Ana Carolina De Jesús.-
Aristóteles y Descartes buscaron dar cuenta de los fenómenos del mundo y construir el conocimiento a partir de sus hallazgos. Y una inquietud propia del hombre es la existencia o no del vacío. Confrontemos a ambos pensadores sobre este tema.
“Todos los hombres desean por naturaleza saber. Prueba de ello es el amor por los sentidos (…) preferimos la vista, según decimos, a todo lo demás” (Aristóteles, Metafísica, 980a25)
“Todo lo que he admitido hasta ahora como más verdadero y seguro lo he tomado de los sentidos” (Descartes, Meditaciones Metafísicas, AT, IX, 13).
¿Por qué se menciona a los sentidos para hablar del vacío? Porque lo que yace en el entendimiento, ha pasado primero por ellos: proporcionan la información acerca del mundo. Si es así y si es común a todos, entonces podemos hablar sobre qué es el vacío. Descartes y Aristóteles comienzan por las opiniones con base en la percepción.
En El Mundo, Tratado de la luz, Descartes usa la palabra cuerpo para referirse al aire y contrasta la diferencia que hay entre ella y cualquier cuerpo sólido. En nuestra relación con el mundo, los sentidos catalogan y nos guían para decir que donde no estén estos cuerpos, hay vacío; además habría diferencia entre ellos ya que unos son duros y otros fluidos. ¿A dónde nos quiere llevar Descartes? A describir al mundo como materia.
Por su parte, Aristóteles en su obra Física refiere que su tradición está anclada en la percepción. Todo aquello que es sensible es sinónimo de materia. Los que defienden al vacío lo hacen porque hay desplazamiento y aumento/disminución del tamaño de los objetos, que son solo direcciones del movimiento. También usa el ejemplo del aire: “lo que está lleno de aire para ellos está vacío” (Aristóteles, Física, 213a30).
Esto no es más que un juego de palabras para indicar que el sentido de la vista es el más confiable. Conoce, al igual que nosotros, que no podemos ver el aire como lo hacemos con la montaña o un caballo. Sin embargo, el aire “está lleno”. Tanto él como Descartes reconocen la dificultad sobre este punto.
Descartes también dice que el aire está tan lleno como los otros cuerpos y compara la percepción de éste con el calor del corazón; sabemos que está ahí pero no lo sentimos. Un punto en común para ambos autores. Ambos niegan la creencia del aire como vacío y saben que en ella hay contenido, hay materia.
Aristóteles adelantó que se ha tomado al vacío como un lugar sin cuerpos, que permite moverse en cualquier dirección. Nombra a los pitagóricos porque la tradición indica que para ellos es precisamente el vacío lo que penetra el universo, separa y delimita cada cosa en la naturaleza. Descartes, por su parte, sigue la idea de los pitagóricos al señalar que si pensase en la existencia del vacío, solo podría estar en los cuerpos duros por el espacio que habría entre sus partes.
Asume también otra dificultad ya mencionada por Aristóteles: el movimiento. ¿Cómo puede un objeto desplazarse si no encuentra un espacio libre para ello, libre de materia? Ésta es la palabra clave. La noción del vacío está asociada a la materia y al lugar.
*Ana Carolina De Jesús es profesora de la Universidad Monteávila