Sabrina Machado.-
Fotografías: Betania Ibarra.-
Compromiso, crecimiento, esperanza, prosperidad, milagro fueron algunas de las palabras que rodearon la celebración del XI Consejo Consultivo de la Universidad Monteávila, desarrollado de la mano de amigos y personas interesadas en el país, en el bienestar y el futuro de una nación que se niega a morir, a pesar de vivir la crisis más intensa de los últimos años.
A pocos meses de cumplirse los 20 años de inauguración de esta casa de estudio, resguardada por el majestuoso cerro ívila, la certeza de su nueva sede, propia, donde se podrá desplegar a plenitud las intenciones académicas, formativas, sociales fue la protagonista del evento.
La entrega de cuentas dio paso a la presentación de un proyecto que no solo involucra el levantamiento de un número determinado de edificios, sino la consolidación de la universidad y sus intenciones originarias, ahora en un nuevo espacio, en el municipio El Hatillo, donde se seguirá aportando el importante granito de arena en la formación ciudadana.
Sensación de certeza, felicidad y compromiso que embargó a los presentes en el evento, sin importar su procedencia. La frase “seguiremos haciendo lo que sabemos hacer” se hizo sentir en cada rincón de la Lagunita Country Club.
Más de tres mil egresados en las cuatro carreras que oferta la Monteávila, más de 1500 estudiantes inscritos en sus aulas, siete especializaciones y cuatro facultades dan fe de ello. Â Por ello, sin temor apuestan a un proyecto de gran envergadura que permitirá el abrir sus puertas, en un mediano plazo, a ocho mil estudiantes de pregrado y a dos mil de postgrado, además de consolidar una oferta académica más amplia.
Es cierto que la construcción de la sede de la Universidad Monteávila puede asustar a algunos escépticos y llamar la atención a otros que no comprenden cómo en un país con tan grave crisis económica y política se apuesta a un proyecto de larga duración y con altos costos de ejecución. Sin embargo, para los que creen en el país, en sus necesidades reales cualquier apuesta es válida, como lo hicieron saber los presentes en el Consejo Consultivo.
“Creemos en el país. Apostamos por un cambio que tarde o temprano tiene que ocurrir. Y cuando este cambio por fin se dé, la Universidad estará presente con labor hecha y con labor por hacer. Con este proyecto la Monteávila expande lo que sabe hacer bien, es decir, educar y formar ciudadanos comprometidos con la verdad, que trabajan a favor del bien común y del perfeccionamiento de Venezuela como estado y como nación”, afirmó el rector Francisco Frebres Cordero, no sin antes acotar que los involucrados en este proyecto son “optimistas realistas, con los pies puestos sobre la tierra”.
Por ello, la construcción de la sede propia ha estado signada por una aguda planificación, que involucra escenarios de crisis, Â ventajas y desventajas, en torno a la situación país. No se llega a ciegas a la consolidación de un sueño, que se ha perseguido por 20 años.
“Una empresa de altísimas dimensiones que exigirá la inversión de una gran cantidad de recursos humanos, financieros, económicos y materiales y que requiere y requerirá de la cooperación del sector público y privado, del capital nacional y extranjero, y de todo el talento nacional que se anime a arrimar el hombro a esta ambiciosa iniciativa que hoy presentamos. Somos optimistas, y creemos en la capacidad y en los recursos del país para sacar adelante un proyecto de tan grandes dimensiones”, señaló su rector, quien invitó a todos aquellos que quieren pensar en futuro a unirse a este proyecto.
Asimismo, destacó que la concreción de la nueva sede en El Hatillo sellará una alianza donde no solo la comunidad umaísta se verá beneficiada, ya que con esta unión se compromete a ambas instituciones a cooperar entre sí para alcanzar los objetivos en beneficio del desarrollo social, económico y cultural del municipio y “se desarrollará en base a la concepción humanista e integrativa, orientada hacia la satisfacción de las necesidades de la población en forma justa, democrática y eficiente”.
“La armonía laboral, el compañerismo, la comunicación, la cooperación y el trabajo en equipo serán los valores que inspiren la ejecución de la relación estratégica, impulsada a su vez por la justicia social, la transparencia, la equidad, la ética, la inclusión social y la responsabilidad social. Además, tanto la Universidad como el municipio trabajarán por la preservación del medio ambiente y el aprovechamiento racional de sus recursos”, acotó Febres.
Afirmaciones que fueron respaldadas y aplaudidas por el alcalde Elias Sayeg que con su presencia avaló el desarrollo de este proyecto, el “más importante del municipio”, según reconoció.
La autoridad civil destacó la importancia de esta obra dentro de su municipalidad, ya que aportará no solo empleo, no solo vialidad, sino trabajo humano y esperanzas.
En este sentido, no dudó en señalar que cree en los milagros y que “estamos viendo el inicio de un milagro”. Calificó el proyecto como una obra heroica que solo puede venir de Dios y desde su rol está dispuesto a ser “protagonista de este milagro”. Además destacó la necesidad de seguir construyendo país, una nueva Venezuela, “en un país que se encuentra en fuga”.
Sentimiento que fue unísono entre los asistentes, la necesidad de no tirar la toalla, de seguir insistiendo en el crecimiento y el desarrollo de la Venezuela deseada, de la mano de la formación de su futuro, tarea fundamental de la Universidad Monteávila.
“Para todos es sabido las dificultades y la distorsión moral y espiritual que vive el país, pero estas circunstancias son salvables, es una obligación grave, un acto de rebeldía frente a los oscuros propósitos de robarnos el futuro, la esperanza, eso justifica la creación de este proyecto”, afirmó, por su parte, el presidente del Consejo Superior de la Universidad Monteávila, Miguel Bravo.
Los trabajos ya comenzaron, en un período de cuatro años está prevista la mudanza de la sede de La Urbina, mientras continúa el levantamiento de las siguientes etapas. En total son siete que se desarrollarán en un espacio de 40 hectáreas, de 133 adjudicadas por el municipio El Hatillo, hecho que confirma el compromiso con el medio ambiente de los responsables de esta casa de estudio.
Para algunos esta celebración implica nostalgia, el adecuarse a cambios próximos, para otros es la consolidación de un sueño que comenzó con el primer inscrito en la UMA, para la mayoría es la ratificación de un compromiso con el país que se desea construir.
*Sabrina Machado es profesora de la Universidad Monteávila
*Betania Ibarra es estudiante de la Universidad Monteávila