Este lunes 27 de junio se celebra en Venezuela el Día del Periodista, fecha elegida para recordar la publicación del primer número del Correo del Orinoco, periódico editado en 1818 por Simón Bolívar para apoyar la lucha por la independencia. A pesar de este antecedente militar (uno más en la larga lista de conmemoraciones históricas en nuestro país), el Día del Periodista debe tener un intenso sentido cívico y una sólida visión democrática.
La democracia va más allá de cada cierto tiempo acudir a votar para elegir a los gobernantes de turno, sino que implica, principalmente, el ejercicio de la ciudadanía, es decir, la noción de la importancia del aporte que cada miembro de la sociedad debe tener sobre su actuación en comunidad. Esto significa la participación activa en la discusión sobre temas de interés público, aquellos que nos competen a todos y sobre los que tenemos que discutir para fijar posición e incidir en el proceso de toma de decisiones. De este debate nace la opinión pública, la cual emerge como instrumento de control ciudadano sobre el poder.
Precisamente es en este contexto, de concepción profundamente democrática, donde el periodismo encuentra su fuerza y su relevancia. El periodista debe entender que es él quien tiene la misión de brindar al ciudadano las nociones necesarias para que éste pueda debatir con propiedad, para que tenga la libertad de criterio para opinar, que tenga la visión clara para entender qué es lo que conviene a la sociedad y cómo debe rechazar las amenazas que pueden poner en riesgo la convivencia.
En los aciagos días que atraviesa Venezuela, cuando más en peligro está la libertad, es cuando más se necesita del ejercicio de un periodismo libre, plural y honesto. Un periodismo que procure garantizar, sobre todo, la liberación de las conciencias. Y son estas las banderas que deben levantar especialmente los más jóvenes, aquellos que hoy se forman en las escuelas de comunicación social o que recién empiezan su andadura por este camino.
En estos momentos, cuando más complicado parece el ejercicio del periodismo, es cuando más se necesita de esta profesión. Cuando más debilitada aparece la democracia es cuando más fuerza deben demostrar los periodistas. Esta profesión nunca ha sido fácil, siempre ha sido exigente, pero nunca ha sido más importante que ahora.
Sin periodismo libre no hay democracia. De ustedes, futuros profesionales, dependerá en gran medida recuperar las banderas de la libertad.