Élite europea disputa supremací­a de un fútbol exclusivo

Rafael Rodrí­guez.-

Real Madrid ha ganado dos de las últimas tres Champions. Foto: Cortesí­a UEFA
Real Madrid ha ganado dos de las últimas tres Champions. Foto: Cortesí­a UEFA

“Hay que tener mucho cuidado porque el fútbol se está convirtiendo en un negocio”, dijo una vez Jules Rimet, presidente de la FIFA, fundador de los campeonatos mundiales, un dirigente que aportó sabidurí­a al deporte más universal que existe. Esta frase no parece haberse preservado con el tiempo, pero al menos prevalece en la moral de los amantes del romanticismo del balompié, su lado esencial, el que jamás debe desaparecer.

No se puede entender el fútbol sin antes retroceder en el tiempo y hacer mención a un fenómeno tan importante y tan olvidado por muchos que hoy viven cuestionando por qué las mismas caras levantan tantos tí­tulos.

El mundo del fútbol cambió a partir de la década de los noventa con la llamada Ley Bosman, que abrió las fronteras, volteó de cabeza el sistema impuesto desde su nacimiento para prácticamente volver a nacer. A partir de ahora nada serí­a igual, advirtieron; predijeron que las ligas nacionales y campeonatos internacionales del continente europeo cambiarí­an drásticamente su curso, y así­ fue.

La historia habla por sí­ sola y un claro ejemplo es la vieja Copa de Europa, hoy Champions League. Antes de la Ley Bosman un equipo como el Steaua Bucarest pudo alzar el tí­tulo en 1986 tras derrotar en penales al Barcelona. El cuadro español solo tení­a dos jugadores extranjeros, el alemán Bernd Schuster y el escocés Steve Archibald; mientras que en el equipo rumano no habí­a ni un solo jugador de afuera. Hoy en dí­a la cosa es muy distinta. Imposible de imaginar que algo similar se repita.

Hoy en el fútbol europeo las distancias son cada vez más amplias y solo los clubes de las ligas más poderosas, las de España, Alemania, Inglaterra, Italia y Francia, pueden realmente aspirar a conquistar el cetro del viejo continente.

Los estadios alemanes tienen llenos absolutos. Foto: photo credit: Gí¼nter Hentschel Flying Finn. via photopin (license)
Los estadios alemanes tienen llenos absolutos. Foto: photopin (license)

Asistencia a los estadios

La Bundesliga demuestra ser lí­der en cuanto a asistencia de los aficionados, con una media de 42.421 hinchas por partido, los cuales asistieron a 306 encuentros en la temporada pasada, para un total de 12.980.815 espectadores fieles que acompañaron a sus equipos desde las gradas, es decir, un 91% de ocupación de sus estadios. El sistema del fútbol alemán desde su nacimiento y hasta su madurez ha sabido integrar todos aquellos aspectos que lo distinguen del resto en el continente (orden, trabajo, disciplina). También ofrecen un costo relativamente bajo de entradas a los encuentros, incluyendo los más demandados, como puede ser un Bayern de Múnich contra el Borussia Dortmund. Las entradas para ir a ver a los bávaros oscilan entre 15 y 80 dólares. En cambio un fanático del Arsenal, por ejemplo, tendrí­a que pagar para ver a su equipo unos 140 dólares aproximadamente.

La Premier League tuvo un promedio de espectadores por partido de 36.452 en la temporada pasada, mientras que La Liga tuvo una media de 28.168 fanáticos en sus estadios. La lista la cierra la Serie A y Le Championnat (Ligue 1), que, respectivamente, recibieron a  23.893 y 20.904 aficionados por juegos.

 Competitividad

En Inglaterra la competitividad es clara, lo que quedó patente la temporada pasada con el primer tí­tulo que se colgó el Leicester. Faltando ocho jornadas para culminar el campeonato el hoycampeón de la Premier solo tení­a 15 puntos sobre el cuarto clasificado, el Manchester City, lo que deja en evidencia que estaba muy reñida la batalla por el tí­tulo. Y eso sin tomar en cuenta la diferencia entre el Leicester y el décimo clasificado, la cual era de tan solo 25 puntos. He allí­ el gran contraste entre la Premier y las demás. Ésta es la prueba perfecta para afirmar que en Inglaterra todo es mucho más igualado y equilibrado, una liga donde no solo reina el espectáculo, sino la sana competencia.

La Premier se lleva el reconocimiento de la liga más competitiva de Europa. En la actual temporada, tras 11 jornadas, el Liverpool, con 26 puntos, encabeza la clasificación, pero sus principales perseguidores (Chelsea, Manchester City y Arsenal) lo ven a una distancia no mayor a los dos puntos. El actual monarca, el Leicester, con 12 puntos, se ubica en 14° casilla.

Esto no lo vemos en Italia, donde una Juventus se impone desde hace cinco años. El torneo de este año, después de 12 fechas, ya sitúa a la Vecchia Signora con una ventaja de cuatro puntos sobre el segundo lugar, la Roma, y ocho puntos sobre el cuarto calificado, la Lazio. Al décimo puesto, el Genoa, le saca 14 puntos.

En Francia ocurre algo similar, donde el PSG ha reinado sin oposición durante los últimos cuatro años, llegando a sacar 31 puntos a su principal rival, el Olympique Lyon, al final de la temporada pasada. El PSG es un equipo que no hací­a ruido hace unos cuantos años atrás, hasta que fue respaldo económicamente por un grupo de inversionistas catarí­es, lo que les permitió fichar a grandes luminarias, como Cavani.

En Alemania evidentemente quien se lleva por el medio a todos es el Bayern Múnich. En la temporada pasada los bávaros se consagraron campeones con una ventaja de 10 puntos sobre el segundo lugar, el Borussia Dortmund, y 33 puntos sobre el cuarto sitio, el Borussia Mí¶nchengladbach

España es el torneo más predecible y con menos competitividad, lo que se debe principalmente al alto nivel que tienen muchos de sus clubes, como el Real Madrid, el Barcelona, el Atlético de Madrid e, incluso, el Sevilla, que ha monopolizado la Europa League.

La temporada pasada el tí­tulo se lo llevó el Barcelona, con un punto de ventaja sobre el Real Madrid y dos sobre el Atlético. A partir de allí­ la diferencia con el resto fue abismal: 27 puntos sobre el cuarto lugar, el Villarreal.

La Liga reúne a las máximas estrellas. Foto: Cortesí­a UEFA
La Liga reúne a las máximas estrellas. Foto: Cortesí­a UEFA

 Tí­tulos

Para ponderar este aspecto hay que hacer referencia al campeonato europeo más seguido y financiado, la Champions League.

La Liga se queda con el trono en esta categorí­a, ya que desde el 2000 acumula ocho tí­tulos de este campeonato, repartidos entre el Real Madrid y el Barcelona (cuatro cada uno).

En el 2006 el Barcelona alcanzó la copa derrotando al Arsenal 2-1; en el 2009 superando al Manchester United 2-0; en el 2011 de nuevo frente a los diablos rojos, venciéndolo 3-1; y en el 2015 frente a la Juventus 3-1.

En el 2000 el campeón fue el Real Madrid al ganar 3-0 al Valencia; en el 2002 venció al  Bayer Leverkusen 2-1; en el 2014 frente al Atleti 4-1; y en la última temporada, en el 2015, se impuso otra vez a los colchoneros, esta vez por 5-3 en penales.

Desde el 2000 La Premier ha levantado tres tí­tulos, ganados por el Liverpool en el 2005, tras vencer al Milan 3-2 en tanda de penaltis; el Manchester United en el 2008 luego de superar 6-5 al Chelsea también en penales; y los blues en el 2012, que, una vez más desde el punto fatí­dico, derrotaron 4-3 al Bayern.

En el mismo perí­odo el calcio Serie A acumula tres copas, igual que Inglaterra. El Milan se llevó el tí­tulo tí­tulo en el 2003 derrotando a la Juventus 3-2 por penales y luego en el 2007 2-1 frente al Liverpool. En el 2010 el Inter conquistó el campeonato luego de vencer 2-0 al Bayern de Múnich.

En los últimos 16 años Alemania solo ha alcanzado dos tí­tulos en la Champions, ambos por cuenta del Bayern Múnich. El primero, en el 2001, 5-4 en penales frente al Valencia CF; y luego en el 2013, triunfando 2-1 sobre el Borussia Dortmund.

Es así­ como estos tres aspectos dejan en evidencia un sistema disparejo, tanto en lo nacional como en lo internacional. Se puede ver cómo figuras de paí­ses con algunos problemas socio-económicos salen rápidamente de sus ligas seducidos por el poder económico. Un claro ejemplo es Paul Pogba. El crack francés no debutó en su tierra, ya que rápidamente se lo llevó el Manchester United. En su primera etapa en Inglaterra no pudo triunfar, lo que impulsó a emigrar a Italia, donde brilló con la Juventus. Finalmente los diablos rojos lograron repescarlo, no sin antes cancelar la cifra récord de 120 millones de euros.

He allí­ la primicia inicial: la Ley Bosman, que en 1995 vino para cambiarlo todo, modificó el sistema de traspasos y reordenó los papeles en cada estante. Trajo consigo una disparidad constante e innegable en el fútbol europeo. Recuerda que el fútbol ya no es más el mismo de ayer.

* Rafael Rodrí­guez es estudiante de Comunicación Social de la UMA.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Pluma