Andrea Doval.-
Los indicadores manejados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) reflejan que actualmente Venezuela afronta la peor crisis económica en Latinoamérica. Acorde con las estimaciones que el organismo multilateral hizo públicas en octubre del año pasado, el país cerró el 2016 con una inflación 475,8% y se estimó un empeoramiento de 1.660,1% para el 2017.
Una lectura de las estadísticas permite interpretar que el país está sumergido en el terreno de la hiperinflación, con las cifras más altas registradas en su historia y en un silencio por parte de las autoridades, especialmente del Banco Central de Venezuela (BCV).
A pesar de los múltiples aumentos salariales, el poder adquisitivo del venezolano es cada vez más insuficiente. Frente a un ambiente de incertidumbre y frustración, con perspectivas económicas decadentes, la economista Ruth de Krivoy, quien presidió el BCV entre 1992 y 1994, ilustra la relación entre la crisis económica actual y el organismo emisor.
El artículo 318 de la Constitución reza que el objetivo principal del Banco Central de Venezuela es “lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria”. Krivoy detalla que, según la norma, el organismo debe promover la estabilidad monetaria, es decir, combatir la inflación, por lo que no puede convalidar políticas deficitarias, en otras palabras, no debe financiar el déficit del gobierno.
La economista explica que el BCV es la única institución habilitada para emitir dinero, por lo que cuando financia al gobierno puede generar exceso de liquidez. “La forma más frecuente en la cual los gobiernos empujan a los bancos centrales a esa expansión monetaria es a través del déficit, cuando gasta más de lo que le ingresa”, señala.
El artículo 318 de la Carta Magna consagra que “el Banco Central de Venezuela es una persona jurídica de derecho público con autonomía para la formulación y el ejercicio de las políticas de su competencia”.
Krivoy indica que “la autonomía de los bancos centrales descansa, en buena medida, en la ley y en la estructura de su directorio. Cuando se modifica la ley y se autoriza a que el organismo preste dinero al gobierno, y se cambia la composición de su directorio para que esté constituida por funcionarios designados por el gobierno de turno, se crea una combinación de elementos que hace que el Banco Central de Venezuela desarrolle políticas que van en dirección contraria a la estabilidad monetaria”.
La economista afirma que cuando el organismo emisor actúa como un apéndice del gobierno se genera una “política monetaria expansiva, es decir, el aumento de la liquidez más allá de lo que la economía puede absorber, lo que alimenta a la inflación”.
El presidente de Venezuela Nicolás Maduro en su mensaje de fin de año aceptó que el 2016 fue difícil, pero manifestó esperanza de alcanzar mejoras para el 2017. En los primeros años de su gobierno el primer mandatario ha aplicado una serie de medidas en defensa de lo que considera una “guerra económica”, entre ellas múltiples aumentos salariales y constantes regulaciones de precios. A pesar de estas acciones el país continúa registrado una creciente inflación.
Frente a la crisis que se ha agravado desde el 2013, Krivoy aclara que “en primer lugar, la política monetaria del Banco Central se ha convertido mucho más expansiva en los últimos años; y segundo, además de lo que hace el Banco Central, hay otros factores que contribuyen a alimentar la inflación, como la política cambiaria y la escasez”.
La expresidenta del BCV explica que en el país el gasto público tiene un efecto monetario expansivo por naturaleza y un banco central debe recoger ese dinero para que no haya un exceso en circulación.
“Ahora no solamente no se recoge ese dinero, sino que además se le presta al gobierno, entonces se tiene un doble efecto expansivo. En esencia, el Banco Central es el encargado de velar porque en la economía no haya dinero excesivo en circulación, porque mientras más dinero hay en circulación más inflación hay”, puntualiza.
La economista sugiere que el Banco Central de Venezuela debería establecer una política monetaria clara y anunciarla públicamente, es decir, procurar que la inflación no exceda una determinada cifra, explicar las medidas que se deben tomar y revelar cifras que tengan credibilidad.
“Todo esto empieza a generar confianza en el público de que el Banco Central va realmente a ocuparse de la estabilidad monetaria y debe dejar de financiar a Pdvsa y al gobierno. Debe hacerlo y debe anunciarlo”, agrega.
Krivoy duda de la posibilidad del cumplimiento de las medidas que considera adecuadas para la superación de la crisis, y señala que, a su juicio, la dificultad radica en el contexto legal y en las políticas del gobierno.
En diciembre del 2016 la mayoría opositora en la Asamblea Nacional planteó la posibilidad de un cambio en la directiva del Banco Central de Venezuela, como lo anunció el diputado íngel Alvarado. “Estamos exigiendo un cambio en el gabinete económico y en la presidencia del Banco Central a cargo de Nelson Merentes para que haya un cambio, una rectificación”, señaló el parlamentario en su oportunidad.
Frente a las exigencias de la bancada opositora Krivoy asegura “que solamente cambiar la directiva no cambia nada, tu tienes que cambiar el contexto general, tienes que cambiar la política fiscal, tienes que hacer que el gobierno no genere tanto déficit, tienes que eliminar el control de precios, tienes que llevar una política cambiaria a ser un poco más razonable”.
* Andrea Doval es estudiante de Comunicación Social de la UMA.
Me parece muy objetivo el análisis y explica en forma clara parte de la crisis de Venezuela.
Aquà la fuente del problema Venezolano, de la guerra económica. Una maquinita mágina para generar dinero a la clase gobernabte, y lamentablemente nadie señala la fuente de nuestra enfermedad.