Rafael Rodríguez Vargas.-
Todo parecía encaminarse cada vez más a ese sueño que no terminaba de llegar. Era la mejor elección que pudo tomar. No había vuelta atrás.
Fue una noche, a lo sumo tan sombría como el sentimiento de no haber marcado aquellos días. Ha sido una noche tan amarga como la duda del porvenir de un futuro incierto. Piensa: es basura.
Ya para cuando llegó, fue todo lo contrario, porque así lo quiso Adalberto. No hay de otra: cuando se tiene sangre más parecida al vinotinto que al rojo, vale por la cura más certera de un mal tan improbable.
Tan improbable como la bala que dio justo en el muslo sin tocar nada más y salió a perderse entre la calle arropada con un aire de confusión maldito. Lo primero que sintió fue la indignación de no haber escuchado a su madre desde el balcón. Tenía razón.
Pudo ser el fin de mi carrera, piensa. No piensas nada en esos momentos, vuelve a pensar. Todo podría haberse terminado, hasta su vida si hubiese estado sentado en el lugar equivocado. Ahora el pacto será eterno. Nació para sudar la camiseta de un país herido.
Desde sus inicios en El Vigía le llovían goles tan prematuros. Venían aplausos, risas y bailes de celebraciones después de cada pase convertido. Lo mínimo era veinte o treinta por temporada, no menos.
Condecorado durante todos los campeonatos municipales como máximo goleador en las categorías sub 10, sub 12 y sub 14. No fue sino al poco tiempo, en el mismo año, cuando fue convocado a Mérida para debutar en el campeonato nacional. Dejando huella entonces como campeón, máximo goleador, y jugador más valioso del torneo.
Esa misma huella despertaría a un ojeador bastante respetado para esa época, y que el tiempo los juntaría seis años después para hacer historia en el fútbol venezolano: Rafael Dudamel, quien lo remitiría al Real Esppor (hoy Deportivo La Guaira). Y allí comenzaría todo.
Sus primeros pases en el Real Esppor, antes de que cambiara de nombre, fueron tan certeros como su voluntad por alcanzar su más grande sueño del que, por cierto, hoy ya no está tan lejos: jugar en Barcelona, algo que tuvo claro desde muy pequeño cuando recién empezaba a caminar y patear balones por ahí.
Sin embargo sería en el Real Madrid su primera vez en el fútbol español. Fue en el 2013, durante su receso con el Deportivo La Guaira, cuando Empresas Polar decide aliarse con el equipo merengue para una iniciativa en busca de promover el talento joven en el fútbol venezolano.
Se organizó entonces un campamento donde participaron cerca de 500 jugadores jóvenes de todas las categorías. Fueron seleccionados los veinte mejores, de entre los cuales destacaba Adalberto, por supuesto. Viajaron a la Ciudad Deportiva del Real Madrid para entrenar con el Cadete A.
No olvidaría entonces aquel día cuando, luego de haber finalizado la semana correspondida en ese país, alguien le ofrece a él y a otros tres de sus compañeros quedarse una semana más. Pero él decidió volver a casa, en donde sentía que lo necesitaban cuando volteaba a ver la tierra que le dio todo.
Tampoco olvidaría el hecho de haber conocido a un jugador de talla mundialista, y que es hoy el director técnico con más credibilidad que hay en toda Europa: Zinedine Zidane.
Ya de vuelta, dos años después, finalizando la temporada, tuvo la dicha de que en Inglaterra prestaran atención a su juego. Pero algún motivo que se desconoce la normativa de la federación inglesa impidió su suscripción.
Más tarde en Italia también estarían interesados en un talento joven venezolano de tal biotipo como el de Adalberto. Así que el Udinese Calcio lo ficha para la nueva temporada en el 2015.
Huelga decir que al poco tiempo de llegar a suelo italiano el club decide ponerlo en préstamo al Granada C.F. Se podría decir entonces que su futuro no estaría distante desde un principio, del fútbol español.
Su debut oficial con el club granadino fue el 24 de noviembre de ese mismo año, en un partido de la 13º jornada de la Primera División de España frente al Athletic Club de Bilbao. Fue titular, y aunque no marcó ese día, dejando en alto el nombre de Venezuela, lo hizo siendo parte del primer triunfo del equipo como local en el torneo.
Seguidamente marcó su primer doblete el 12 de diciembre de 2015, en el partido de la 16ª jornada, en el estadio Ciudad de Valencia contra el U.D. Levante, y que finalizó con un 2-1 de su autoría.
Quién iba a decir que se convertiría en el jugador extranjero más joven en marcar un doblete en La Liga, superando el récord de su más grande ídolo, Lionel Messi.
Después de muchos vaivén por clubes europeos, entre préstamo y préstamo, Adalberto Peñaranda ahora está fichado con el Málaga C.F, en donde hace de su vida un sueño que poco a poco germinará en el fruto más grande que ha tenido la nueva generación promesa de la selección Vinotinto.
* Rafael Rodríguez Vargas es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.