Un deporte sin alma

La Kings League alcanzó una primera gran temporada, que contó con el respaldo del público. Solo para el juego final se congregaron más de 92 mil fanáticos.

Kings League
El Barrio venció por 3-0 a Aniquiladores FC. Foto: Cortesí­a

Luis Manuel Escalante.-

¿De qué sirve jugar 60 partidos por temporada si pocos son los que lo verán? Estadios llenos, televisores apagados.

“El fútbol en este momento ha bajado su atractivo entre los jóvenes y queremos elaborar una competición que puedan ver (…)”, decí­a Florentino Pérez, presidente del Real Madrid Club de Fútbol, cuando se presentó el proyecto de la polémica Superliga en 2021.

Un par de años han pasado de esas declaraciones y pareciera que Pérez no estaba tan equivocado y muestra de eso es la Kings League.

El fenómeno de la Kings League

Hace poco se llevó a cabo la fase final del torneo, creado y presidido por Gerard Piqué, que llegó a tener un poco más de dos millones de espectadores en vivo por Twitch, sumado a las más de 90 mil personas que llenaron el Camp Nou.

La Kings League es un torneo de fútbol de siete con 12 equipos a nivel amateur con normas particulares creadas para este campeonato.

Tal vez la cifra de dos millones de espectadores pueda quedarse muy por debajo de los números de un evento como un Super Bowl, un Madrid-Barcelona o una final del mundo, pero supera con creces cualquier partido importante de las cinco grandes ligas europeas. 

El jugador Gerard Pique es el creador de esta propuesta. Foto: Cortesí­a

Los partidos de este novedoso torneo se disputan todos los domingos y solí­an tener un rango entre 200 mil y 600 mil espectadores, con un peak de hasta dos millones 120 mil 962, según cifras del torneo, con la aparición de Ronaldinho en una de las jornadas. 

Sin dudas esos números pueden llegar a superar los espectadores que puedan tener equipos como Juventus, Inter, City, Madrid, Bayern cuando juegan cualquier partido en sus respectivas ligas. 

A pesar que expertos explican que no se pueden medir las audiencias sin determinar la plataforma, lo cierto es que los números alcanzados en el primer año en esta apuesta de Piqué e Ibai no son en lo absoluto desestimables. 

Según el diario Marca, la LaLiga española tiene una audiencia media en televisión de 457 mil espectadores por partido y el clásico Real Madrid-Barcelona es la apuesta más esperada. 

La decadencia del espectáculo

Hay jóvenes a los que no les interesa el fútbol porque hay partidos de escasa calidad”, recalcó Florentino en el 2021.

En 2020 la Asociación de Clubes Europeo (ECA) hizo un estudio con 14 mil encuestados de siete paí­ses diferentes, incluí­do España, donde se reflejaba que 40% de las personas entre 16-24 años dice no mostrar interés por el fútbol.

El presidente merengue pretendí­a con la Superliga crear un torneo en donde los grandes equipos se enfrenten entre ellos constantemente y asegurar un buen espectáculo semana tras semana, cosa que logró la Kings League con un formato de 12 equipos de nivel similar enfrentándose entre sí­, parecido, además, a lo que se tiene en la NBA.

Aunque, en contraparte, tal vez el problema no esté en “la calidad” de los equipos -cosa que también deberí­a ser caso de estudio por culpa de la Ley Bosman-, sino en la cantidad de partidos jugados al año.

Actualmente un equipo grande de Europa puede llegar a jugar hasta 60 partidos por temporada, se hace difí­cil creer que las personas se sienten a ver todos los partidos de una temporada por más cariño que le tengan a su equipo y si no lo logran por sus colores ¿cómo será a la hora de ver a otros equipos?

Asimismo, se suma el problema del juego en sí­. Xavi Hernández, entrenador del FC Barcelona, ha declarado muchas veces que el fútbol actual tiende a detenerse constantemente y que en un partido de 90 minutos se llegan a jugar solo 60, que el tiempo restante se consume en faltas, equipos que “hacen tiempo”- cosa que se ha hecho toda la vida y que los entrenadores se quejan cuando se lo hacen a ellos, pero no cuando éstos lo llevan a cabo- o por el famoso VAR que parece ser empleado correctamente solo por los ingleses que se toman menos de un minuto y medio para tomar una decisión. 

Un ejemplo de ello fueron las largas prórrogas jugadas en el pasado Mundial de Qatar. 

Con conciertos y espectáculo de luces se cerró la primera temporada. Foto: Cortesí­a

Fútbol como deporte de nicho

La propia decadencia del juego se da, en parte, también por la manera que tienen los actores principales de interpretar y llevar a cabo el deporte.

En Europa, principalmente, se viene hablando de este “fútbol moderno” que es mucho más fí­sico y táctico donde los entrenadores llegan a ver el juego como una partida de ajedrez en donde todo está esquematizado y no hay cabida para aquellos que rompen el molde, pareciera que el deporte se acerca más a esa realidad distópica de aquel comercial de Nike en el que los jugadores eran reemplazados por máquinas que hacen todo perfecto, pero que al final terminó aburriendo a la gente.

Así­, el fútbol queda para aquellos estudiosos que “saben” de fútbol, dejando de lado el deporte salvaje, disruptivo y anárquico que enamoró a tanta gente.

De niños no se ve un partido por lo interesante del planteamiento táctico del equipo, ni la disposición presentada por el entrenador. Se veí­a por lo emocionante que era, una emoción que te llevaba a soñar luego con quitarte a cinco tipos de encima, dejar al portero en el suelo, hacer gol, sacarte la camisa y celebrar, no por plantear un juego de posesión para contrarrestar las virtudes del otro equipo y tener un “juego total”, ¿a quién le importa eso?

Cada vez se da menos ese ida y vuelta, golpe por golpe que se veí­a cada fin de semana. Existe más diferencia entre el grande y el pequeño y parece que eso no le importa a esos de traje que manejan todo desde sus oficinas.

Los jóvenes perciben eso y no se interesan por un juego que ya no les genera nada, prefieren ver un torneo de fútbol amateur donde hay comodines, paridad entre los equipos, sorpresa, emoción y, lo más importante, diversión.

*Luis Manuel Escalante es estudiante de la Universidad Monteávila

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