Péndulo | La fí­sica del vací­o (1)

Ana Carolina De Jesús.-

Una inquietud propia del hombre es la existencia o no del vací­o. Foto: Mario Saban

Aristóteles y Descartes buscaron dar cuenta de los fenómenos del mundo y construir el conocimiento a partir de sus hallazgos. Y una inquietud propia del hombre es la existencia o no del vací­o. Confrontemos a ambos pensadores sobre este tema.

“Todos los hombres desean por naturaleza saber. Prueba de ello es el amor por los sentidos (…) preferimos la vista, según decimos, a todo lo demás” (Aristóteles, Metafí­sica, 980a25)

“Todo lo que he admitido hasta ahora como más verdadero y seguro lo he tomado de los sentidos” (Descartes, Meditaciones Metafí­sicas, AT, IX, 13).

¿Por qué se menciona a los sentidos para hablar del vací­o? Porque lo que yace en el entendimiento, ha pasado primero por ellos: proporcionan la información acerca del mundo.  Si es así­ y si es común a todos, entonces podemos hablar sobre qué es el vací­o. Descartes y Aristóteles comienzan por las opiniones con base en la percepción.

En El Mundo, Tratado de la luz, Descartes usa la palabra cuerpo para referirse al aire y contrasta la diferencia que hay entre ella y cualquier cuerpo sólido. En nuestra relación con el mundo, los sentidos catalogan y nos guí­an para decir que donde no estén estos cuerpos, hay vací­o; además habrí­a diferencia entre ellos ya que unos son duros y otros fluidos.  ¿A dónde nos quiere llevar Descartes? A describir al mundo como materia.

Por su parte, Aristóteles en su obra Fí­sica refiere que su tradición está anclada en la percepción. Todo aquello que es sensible es sinónimo de materia. Los que defienden al vací­o lo hacen porque hay desplazamiento y aumento/disminución del tamaño de los objetos, que son solo direcciones del movimiento. También usa el ejemplo del aire: “lo que está lleno de aire para ellos está vací­o” (Aristóteles, Fí­sica, 213a30).

Esto no es más que un juego de palabras para indicar que el sentido de la vista es el más confiable. Conoce, al igual que nosotros, que no podemos ver el aire como lo hacemos con la montaña o un caballo. Sin embargo, el aire “está lleno”. Tanto él como Descartes reconocen la dificultad sobre este punto.

Descartes también dice que el aire está tan lleno como los otros cuerpos y compara la percepción de éste con el calor del corazón; sabemos que está ahí­ pero no lo sentimos. Un punto en común para ambos autores. Ambos niegan la creencia del aire como vací­o y saben que en ella hay contenido, hay materia.

Aristóteles adelantó que se ha tomado al vací­o como un lugar sin cuerpos, que permite moverse en cualquier dirección. Nombra a los pitagóricos porque la tradición indica que para ellos es precisamente el vací­o lo que penetra el universo, separa y delimita cada cosa en la naturaleza. Descartes, por su parte, sigue la idea de los pitagóricos al señalar que si pensase en la existencia del vací­o, solo podrí­a estar en los cuerpos duros por el espacio que habrí­a entre sus partes.

Asume también otra dificultad ya mencionada por Aristóteles: el movimiento. ¿Cómo puede un objeto desplazarse si no encuentra un espacio libre para ello, libre de materia? Ésta es la palabra clave. La noción del vací­o está asociada a la materia y al lugar.

*Ana Carolina De Jesús es profesora de la Universidad Monteávila

 

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