Los chamos de oro

Eduardo Vidal Impagnatiello.-

Los juveniles venezolanos ilusionaron a un paí­s. Foto: Prensa Vinotinto

Los venezolanos madrugaron este domingo para acompañar la gesta histórica de la juvenil vinotinto, selección que por primera vez alcanzó la final de un campeonato mundial de fútbol, en este caso el de la categorí­a sub-20 disputado en Corea del Sur.

La marcha invicta del combinado nacional fue frenada por Inglaterra con un gol de Dominic Calvert-Lewin, en un juego en el que, a pocos minutos para el final, Adalberto Peñaranda falló un penalti que habrí­a podido significar el empate.

A pesar de la derrota los juveniles venezolanos este subcampeonato marca un importante hito en el fútbol vinotinto, proceso que pondrí­a conducir al balompié criollo a episodios gloriosos.

Todo esto empezarí­a dos años atrás, el 18 de agosto del 2015 para ser más especí­fico, cuando Rafael Dudamel fuera presentado como técnico de la selección sub-20 que buscarí­a la clasificación para el Mundial de Corea del Sur 2017. Un proceso que habí­a empezado en el 2012 cuando Dudamel fuera el encargado de dirigir al equipo sub-17 en el Sudamericano  del año 2013, celebrado en Argentina, donde posteriormente conseguirí­a la clasificación al Mundial de Emiratos írabes Unidos. Dudamel dejó una buena imagen en ese torneo, lo que lo llevarí­a a ser el mejor candidato para dirigir a la juvenil.

Empezarí­a un proceso de dos años en el que el objetivo era hacer una buena actuación en el sudamericano sub-20 del 2017 celebrado en Ecuador, que le permitiera alcanzar un cupo para participar en el Mundial sub-20 de Corea del Sur 2017.

Dudamel y su equipo de trabajo armaron una estructura de trabajo que constarí­a de un escauteo profundo a muchos jugadores, varios módulos de trabajo en el Centro de Alto Rendimiento ubicado en Margarita y una gira de amistosos para consolidar el equipo. El entrenador querí­a transmitirles desde el inicio lo importante que era vestir la camiseta de la selección.

De esta selección hay dos integrantes que estuvieron en aquel equipo del 2012 que logró clasificar al Mundial sub-17 de Emiratos írabes, que fueron el delantero Ronaldo Peña y el lateral José Hernández.

El primer objetivo se lograrí­a, clasificar al Mundial de Corea del Sur, al quedar en tercer lugar en el Sudamericano de Ecuador. Venezuela alcanzó un boleto directo para la cita mundialista y ya empezarí­a a dar muestra de lo que era capaz de hacer. Pero la última prueba empezarí­a el 20 de mayo, donde se darí­a inicio al campeonato.

El plantel tiene varios referentes, entre ellos Wuilker Fariñez, arquero del Caracas FC; Yangel Hererra, del New York City y capitán del equipo; Yeferson Soteldo, del Huachipato; Sergio Córdoba del Caracas FC; Ronaldo Peña, de Las Palmas; y Adalberto Peñaranda, del Málaga de España: Todos ellos jugadores con nivel de selección mayor que serán el recambio de la vinotinto de cara la cita del Mundial de Catar 2022.

Ruta coreana

Venezuela, ubicado en el grupo B, quedó emparejado con Alemania, que consiguió su boleto al derrotar por penales a Holanda en el juego de repechaje del Campeonato de Europa Sub-19 de la UEFA 2016, México, que llegó al torneo tras quedar terceros en la Campeonato Sub-20 de la Concacaf de 2017; y Vanuatu, subcampeón de la cateogrí­a en Oceaní­a..

Esta primera fase se verí­a claramente la idea que Dudamel querí­a plasmar: un equipo vertical, con buen trato de la pelota, mucha movilidad, y muy compacto para desplegarse como un bloque que impidiera quiebres entre las lí­neas.

Dudamel ha dirigido un proceso marcado por el trabajo. Foto: Prensa Vinotinto

Dentro del esquema de juego Ronaldo Peña se encargaba de jugar espaldas al arco para aguantar la pelota y también ayudar en defensa, Córdoba, Sotelado y Peñaranda se alternaban los movimientos para confundir a los defensas y encontrar los espacios, Yangel Herera como el comandante del equipo, dándole una salida clara con el balón. Ronaldo Lucena era el pulmón del medio campo recuperando balones, a lo que sumada a su exquisita pegada con el balón.

Una defensa muy sólida no permitió goles en toda esta fase, con dos centrales que salí­an a presionar bien alto y tení­an buen juego aéreo, y un arquero de calidad mundial que más de una vez mostrarí­a su capacidad bajo los tres palos. Esto le permitirí­a clasificar invicto a los octavos de finales, consiguiendo tres victorias, con diez goles a favor y cero en contra.

En los octavos de final se enfrentarí­a a Japón, el campeón de Federación Asiática de Futbol. Fue un juego muy luchado en el medio campo, donde ambos equipos se supieron anular mutuamente. No fue sino hasta la prórroga, en el minuto 108, que un cabezazo de Yangel Herrera le darí­a la victoria 1-0 a la vinotinto.

En los cuartos de final se enfrentarí­an a campeón de la Concacaf: Estados Unidos. Venezuela desplegarí­a todo su futbol y le pasarí­a por encima a la selección norteamericana, solo que no concretaba ninguna ocasión de gol. Una vez más el partido tuvo que ir a tiempo extra para que en el minuto 96 Peñaranda abriera el marcador, a lo que siguió otro gol de Nahuel Ferraresi. Los estadounidenses lograron descontar en el marcador, pero el triunfo correspondió a los criollos.

En la semifinal la vinotinto se cruzó con el campeón sudamericano, Uruguay, un rival durí­simo que se plantó de frente y anulo por completo a Venezuela

El gol celeste llegó con polémica, ya que se originó luego de un penal pitado a través del VAR, innovación tecnologí­a que la FIFA probó en este torneo. Pero en el descuento la vinotinto logró la igualdad gracias a un tiro libre de Samuel Sosa que despertó a todo el paí­s. Por tercera vez consecutiva Venezuela tuvo que disputar una prórroga, a lo que siguieron los penaltis.

En la tanda (cobrada, como experimento de la FIFA, bajo una modalidad de “tie-break”) la figura seria el arquero Wuilker Fariñez, quien tapó dos penaltis para darle a Venezuela el pase a su primera final de un mundial de fútbol.

En la final tocarí­a enfrentarse a Inglaterra. El partido fue trabado y los pequeños detalles terminarí­an definiendo el juego a favor de los ingleses. La vinotonto tuvo varias oportunidades de empatar el juego pero en esta vez no lo pudo lograr. Fariñez una vez más se elevó como un baluarte, mientras que el ingreso de Soteldo en la segunda mitad le cambio la cara ofensivamente al equipo.

Venezuela tiene futuro futbolí­stico muy prometedor. De esta selección saldrán varios a jugar al exterior y la mayorí­a poco a poco irá subiendo a la vinotinto mayor.

Las importantes es que a pesar de no haber ganado estos chamos devolvieron la ilusión al paí­s y demostraron que con trabajo, esfuerzo y dedicación se puede alcanzar el éxito.

A Rafael Dudamel queda darle las gracias por regalar alegrí­a en este momento tan difí­cil, por creer en Venezuela y en el equipo, por lograr unir a un paí­s de más de 30 millones de habitantes. A la hora de madrugar para seguir a esta selección no se veí­a una ideologí­a o una diferencia, si no era un pueblo unido alentando a sus muchachos.

* Eduardo Vidal Impagnatiello es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.

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