Luisa Caruto.-
El keniano Wilson Kipsang fue el primero en cruzar la meta del maratón de Tokio realizado este 25 de febrero, con un asombroso tiempo de 2:03:58. La capital japonesa tiene un recorrido plano lo que permite romper marcas, pero en esta oportunidad Wilson no pudo superar su record personal de 2:03:23 alcanzado en Berlín en 2014. La keniana Sarah Chepchirchir fue la triunfadora con 2:19:47 en la categoría femenina.
La prueba de Tokio es la primera de la serie de maratones “major”, que incluye Boston (17/04/2017), Londres (23/04/2017), Berlín (24/09/2017), Chicago (08/10/2017) y New York (05/11/2017).
Resulta impresionante que estas personas tengan la capacidad de hacer un maratón de forma tan veloz. Más sorprendente aún es el hecho de que el record mundial lo posea hasta ahora el keniano Dennis Kipruto Kimetto con 2:02:57, que lo completó en Berlín 2014.
El dominio de los atletas africanos en las carreras de distancia es inigualable. Su supremacía se debe a una serie de factores que ya se han investigado ampliamente.
La mayoría de los corredores kenianos proceden de la región del Valle del Rift, de la tribu Kelenjin, a ésta pertenecen menos de tres millones de habitantes, allí está la mayor concentración geográfica de logros deportivos en la historia del deporte.
Los científicos han determinado que los habitantes de la región del ífrica tienen una predisposición genética. Por ejemplo, los kenianos son ectomorfos, cortos y delgados con fibras musculares lentas, por lo que su contextura los hace perfectos para maratones. Su alimentación es rica en carbohidratos, pero pobre en proteínas, también baja en grasas. A causa de esta dieta hay una tasa de mortalidad baja de origen cardiovascular, tampoco se encuentran casos de ateroesclerosis.
Los beneficios que ofrece el entrenamiento en altitud es un tema explicado por los fisiólogos. Kenia y parte de Etiopía es la zona donde los corredores entrenan habitualmente, estando a una altura entre 1800 y 2700 metros. También se ha considerado que las tradiciones kenianas contribuyen a formar un atleta de distancia larga. Para las tribus cazadoras seminómadas correr es una actividad natural, incluso en las zonas rurales de Kenia los muchachos van a pie a la escuela, recorriendo hasta diez kilómetros, por lo que se crea un hábito desde la infancia, denominado “base de trabajo aeróbico”.
Gracias a la delgadez de las extremidades inferiores los africanos gastan un 8% menos energía que cualquier otro corredor; su capacidad pulmonar les permite consumir menos oxígeno; su metabolismo muscular es más lento, por lo que gastan el ácido láctico de forma prolongada evitando así la fatiga.
Venezuela tiene cierta herencia africana, esto es visible en destacados atletas que poseen un fenotipo similar al corredor keniano, tales son los ejemplos de Nercely Soto, Â campeona en los 200 metros planos del XVII Campeonato Iberoamericano de Atletismo 2016; Zuleima Amaya, ganadora de la V edición Maratón CAF con 2:54:40; Marisela Díaz, record nacional de maratón en 1980 con 2:52:00 y miembro del Salón de la Fama del Atletismo Nacional; Lervis Arias, ganador de la media maratón Simón Bolívar con 1:07:07; Marvin Blanco, ganador del Pacific 10.000 Persuit 2015 que se efectuó en Sacramento, California con 28:31:14.
Estas condiciones hacen del corredor una élite, su genética, morfología, capacidad física y hasta su idiosincrasia los han llevado a ser los mejores, pero la oportunidad de ser triunfante se basa sobre la inteligencia, dedicación y suerte.
* Luisa Caruto es coordinadora de la Biblioteca UMA.
No sabÃa nada de esto. Fascinante tema y más cuando resulta que la región del Valle del Rift es donde surgió la humanidad.