Carla J. Mendoza.-
El pasado mes de marzo la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, anunció que solicitará la autorización legal del Parlamento de Edimburgo y poder celebrar un segundo referéndum para independizarse del Reino Unido. Esta consulta se llevaría a cabo a partir de otoño de 2018.
Reino Unido es un país soberano e insular, actualmente en proceso de separación de la Unión Europea, cuyo territorio está conformado por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
Escocia no puede convocar unilateralmente un plebiscito sin la aprobación del gobierno en Londres. Con un 69% de miembros a favor, el parlamento escocés aprobó hacer la petición al gobierno británico, el cual anunció que bloqueará dicha consulta popular hasta que el proceso de división del Reino Unido y la Unión Europea se haya completado.
La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, alegó que no es el momento para realizar una petición de dicha naturaleza, ya que lo considera algo lamentable y divisorio.
En el año 2014 Escocia solicitó y llevó a cabo un referéndum para independizarse de UK, cuyos resultados arrojaron que el 55% de la población quería permanecer dentro de la unidad británica.
Sin embargo, cuando se realizaron tales votaciones no estaba en el panorama la victoria del Brexit. En las elecciones del 2016, el 62% de los escoces votaron en contra de la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
“El referéndum anterior fue realizado en 2014. Fue un voto justo, decisivo y legal. Ambos lados acordaron acatarlo y creo que ambas partes deberían hacerlo. La continuación de la discusión sobre un segundo referendo es una distracción”, expresó el portavoz de la premier May.
Es importante recordar que Reino Unido está ahora mismo siendo gobernado por los conservadores, corriente ideológica a la que se adscriben la mayoría de las voces euroescépticas.
“Estoy alegando que Escocia permanezca en la Unión Europea, si la única forma de conseguirlo es siendo independientes, entonces es una decisión que los escoceses tienen derecho a tomar, declaró Sturgeon, quien consideró “democráticamente inaceptable” que los escoceses, en contra de su voluntad mayoritaria, sean arrastrados a la ruptura con Bruselas.
¿Por qué quiere Escocia permanecer en la Unión Europea?
Pertenecer a la Unión Europea trae consigo numerosas ventajas. En primer lugar, favorece al comercio internacional. Bruselas fomenta la especialización, cada región europea puede especializarse en aquellos sectores en los que esté más dotada. También reduce los costes administrativos y burocráticos. Al eliminarse las aduanas en la Unión Europea el comercio fluye con mayor facilidad.
En segundo lugar, la unión favorece la libre circulación de los ciudadanos: pueden viajar con mayor facilidad entre los países miembros, lo cual supone una ventaja en las posibilidades de formación y favorece el mercado de trabajo, ya que los trabajadores pueden desplazarse libremente hacia aquellos países donde existan ofertas.
Y en tercer lugar, la Unión Europea supone, en muchos campos, la armonización de las legislaciones nacionales. A pesar de sus grandes riquezas, Escocia es relativamente una nación pequeña. Bruselas fortalece la posición de las naciones que la componen en el terreno internacional, negociar con la Unión Europea supone negociar con la mayor potencia económica del mundo.
Para la Unión Europea el Reino Unido es una Estado sólido que sigue siendo miembro de la comunidad mientras no se haya finalizado el proceso de separación. Por ende, Escocia no puede aspirar a manejar relaciones con la Unión Europea hasta que haya culminado el proceso del Brexit y se realice el nuevo referéndum.
Más de 100.000 personas en la región escocesa viven únicamente de lo que son las relaciones con la Unión Europea en cuestiones de intercambio laboral. Muchos agricultores dependen de los subsidios de la comunidad para hacer su trabajo. El Brexit dejaría a Escocia fuera de los tratados europeos y perdería su libre acceso al comercio único.
«Cualquiera que sea el camino que tomemos, deberá ser uno decidido por nosotros, no para nosotros», aseguró Sturgeon.
¿Qué pasa si Escocia se separa del Reino Unido?
Reino Unido es el mayor productor de petróleo de la Unión Europea, alrededor del 90% de su crudo se extrae de pozos situados en zonas reclamadas como propias de Escocia. La pérdida de estas reservas representaría un golpe a la economía británica, de por sí ya sacudida tras la victoria del Brexit.
Después de Inglaterra, Escocia es la segunda nación más grande que integra a Gran Bretaña. Posee una extensión territorial de aproximadamente 244.000 km2, con una población de 5,3 millones de habitantes. Tras la posible victoria del referéndum, Reino Unido perdería el 32,6% de su territorio y el 7,6% de su población total.
Escocia es además una poderosa máquina económica gracias al whisky, cuya industria genera anualmente ingresos por más de 5.000mil millones de dólares y da empleo a más de 35.000 personas. La tecnología, los servicios financieros y el turismo son también actividades muy bien desarrolladas en Escocia, que aportan ingresos importantes a la comunidad británica.
Para poder pertenecer a la Unión Europea Escocia necesita que Londres autorice la ejecución de un segundo referéndum. Si el plebiscito es efectuado y las votaciones se inclinan a favor de la emancipación, entonces Escocia se convertiría en una nación independiente.
Sin embargo, la separación no sería inmediata. Al igual que el Brexit, se trataría de un proceso lento. Y cuando culmine Escocia no sería miembro de la Unión Euroepa instantáneamente, ya debe ser reconocida primero por la comunidad internacional como un país independiente, para luego generar una solicitud de admisión formal ante Bruselas. Â
El país solicitante debe cumplir una serie de requisitos básicos, denominados los Criterios de Copenhague, establecidos en el Tratado de la Unión Europea desde 1993. Entre estos aspectos resalta el tener instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el respeto de las minorías; contar con una economía de mercado que funcione; y asumir todo el acervo comunitario y apoyar los objetivos de la comunidad. Además, debe contar con una administración capaz de aplicar y gestionar la legislación de la Unión Europea en la práctica.
La Unión Europea se reserva el derecho de decidir cuándo un país candidato cumple estos criterios y cuándo está dispuesta a aceptar al nuevo miembro.Â
En términos formales Escocia no debería tener problemas para ser admitida dentro de la Unión Europea, ya que ha estado alineada a sus leyes desde que Reino Unido se sumó al bloque en 1973. Sin embargo, este es un proceso que podría durar años.
* Carla J. Mendoza es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.