Rafael Gorrochotegui.-
En 1963 Un largo silencio fue estrenada en Argentina. Este cortometraje de 17 minutos expone un documental jugando a la ficción, expresando cómo los pacientes de recintos psiquiátricos son marginados por la sociedad. Ese juego entre ficción y realidad es lo que caracterizaría la carrera cinematográfica de Eliseo Subiela, ese referente del realismo mágico que Latinoamérica perdió el pasado 25 de diciembre de 2016 en Buenos Aires.
Con 23 piezas en las que participó como director y 17 créditos como escritor, Subiela es parte de ese grupo de artistas latinoamericanos que siempre han apostado por representar la sociedad de su país. No pretende hacer piezas universales ni de entretenimiento. Subiela expone una situación tal cual es. Sin embargo, su trabajo fue reconocido internacionalmente. Hay momentos en que las piezas artísticas más particulares terminan siendo las más universales. Con 30 premios en festivales como los Premios de la Asociación Argentina de Críticos de Cine, el Festival Internacional de Cine en Berlín y el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, sus largometrajes fueron reconocidos a lo largo de su carrera por sus méritos como director y guionista.
Subiela tuvo breves incursiones en la universidad como joven intentando estudiar Filosofía y Letras, pero, según confesó en alguna entrevista, era “muy cerrado” para ese tipo de aprendizajes. Su afición al cine inició desde muy joven, con días que veía hasta tres películas. Así fue como empezó su carrera como director luego de participar en proyectos como creativo publicitario y director de comerciales. El mismo Subiela agradeció su experiencia en el mundo publicitario, previo a su incursión al cine.
Para el realizador argentino sus películas eran cartas de amor a la sociedad. Y así ha sido apreciado por el público especializado. Las dos piezas más reconocidas por los críticos son Hombre mirando al sudeste (1986) y, sobre todo, El lado oscuro del corazón (1992).
Director que siempre buscó la libertad creativa e independencia económica que le permitió contar historias contrastando con las tendencias del cine, Subiela logró mantenerse como una de las figuras más importantes del cine latinoamericano. Su reconocimiento llegó a espacios fuera del séptimo arte, como su nombramiento como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa en 1990.
Cuando alguien tan relevante en el mundo artístico se va de un momento al otro, recordamos el valor que tiene sus aportes en nuestra sociedad. Subiela no es una excepción. El trabajo logrado por este director argentino permanecerá en el colectivo del cine latinoamericano al redimensionar el realismo mágico en el medio audiovisual.
* Rafael Gorrochotegui es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.