El economista Edison Mariño asegura que el panorama económico venezolano para 2023 es desfavorable. La inflación de enero alcanzó 39,4 %.
A. Materán/E. Tobelem Bilbao.-
En Venezuela, el día comienza apresurado. El comerciante, que la noche anterior bajó su santamaría con la sospecha de que al día siguiente las ganancias obtenidas no representarán sus gastos, se prepara para vender su mercancía.
Antes, revisa las redes sociales para conocer el nuevo precio del dólar y enterarse de cuánto se devaluó su inversión, rutina que alcanza a toda la población que experimenta la sensación de ahogo en diversos grados.
Los venezolanos desde el 2017 lidian diariamente con una de las tasas de inflación más altas del mundo.
El 2022, fue, en comparación con años anteriores, uno de los más estables, al dejar por fuera el prefijo “hiper” del sustantivo inflación. Sin embargo, la amenaza de la recaída aún está latente.
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), la tasa de inflación en diciembre de 2022 alcanzó 37,2%, siendo la más alta en los últimos 20 meses, solo superada por la de enero que marcó 39,4.
Así que, tras un año con un final agotador, ¿qué se puede esperar para el 2023?
“Las proyecciones económicas para este 2023 no son favorables”, comenta el economista y decano de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad Monteávila (UMA), Edison Mariño.
Asegura que, aunque el crecimiento obtenido el año pasado entre 1 y 2% es matemáticamente cierto, la inflación para este período estará alrededor de 300%.
En este mismo orden de ideas, el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la UCAB (IIES) presentó un informe en octubre de 2022 que calcula la inflación del 2023 en 80%, en el escenario más optimista.
En el Foro «Prospectiva Venezuela 2023 Semestre I», organizado por el Centro de Estudios Políticos y Gobierno (CEPyG) de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Asdrúbal Oliveros, economista y socio-director de Ecoanalítica, afirmó que en 2023 el país podría volver a la “zona de peligro” ante los altos niveles de inflación, y así entrar nuevamente en hiperinflación”.
Empieza la ilusión
De acuerdo con las cifras oficiales del Banco Central de Venezuela, el PIB de la economía venezolana creció 17,73% en el período enero-septiembre de 2022.
En este sentido, Oliveros expuso que el crecimiento del PIB petrolero estará en 7,9% y el no petrolero en 3,7%.
Pronostica que el Producto Interno Bruto del país cerrará en 2023 cuatro puntos por debajo del año pasado, con un crecimiento estimado de 4,7%.
Si bien es cierto, los índices económicos favorecieron un moderado repunte el año pasado, el abanico de opciones para el venezolano no es muy amplio.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), publicada en noviembre de 2022 por la Ucab, por primera vez en siete años la pobreza multidimensional se redujo en Venezuela; sin embargo, 58% de la población vive aún en precariedad.
Para el profesor de la UMA, todo es una ilusión que crea el gobierno para que los ciudadanos crean que la situación ha mejorado, así que se pregunta, irónico, “¿de qué sirve haber obtenido cualquier tipo de crecimiento si en los últimos siete años se decayó en un 300%?”
“Te pongo bien mal, para cuando estés un poquito mejor, creas que estás bien, eso es lo que pasa con Venezuela: el crecimiento es una ilusión”, afirma con seguridad.
Problemas y soluciones
Según el economista Oliveros, citado por El Ucabista, la economía venezolana tiene cinco problemas estructurales: forma parte del Top 6 de países sancionados, no puede cubrir las necesidades de financiamiento del sector privado, restricción de oferta de la economía, consumo muy limitado y la sostenibilidad fiscal.
Esta realidad incide, al parecer del director de Ecoanalítica, en que la senda de la recuperación sea limitada.
Para Luis Vicente León, la consolidación de las exportaciones petroleras de Chevron y su efecto multiplicador en regiones y sectores petroleros tendrá un papel de importancia.
Desde sus redes sociales, el presidente de Datanálisis, explicó que si se mantiene la política de flexibilización, “esto podría empezar a sentirse positivamente en el segundo trimestre del 2023”.
El impacto positivo de Chevron, comenta León, tiene que ser complementado por un “proceso de mayor flexibilización en el sector de petróleo y gas a otras empresas y países y estimular negociaciones de recursos financieros que generen ingresos para financiar electricidad e infraestructura”.
El decano en la Universidad Monteávila recuerda que para que Venezuela recupere el nivel de producción que anteriores décadas (un estimado de 3.200.000 barriles de petróleo) se necesitarán al menos 12 años de real inversión y cambio económico favorable.
Por los momentos, el venezolano en extrema situación de pobreza, el que trabaja en el sector público, el estudiante recién graduado y el que ve desaparecer su 15 y último quizás no tengan 12 años para acompañar esta recuperación, a pesar del espejismo de la burbuja económica.
Angerlyn Materán/Esther Tobelem Bilbao son estudiantes de la Universidad Monteávila