiente de ese hogar humilde está cargado de amor y unión, una familia que junta ha enfrentado todos los obstáculos, adaptándose a los cambios y dándole a cada cliente un poquito de amor con cada empanada.
“Tenemos una tradición, el primer domingo de diciembre donamos todos los productos que los clientes pidan, como una forma de retribución a su lealtad y apoyo incondicional”. Una tradición que tiene casi la edad del negocio, planteada por Yoraima, quien, con todo su éxito, sigue siendo una mujer sencilla y agradecida con la gente que la rodea.
Orgullosa de pertenecer a esta familia de emprendedoras y de buenas personas son exitosas no solo por su trabajo si no por el afecto con que lo hacen no se tocan el corazón para brindar una mano amiga a su conciudadanos y asi mismo a las mascotas y todo aquel que toca las puertas de casa y de sus corazones siempre es recibido con bendiciones y una gran sonrisa. Su humildad lo caracteriza como gente de verdad y gente asà son invaluable. Orgullosa de mis primas y siempre agradecida por tanto amor y un orgullo haber pertenecido a su exitosa gama de empleados que sabe lo que es el trabajo de yora. Yelian y Yaruma González éxitos miles y siempre feliz de sus exitos.