Yanuacelis Aure.-
En marzo de 2011 un grupo de jóvenes sirios pintaron consignas contrarias al régimen de Bashar Al Asad, en el muro de una escuela en la ciudad de Deraa. Debido a esto fueron arrestados.
Este hecho desencadenó una serie de protestas pro democráticas, inspiradas también por la Primavera írabe, pero los cuerpos de seguridad dispararon contra los manifestantes, lo cual resultó con la muerte de algunas personas y provocó que mucha más gente saliera a la calle a exigir la renuncia del presidente, quien lleva en el poder desde el año 2000 cuando sucedió a su padre, Hafez Al Assad.
Pero a medida que las protestas se extendían por el país, también se intensificaba la represión por parte de los cuerpos de seguridad. Esto incitó a que los simpatizantes de la oposición siria se armaran para defenderse y expulsar a las fuerzas de seguridad de sus regiones.
Al Assad calificó a estos grupos armados como “terrorismo apoyado por el exterior” y prometió “aplastarlos y restaurar el control del Estado”.
Pero este conflicto es mucho más complejo de lo que parece, ya que también tiene una connotación religiosa: en Siria la mayoría sunnita, que representa un 75% de la población, se enfrenta a la minoría alauita (12% de la población siria) que es justamente la rama musulmana a la que pertenece el presidente.
La oposición siria, que es la que pide la renuncia del mandatario, está compuesta por rebeldes moderados y seglares, como el Ejército Libre Sirio (ELS) y por yihadistas como Estado Islámico (ISIS) Â y el Frente al Nusra, un grupo que al principio estuvo afiliado a Al Qaeda.
En el año 2014 un grupo de países decidieron intervenir en este conflicto del Medio Oriente, entre ellos Irán y Rusia, que son aliados del régimen de Al Assad. En cambio Arabia Saudita ayuda financiera y militar a los rebeldes, quienes también recibieron apoyo de Qatar y Jordania. En noviembre del 2011 el rey de Jordania, Abdullah II, pidió la renuncia al presidente.
Francia, Inglaterra y Estados Unidos solo han tenido participación militar contra el Estado Islámico. Washington, durante el mandato de Obama, no quiso involucrarse mucho, ya que si bien fue uno de los países que siempre se pronunció contra la actuación del régimen de Al-Assad, no se atrevió a hacerle llegar armas antiaéreas a los opositores moderados por miedo a que caigan en manos de los yihadistas.
Sin embargo, con la nueva administración de Trump, la Casa Blanca ordenó un ataque militar como respuesta a la agresión con armas químicas que se asegura que lo ordenó el gobierno. “La matanza de inocentes y el uso de armas químicas deben ser rechazadas enérgicamente por cualquier nación que valore la vida. Llegó el momento de poner fin a esta brutal guerra civil, derrotar a los terroristas y permitir que los refugiados retornen a sus hogares», aseguró el mandatario.
Esta postura ha generado choques entre Estados Unidos y Rusia. Incluso el presidente ruso Vladimir Putin afirmó que las relaciones entre Moscú y Washington estaban en peor situación que en la época de la presidencia de Obama, todo esto a pesar de la supuesta buena sintonía que hay entre los que hoy ocupan el Kremlin y la Casa Blanca.
En una entrevista a AFP, al hacer referencia al supuesto ataque químico, el presidente Sirio aseveró que «para nosotros es un invento al 100%». «Nuestra impresión es que Occidente, principalmente Estados Unidos, es cómplice de los terroristas y montó toda esta historia para que sirviera de pretexto al ataque”, aseguró.
La intervención de estos países en el conflicto ha provocado que este dure más y sea cada vez más intenso a nivel de represión y violencia.
Hace casi dos semanas se firmó un acuerdo para crear zonas seguras en las principales áreas en conflicto del oeste de Siria. Este fue propuesto por Rusia y apoyado por Turquía, quien está de parte de la oposición siria.
De acuerdo con el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, se produjo una reducción de enfrentamientos desde la entrada en vigor de este acuerdo, pero estos aseguran que es muy pronto para saber si esto va a funcionar.
En lo que va de conflicto la ONU registró el año pasado alrededor de 470.000 muertes y cerca de 5 millones de refugiados. Mientras que por el atentado de armas químicas el pasado 4 de abril reportaron unas 130 muertes, de las cuales 67 eran niños.
* Yanuacelis Aure es estudiante de Comunicación Social de la Universidad Monteávila.