íngel Fernández.-
Desde hace unos años el teatro en Venezuela se ha convertido en un almacén de reciclaje o incluso en renovación desfachatada; se han visto obras que solo han reservado aplausos de valor hacia el auténtico arte para adaptaciones de carácter internacional que nos hacen ignorar el trabajo interno, siempre contando con ciertas salvedades.
En lo referido al trabajo de creación en Venezuela se ha dirigido la vista hacia comedias y dramas vacíos que solo gozan de uno u otro recurso técnico apreciable, pero que en su esencia resultan como algo efímero, lo mismo que podría ocurrir en el escenario cinematográfico, por ejemplo.
No se puede afirmar bajo ninguna circunstancia que el teatro pase por una crisis en la que todo lo que surge es malo, pero sí es verdad que las historias huecas son las que se exhiben en los grandes escenarios, quedando de lado las obras de carácter más intelectual y apreciable. Ejemplo suficiente son los stand up comedy de los comediantes en tendencia, Â eventos que rompen la universalidad del arte y su expresión, donde vamos a ahogarnos de la risa para escuchar lo que ya sabemos sobre el país, saliendo de las salas de todas partes del territorio sin tener ningún cambio de conciencia, llenándoles el bolsillo sin que ellos llenen nuestras mentes.
Entre la sombra que se apodera de los escenarios desde abajo iluminan con halos de luz algunas puestas en escena que funcionarían como recomendaciones para los amantes del buen teatro. Por ejemplo el montaje de la obra Otelo, del dramaturgo inglés William Shakespeare, dirigida por Javier Moreno y escenificada en el Centro Cultural B.O.D, se ganó el reconocimiento de la crítica, tal como lo subraya el portal vayaalteatro.com, que la catalogó como una adaptación bastante benevolente y fiel al estilo requerido. «La percepción de esta versión en su universalidad y propuesta contemporánea amerita ser objeto de su exploración a partir de comprender que un clásico debe acercarse al espectador de hoy en día, siempre y cuando la propuesta teatral logre ser un producto eficaz, que no alcance la caducidad por lo banal, lo exagerado o espectacular, sino por haberlo sabido interpretar», refirió el portal.
Otra obra que, bajo sello venezolano, refleja una complejidad admirable es Habitación independiente para hombre solo, de Elio Palencia. Este montaje, que recientemente, bajo la dirección de Orlando Alfonzo, se escenificó en el Teatro Santa Fe, resaltó por la multiplicidad de tramas que siguen a la principal y caracterizaciones desafiantes para el selecto elenco. A pesar que la ambientación es bastante venezolana, dentro de su temática esconde una universalidad aleccionadora en lo que se refiere a la búsqueda de la felicidad y los obstáculos que se presentan.
Para cerrar estas líneas es imposible no referirse al fallecimiento de uno de los críticos con más renombre en el ámbito local, Carlos Herrera. La repercusión de este suceso significa perder a uno de los grandes voceros y reclamantes del teatro y las fallas en el camino. Ahora que se ha ido la crítica teatral enfrenta un panorama incierto.
* íngel Fernández es estudiante de Comunicación Social de la UMA.