Miguel Teixeira.-
Cuando se coloca en perspectiva un personaje tan polémico como lo ha sido el presidente Donald Trump es fácil perderse entre los escándalos al respecto del muro fronterizo, quién debería pagar por él, o la misoginia que ha asomado en sus apariciones públicas, pero en el panorama actual un tema ha ganado terreno por su relevancia y peculiaridad inherente: el presunto acercamiento entre Estados Unidos y Rusia tras el inicio del gobierno del magnate.
Para el ex embajador Sadio Garavini la idea de una alianza tropieza fatalmente con la primicia de que las relaciones internacionales no están definidas por las personas que lideren las naciones sino por sus necesidades geopolíticas, que en el caso de Estados Unidos y Rusia parecen estar demasiado separadas para formar una alianza.
Sin embargo, asoma la posibilidad de que a partir de la aparente afinidad que tienen los mandatarios exista un acercamiento diplomático que podría incidir principalmente en la participación de ambas partes en conflictos como la lucha en contra del terrorismo y la situación en Siria.
“En el área de Medio Oriente, especialmente en Siria, puede haber un acercamiento de intereses porque ambos tienen el mismo enemigo, que es el terrorismo y el fundamentalismo islámico. El gobierno de Trump estaría menos interesado en el fortalecimiento de la democracia en Medio Oriente y es más realista al respecto de si se puede instaurar una democracia allí”, señala.
Al dar un balance al respecto de las posibilidades reales de un acercamiento, la internacionalista Elsa Cardozo recuerda que durante el inicio del gobierno de Barak Obama también se intentó crear un ambiente más amigable con su contraparte rusa, pero sucesos como la invasión a Ucrania, la situación en Crimea y el ambiente bélico en Siria hicieron imposible el acercamiento.
Cardozo reitera que la reciente información que indica que existió un grado de injerencia de Moscú en el proceso electoral estadounidense, a partir de la difusión de datos al respecto de las cuentas de correo electrónico de Hilary Clinton y del Partido Demócrata, coloca una mejora de relación en una posición muy desfavorable desde la perspectiva norteamericana.
Afirma que Rusia sí podría incentivar un cambio de situación puesto que puede obtener mayores beneficios, principalmente para lograr la reducción de las sanciones por su intervención en Ucrania y contar con mayor libertad de acción en Medio Oriente.
Como sucede en la política internacional, este tipo de comportamientos no solo afectará directamente a los países involucrados, sino a los aliados y adversarios de estos, así como las organizaciones en las que participan. El ámbito que resalta de mayor manera sería la lucha en contra del terrorismo islámico que ha afectado tanto a Rusia como Estados Unidos y evocaría acciones más fuertes en contra de este tipo de atentados Para Cardozo esto podría devenir en el nacimiento de una organización que busque lidiar de alguna manera en contra de las acciones de ISIS.
Otro de los focos que, debido a su cercanía con Rusia, ganaría importancia es el escenario en Europa. A juicio de la internacionalista esto es un punto de vital importancia y, tomando en cuenta al estilo de discurso de Trump, resalta que la mejora de relaciones entre las dos potencias no debería tomarse de manera unilateral.
“Europa estaría en disposición de replantar su relación con Rusia pero tendría que ser concertado para que tuviera ciertos efectos”, comenta.
Cardozo asegura que la actitud de Moscú agrava lo delicado de la situación “Ha habido un gran desajuste en la geopolítica internacional, partiendo de Medio Oriente, Siria y lo que ha significado que los rusos se reúnan por su cuenta con los iraníes, sirios y el propio Al-ísad. Eso habla de un cambio grande en la capacidad de influir en temas como este que afectan la seguridad internacional. Rusia ha estado haciendo apuestas muy grandes para tener una voz, un papel y defender sus intereses de influencias geopolíticas, especialmente desde 2014. Es un tema de atender más allá de lo que vaya a hacer el nuevo gobierno en Estados Unidos. Hay un desafío en Rusia que hay que ver cómo atender pero no pareciera que la formula es unilateral de que Trump simplemente construya un acercamiento”, apunta.
Al respecto del posible acercamiento entre los dos países ambos especialistas insisten en que no se trata de una posible alianza sino de un redireccionamiento de los intereses de Estados Unidos. El nuevo gobierno norteamericano pareciera inclinarse a tomar en cuenta solo los conflictos que podrían comprometer su propia seguridad nacional. Los discursos de Trump han dejado claro que la necesidad de mantener el orden mundial no seguirá siendo una prioridad. La situación en Siria se convertirá, para Washington, en un campo de batalla en contra de ISIS y de cierta manera se estaría alineando con la perspectiva rusa.
Las constantes críticas a organismos como la OTAN parecen también mostrar un deseo de igualdad con respecto a la cantidad de dinero y esfuerzo que casa país aporta para la seguridad internacional. En pocas palabras el gobierno de Trump se asegurará de poner como prioridad los beneficios para su país, dejando de lado el papel de policía mundial que ha venido ejerciendo.
El factor más importante a considerar cuando se contempla la posibilidad de un acercamiento entre estas dos potencias es la manera en que el sistema político de Estados Unidos está construido. Garavini comenta que en los países donde existen instituciones fuertes un cambio de presidente no significa una transformación del comportamiento interno y externo del país. Subraya que la mayoría de las acciones que puede perpetrar el mandatario deben pasar por la aprobación del Senado que, en el caso de Trump, solo supera la mayoría por dos escaños, por lo que es improbable la acción deliberada del mismo.
A pesar de las aparentes buenas relaciones entre Trump y Putin, no pareciera que se trate de un acercamiento sino de una divergencia de los objetivos que planteaba el gobierno de Barack Obama, que de alguna manera coinciden con ciertas líneas de acción del gobierno ruso. Esto podrían devenir en una mayor libertad para este último que, de no controlarse de manera adecuada, podría ser mal utilizada para cometer actos en contra de la soberanía de algunos países de Europa, tomando en cuenta que, como indica Cardozo, la imagen de Trump para Rusia pareciera ser la de “alguien manipulable”.
* Miguel Teixeira es estudiante de Comunicación Social de la UMA.
* Rubén Sevilla Brand es estudiante de Comunicación Social de la UMA.