Modificación de cono monetario no incrementará poder de compra

Didiana Patricia Archila.-

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La capacidad de compra del bolí­var cada vez es menor. Foto: Didiana Patricia Archila

El Banco Central de Venezuela (BCV) tiene como objetivo fundamental lograr la estabilidad de precios y preservar el valor de la moneda. El organismo emisor tiene la obligación de contribuir  “al desarrollo armónico de la economí­a nacional, atendiendo a los fundamentos del régimen socioeconómico de la República”, según establece el artí­culo 5 de la ley que regula su labor.

Pero la estabilidad de precios no es común para los venezolanos y su capacidad de compra se ha visto duramente perjudicada. Los precios cambian cada semana y el billete de cien bolí­vares, que es el de mayor denominación en el cono monetario venezolano, apenas alcanza para pagar tres caramelos. Ha perdido el 98% de su capacidad adquisitiva desde 2008, según destaca el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, en una entrevista concedida a El Universal.

Los medios de pago son todos los mecanismos con los que cuentan los ciudadanos para realizar transacciones y que estas se materialicen. Están las tarjetas de débito o crédito, pero no todos los establecimientos poseen punto de venta pues resulta sumamente difí­cil obtener uno. También hay transacciones electrónicas y los cheques, que para fines comerciales son escasamente utilizados. Todo esto hace que el medio de pago por excelencia, al menos en Venezuela, sea el efectivo.

El economista Leonardo Vera explica que este medio tradicional se ha visto marcadamente afectado por la tasa de inflación y en consecuencia las personas que portan el dinero tienen, cada vez, más incomodidad para hacer sus transacciones regulares porque no pueden fí­sicamente transportar el monto requerido para el fin que desean.

Destaca que resulta incómodo y arriesgado para los encargados de establecimientos ir a depositar todo el volumen de dinero que producen, no por su valor sino por su cantidad. Los mismos se han convertido en el objetivo de los hampones.

“Ya no aceptamos efectivo ya que en múltiples oportunidades han asaltado a las muchachas que iban a depositarlo”, corrobora Luis González, trabajador de una reconocida franquicia de maquillaje profesional.

“El poder de compra del efectivo disminuye notablemente su valor gracias a la aceleración inflacionaria que ha vivido el paí­s”, indica Vera.

Estas afirmaciones no resultan novedosas para los venezolanos y por ello el pasado mes de marzo el presidente del BCV, Nelson Merentes, en una entrevista para AP, declaró que para este mismo año se modificarí­a el cono monetario con la emisión de nuevos billetes de 500 y 1.000 bolí­vares.

Vera manifiesta que “hay que poner en sintoní­a los medios de pago que están en circulación con el valor de los bienes y servicios. Se traduce en una decisión administrativa del Banco Central en sustituir algunos o todos los billetes que están en circulación por una nueva variedad que permita facilitar las transacciones”.

Sin embargo, esta posibilidad puede chocar con una realidad práctica. “En Venezuela hay un problema de orden polí­tico para crear billetes de mayor denominación porque serí­a reconocer el nivel de inflación que tiene el paí­s. Al imprimir billetes de 500 y de 1.000 bolí­vares están reconociendo y a la vez desconociendo la inflación, debido a que generarán un alivio porque se podrán adquirir, digamos, dos cafés, pero para comprar un kilo de carne todaví­a son insuficientes”, argumenta el economista Maxim Ross.

Ambos expertos coinciden en que el gobierno debe reconocer la crisis para tomar las polí­ticas económicas adecuadas que le devuelvan al bolí­var el poder de compra. Sin embargo, alegan que serí­a contradecir el discurso que hasta la fecha han tenido.

Vera señala que esta reconversión es solamente un paliativo y la misma serí­a suficiente por un tiempo, ya que a la vuelta de dos o tres años requerirí­a un nuevo cambio en el cono monetario.

“La solución no es aplicar únicamente atenuantes a la economí­a sino desarrollar un programa antiinflacionario que contemple la falta de producción, el desorden fiscal y cambiario, etc. No es una sola medida, requiere un tratamiento integral, sobre todo debe ser de acción rápida porque la velocidad con la que se está erosionando el ingreso es tal que está aumentando los niveles de pobreza en el paí­s. La modificación del cono monetario no le dará al ciudadano ni mayor poder de compra, ni resolverá el problema inflacionario, menos aún solucionará la situación de precariedad en la que está, solo le brindará mayor comodidad a la hora de realizar transacciones”, concluye el experto.

* Didiana Patricia Archila es estudiante de Comunicación Social.

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