Ainara Guevara B.-
La Emergencia Humanitaria Compleja que atraviesa Venezuela pone en riesgo la seguridad alimentaria al nivel de países africanos. Desde 2015 se empezaron a agudizar en el país crisis en los sectores de salud y alimentación que continúan hasta la actualidad y afectan principalmente a mujeres y niños. En el Global Food Security Index 2018 de The Economist, el puntaje de seguridad alimentaria de Venezuela decayó más respecto a cualquier otro país desde 2012.
El último reporte de Alerta y Acción Tempranas sobre Seguridad Alimentaria y Agricultura de abril-junio 2019, realizado por la FAO, indicó que Venezuela se encuentra entre los diez países con mayor riesgo para su seguridad alimentaria y agricultura durante dicho período del año.
De hecho, el país se posiciona en el reporte de la FAO como el tercero con mayor índice de riesgo tras Sudán del Sur y Yemen, e incluso superó a Haití en cuanto a intensidad de la amenaza.
En el folleto informativo número 34 sobre el derecho a la alimentación adecuada de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos se señala que existe seguridad alimentaria “cuando todas las personas tienen en todo momento el acceso físico, social y económico a alimentos suficientes, inocuos y nutritivos que satisfacen sus necesidades y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y sana”.
Entre los factores que inciden en la seguridad alimentaria de un país la FAO destaca la cantidad, calidad y variedad de los alimentos disponibles, el nivel de ingreso de las familias, el nivel de la educación y de conocimientos sobre alimentos y nutrición, y las condiciones ambientales y de salud.
Históricamente, ífrica ha sido un continente afectado por la hambruna y sus implícitas crisis alimentarias, tales como la del Cuerno de ífrica en 2011 o la del Sahel en 2010. En el 2017, 24 millones de personas en la región enfrentaron a niveles críticos y de emergencia de inseguridad alimentaria como consecuencia principal de conflictos y sequías, siendo ífrica oriental de las zonas más afectadas, según un informe de la Cruz Roja Española dedicado a la crisis alimentaria.
La Cruz Roja también señaló en su documento que en Sudán del Sur se estimó que uno de cada tres hogares necesita alimentos con urgencia, en Nigeria, solo en el estado de Borno, 300.000 niños sufrirían de desnutrición aguda en los próximos meses y que en Yemen, se registró un aumento del 150% en los casos de desnutrición infantil.
Para 2019, la situación es distinta. El Reporte Global de Crisis Alimentarias de este año de la Red de Información de Seguridad Alimentaria señala que una de las causas principales para la agudización de la inseguridad alimentaria que afectó a 10.2 millones de personas durante el 2018, principalmente en Burundi, Sudán y Zimbabue, fue la crisis económica. Sin embargo, esta situación también afectó a los venezolanos migrantes en países vecinos.
Estimaciones de la Red de Información de Seguridad Alimentaria señalan que aproximadamente la mitad de la población en situación aguda de inseguridad alimentaria se encontraba ubicada en ífrica, con un aproximado de 65 millones personas. Y 0.4 millones de las 4.2 que corresponden a la región de América Latina y el Caribe, son venezolanos ubicados en Colombia, Ecuador y Perú.
Pero, ¿qué significa para el país esta Emergencia Humanitaria Compleja en Alimentación?
La FAO define a estas crisis humanitarias como el “resultado de una combinación de inestabilidad política, conflictos y violencia, desigualdades sociales y una pobreza subyacente. Las emergencias complejas son fundamentalmente de carácter político y pueden hacer mella en la estabilidad cultural, civil, política y económica de las sociedades, sobre todo cuando se ven agravadas por peligros naturales y enfermedades como el VIH/SIDA, los cuales menoscaban los medios de vida y acentúan la pobreza”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida del 2017, el 80% de los hogares venezolanos son inseguros alimentariamente y el país ha perdido 3,5 años de esperanza de vida al nacer.
El 94% de la población venezolana no cuenta con ingresos suficientes para pagar los precios de una canasta de alimentos y de servicios básicos por las extremas condiciones de privación económica, según el reporte nacional Derecho a la Alimentación de diciembre de 2018 de la Fundación Bengoa, el OVS y la Red Agroalimentaria de Venezuela.
El mismo reporte también indicó que 64% de los venezolanos había perdido unos 11 kg de peso entre 2016 y 2017 debido al acelerado deterioro de la ingesta de alimentos en la cantidad y calidad necesaria, siendo más afectados los niños y las mujeres.
Sobre la desnutrición infantil, la especialista en el área, Livia Machado, aseguró: “Existe un periodo crítico de la formación de los tejidos y órganos del organismo, conocido por los mil primeros días, que abarca el tiempo de embarazo y los primeros 2 años de vida. Los déficits en esta etapa generan daños que pueden ser irreversibles tanto en formación como función corporal”.
Otras cifras alarmantes destacadas en el documento sobre el Derecho a la Alimentación son el aumento del 5 al 11,5 % de la población subalimentada en Venezuela entre 2016 y 2018, al igual que los porcentajes de emergencia de desnutrición aguda global en niños menores de 5 años y embarazadas de parroquias pobres.
“Ante las políticas de privación y dependencia, que incluye la negativa a reconocer la emergencia y no publicar cifras oficiales, las familias se han visto forzadas a adoptar estrategias de sobrevivencia, incluyendo emigrar”, destaca el reporte de Bengoa, el OVS y la Red Agroalimentaria de Venezuela.
Según Acnur la migración venezolana ya alcanzó los cuatro millones de personas que han cruzado las fronteras, la mayoría se ha dirigido a países de Suramérica y el Caribe. Se estima que un millón se encuentran en Colombia, y le siguen Perú con 506.000, Chile con 288.000, Ecuador con 221.000, Argentina con 130.000 y Brasil con 96.000.
Provea destacó en el apartado del Derecho a la Alimentación de su Informe Anual del año 2017: “El incremento de la migración forzada a finales del año, de una diáspora en condiciones precarias, es la señal máxima de destitución del derecho a la alimentación, y figura entre los indicadores usuaÂles de las crisis humanitarias en los marcos de anáÂlisis mundiales”.
El informe Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2018 señaló que, según un estudio de ACNUR Colombia, el 90% de los migrantes afirma haber dejado Venezuela por falta de comida.
Esta situación también se traspasa y refleja en el ámbito de la salud, pues según datos de la organización Human Rights Watch sobre las tendencias a largo plazo en admisiones pediátricas con desnutrición aguda en un hospital del interior de Venezuela, entre 2012 a 2016 aumentó el número de 300 admisiones de desnutrición aguda de migrantes a 600, al igual que las muertes por esta causa, donde hubo un incremento de 20 en el 2012 a 60 en el 2016.
El Informe oral sobre la actualización de los derechos humanos en Venezuela realizado por Michelle Bachelet en marzo de 2019 ofrece también una perspectiva actual de los desplazamientos: “más de 3 millones de personas han huido de Venezuela en busca de comida, atención médica, empleo y protección”. Esto quiere decir que 10% de la población del país se ha visto en la obligación de emigrar a causa de la crisis humanitaria.
Sobre la situación interna del país el informe Visión General de las necesidades humanas prioritarias de la ONU destacó que “se estima que 7 millones de personas, o alrededor del 24% de la población total que vive actualmente en el país, tienen necesidades prioritarias urgentes de asistencia y protección”.
Por otro lado, un mejor panorama para la crisis económica no vendrá pronto. En el informe del Fondo Monetario Internacional sobre las Perspectivas de la Economía Mundial de abril de este año, se prevé que la economía de Venezuela se contraiga en un cuarto en 2019 y otro 10% en 2020.
Esto último “impone un freno considerable al crecimiento proyectado para la región y para el grupo de economías de mercados emergentes y en desarrollo en ambos años”, según el FMI.
A su vez, el Reporte Global de Crisis Alimentarias señaló que para la República Democrática del Congo, Libia, Sudán del Sur, Sudán, la República írabe Siria, Venezuela, Yemen y Zimbabue “se espera que continúen siendo afectados por inestabilidad económica, con graves repercusiones para la seguridad alimentaria de los hogares vulnerables”.
El ideal Objetivo de Desarrollo Sostenible de “Hambre cero” para el 2030 parece estar cada vez más lejos del alcance de Venezuela.
*Ainara Guevara es estudiante de la Universidad Monteávila