Hitch: el traductor del lenguaje cinematográfico

Rafael Gorrochotegui.-

Hitchcock definió su propio lenguaje cinematográfico. Foto:  photopin (license)

Los inicios del cine fueron un proceso de experimentación. No habí­a una visión particular sobre cómo utilizarlo. No habí­a clichés ni convenciones de género ni del lenguaje cinematográfico de hoy en dí­a.

Las primeras cintas se realizaban con planos generales, algo así­ como un teatro para el lente. La cámara no contaba la historia, sino los actores con su interpretación muda. Los alemanes se dedicaron a darle una función estética a la cámara, convertirla en la herramienta que cuenta la historia.

Fritz Lang, Robert Wiene y F.W. Murnau jugaron con la cámara desde diferentes perspectivas. Estaban atraí­dos por el expresionismo que se desarrollaba, creando escenografí­as exageradas, que generaban contrastes con la realidad. A pesar de su similar origen cada uno tomó diferentes maneras de trazar lo que era para ellos el séptimo arte.

Un joven inglés conoció a estos maestros del cine durante el rodaje de su segunda pelí­cula. Allí­ compartió con F.W. Murnau, con quien aprendió todos los descubrimientos que habí­an logrado al experimentar en el cuarto de edición. Esas conversaciones duraron meses, suficiente para alterar la historia del cine.

Se dice que los alemanes inventaron el lenguaje cinematográfico, pero luego vino Alfred Hitchcock y tradujo ese lenguaje para que lo utilizara el mundo entero.

Hitch, como lo llamaban sus colaboradores, habí­a grabado dos cintas, pero no encontraba un distribuidor para ellas. Rechazaban su trabajo por ser diferente al cine que las audiencias londinenses disfrutaban. Logró que distribuyeran The Lodger, su tercera pelí­cula. La más experimental de todas es considerada como la primera pelí­cula auténtica de Hitchcock.

Para haber empezado escribiendo los cuadros de diálogo que se intercalaban en las cintas de cine mudo, Hitchcock era un experto en todas las áreas de la producción cinematográfica. Fue escalando en una productora londinense hasta lograr el puesto de asistente de dirección. En ese entonces le ofrecieron la dirección de una pelí­cula. Hitch contaba ya un conocimiento de la industria del cine que pocos tení­an a tan corta edad.

El director inglés logró desarrollar un lenguaje propio para hacer cine y luego se convertirí­a en un estándar. Aprendió que el poder del cine no estaba solo en los actores, sino en la perspectiva que se ofrece con la cámara y la edición. La primera escena de The Pleasure Garden, su primera pelí­cula, refleja esa iniciativa, utilizando la cámara para crear figuras y producir emociones. Aunque Hitch fue reconocido como el maestro del misterio y el suspenso, sus planteamientos sobre el uso de la cámara se expandieron al resto de los géneros del cine.

El éxito de este cineasta fue su dedicación a trabajar en todas las áreas involucradas a la producción de una pelí­cula. Era usual que Hitch se quedara hasta la noche haciendo preguntas a los técnicos y al director de fotografí­a sobre los lentes para utilizar en cada toma. Luego empezó a escribir guiones. Conocí­a el proceso de producción a detalle. Esto le permitió tener conciencia de cada aspecto cuando le tocaba dirigir una pelí­cula.

Hitchcock consideraba que la pelí­cula se hací­a en la pre-producción. Preparaba cada toma, revisaba el vestuario, escenografí­a, todo era inspeccionado y discutido a fondo. Aunque respetaba el trabajo de todos, se involucraba en la toma de decisiones. En la filmación Hitchcock se aburrí­a. Para él la pelí­cula ya estaba hecha. En el plató no habí­a improvisaciones y todo estaba listo.

Durante la filmación su esposa Alma le entregaba a Hitchcock guiones y libros que podí­an ser buenos para su próximo proyecto. Ya para el final de la post producción de la cinta empezaba a trabajar en la siguiente. A este ritmo el director logró finalizar ochenta pelí­culas durante su vida, donde intentó diferentes métodos para contar historias.

Hitchcock logró definir su estilo porque trabajaba sin parar. Un estilo auténtico se logra experimentando en vez de plantear un estilo ideal. Se tiene que trabajar aunque tengas resistencia de por medio. Si te esfuerzas, creas capacidades que inevitablemente te desarrollan un estilo propio.

El director inglés no solo tradujo el cine alemán, sino que lo reformó a su manera de ver el séptimo arte. Dentro de la traducción encontró una manera de hacer su propio lenguaje cinematográfico.

Sin esa experimentación no se puede desarrollar una capacidad creativa. Hitchcock necesitaba agotar los recursos cinematográficos para descubrir nuevas maneras de contar historias con una cámara.

Con un trabajo constante en busca de la experimentación se logra la creación de un estilo. Sin ello no es posible tener autenticidad en el trabajo, sin importar el área o la carrera que se desarrolle.

* Rafael Gorrochotegui es estudiante de 4° año de Comunicación Social.

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