Rafael Pellicer.-
Con Sully Clint Eastwood trata de volver a impresionar al espectador con su magia en el cine, esta vez acompañado de Tom Hanks. El director ofrece una cinta donde recrea el milagro del Hudson, la historia de un habilidoso piloto que logró aterrizar con éxito un avión en el río y de esa manera salvar a todos sus pasajeros.
Sully presenta todo el incidente que sufre el vuelo pilotado por Chesley Sullenberger a pocos minutos de haber despegado del avión. Para entender qué fue lo que realmente pasó ofrece tres perspectivas: la de una pasajera, que recrea lo que vio y sintió desde su asiento; la de la prensa, que crítica la acción del piloto considerándolo negligente por no seguir el protocolo de seguridad y volver al aeropuerto; y la del piloto, Sully, quien deja al descubierto sus sentimientos en un ambiente tenso.
Eastwood plantea una historia que en algunos momentos se puede tornar lenta, pero cuyo enfoque desde varias perspectivas es fantástico. Algo que le da más valor a la cinta es que comienza con tensión, la cual va disminuyendo, pero poco a poco empieza a subir nuevamente y mantiene al espectador atrapado en la silla.
La interpretación de Tom Hanks (Sully) es impecable: en un momento podía parecer un hombre totalmente serio, pero sin que uno se de cuenta lo descubre como alguien totalmente amigable y con una capacidad de actuar rápido cuando debe hacerlo. El personaje estuvo muy bien armado, lo que en parte se debe a que no se trata de alguien ficticio.
El papel representado por Aaron Eckhart (Jeff Skiles) es muy agradable y permite crear un ambiente amigable dentro de la cabina. Es el equilibrio que faltaba para que no la historia no fuese en su totalidad algo serio y le diese más realismo a las escenas. Los dos protagonistas tienen una química muy buena entre ellos y se nota que más allá de llevar una relación profesional son buenos amigos.
Eastwood es una de esas personalidades en Hollywood que puede hacer una película y siempre tendrá éxito. Sin embargo, Sully no alcanza niveles superlativos. Es agradable de ver y sumamente entretenida, una buena opción para disfrutar un día tranquilo en la casa. Con películas como estas queda claro que la calidad humana que poseen ciertas personas es algo infinito y vale muchas veces más que todo el dinero que se puede tener.
* Rafael Pellicer es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.