Rodolfo Bolívar.-
Hay instantes en los que debemos asumir que no hay mucho que podamos hacer, no se trata de resignación, quizás se trate de entender nuestras limitaciones, nuestra finitud y simplemente comprender nuestra propia naturaleza humana.
Somos finitos y de alguna manera al exponernos a situaciones no controladas y fuera de orden cotidiano se pone a prueba nuestro valor como ser social, como ente responsable y como ciudadano ejemplar.
No es sencillo vivir desde las categorías sociales que te limitan o enmarcan las decisiones del día a día, de repente hace meses atrás el mundo entero se vio coaccionado por la pandemia del covid19 y tuvo que modificar su manera de vida, actitudes, patrones de consumo, formas de relacionarse, lo cual creo fue el punto más álgido de adaptación en toda esta escalada de cambios a los cuales nos vimos expuestos, muchos de los cuales nos fueron impuestos.
La mentalidad humana rota desde diversos conceptos de libertad, tolerancia, paz, aceptación, sentido, entre más categorías, que muchas veces pensamos conocer su significado, pero no siempre lo sabemos con precisión.
La retirada forzada humana y social que significó los meses de confinamiento fueron cuando poco una reconsideración de la forma de amar y manifestar amor, de relacionarse con el próximo, el vecino, el compañero, la cajera del supermercado, el joven dependiente de algún comercio de compra habitual y, sobre todo, con nuestras familias.
‘Dame una prueba de amor en el dolor’, parece habernos enunciado la vida repentinamente, y es una prueba de amor en lo personal y en lo profesional, en el desarrollar otra forma de relacionarnos sin mirarnos, sin ser humanos a diario, al no poder ser personas de relación, sujetos humanos de contacto, seres sociales.
Salir con tapabocas y tomando medidas sanitarias por temor a un contagio de un virus desconocido, poniendo en riesgo a nuestra familia, a ratos se nos antojaba como una película de ciencia ficción, e incluso desde diversas plataformas se podía ver viejas y recientes películas cuya temática era la infección de la humanidad con un virus mortal implacable, y con tristeza comprobamos que muchas veces la realidad supera con creces lo filmado, escrito o siquiera imaginado, nuestra atención se dirigió a sobrevivir y enfrentar lo desconocido.
Pero es eso desconocido lo que en muchos lugares del mundo fue novedad repentina, pero que quizás en otros profundizó crisis ya arraigadas y de difícil superación, de tinte político, económico, social y sanitario.
La relación social entre personas se ve limitada por la pandemia, pero también se limita por el egoísmo, el racismo, la envidia, la avaricia, la corrupción, la deslealtad, la traición, el aprovechamiento del prójimo en sus más íntimas y básicas necesidades y, sobre todo, en el ultraje de la dignidad personal de formas variadas y desenfadadas, dándole curso de normalidad y justificación a las razones de porque lo hago.
Hoy día no es solo una pandemia lo que nos pone a prueba, es también la supervivencia alimentaria, el rescate de la dignidad humana, el enfrentar la muerte cara a cara en el vientre materno, la delincuencia, la no pertenencia, la cultura del descarte humano, el odio visceral entre diversos grupos sociopolíticosy, sobre todo, la lucha contra ideologías que deforman la persona y nos empujan al vacío.
Es una prueba de nuestra calidad humana y verificar de que estamos hechos y hacia donde apunta nuestra trascendencia humana, si es que aun en nuestras sociedades podemos hablar en estos términos. ¿En dónde reside nuestra dignidad?¿Para qué estamos acá?¿Y cómo ponemos a prueba nuestra capacidad de amar? Estemos atentos al amor humano o nos perderemos en esta maraña de cables que empujan a la anarquía.
Rodolfo Bolivar, profesor de la Universidad Monteávila
@rodolfo_bolivar_
Pienso que quizás este acontecimiento pandémico sea lo que necesite el hombre para darse cuenta de su vulnerabilidad y de que su moral va cual veleta a donde la lleve el viento. Quizás una de las consecuencias positivas despues de esto, en unos años, sea olvidar ese superhombre establecido por Nietzsche y volver a darle importancia a lo intangible.
Excelente artÃculo.
Vale mucho la pena esta lectura
«Estemos atentos al amor humano o nos perderemos en esta maraña de cables que empujan a la anarquÃa.» Qué buen consejo. Ciertamente el momento en el que vivimos nos debe hacer reflexionar sobre la forma en la que nos estamos relacionando con otros, en mi caso, le agradezco muchÃsimo a Dios porque ha fortalecido la unión de mi familia. A través de pasar tiempo juntos hemos aprendido a conocernos y aceptarnos más; confÃo en que esa manera de amar se extenderá a los demás.
¡Muy buen artÃculo!