La nueva arquitectura mediática bajo el foco de Digitalí­zate

Redacción.-

Digitalí­zate

Para la decana de la Facultad de Comunicación e Información de la Universidad Monteávila. Tatiana Aguilera, espacios como Digitalí­zate Comunicación 3.0 son necesarios para debatir sobre la realidad de las nuevas tecnologí­as y su relación con las personas y sus rutinas í­ntimas.

En las palabras de apertura del evento, recordó la magister que estos nuevos espacios comunicacionales “no son medios de comunicación sin más”, y en ellos “nada es gratis”.

Tales observaciones fueron referidas en función de la realidad de quiénes se encuentran detrás de estos espacios digitales y sus reales objetivos, haciendo la salvedad que en la actualidad es muy difí­cil prescindir “de la nueva ecologí­a mediática”.

“Es importante recordar que las plataformas digitales que han revolucionado la vida social ‘pertenecen’ a un pequeño grupo de empresarios privados. Son ellos quienes ponen las reglas, deciden lo que es ético y penalizan a los infractores. Ellos ahora ‘gobiernan’ a quienes tradicionalmente gobernaban. Y esto tiene unas consecuencias sin precedentes en la vida democrática”, afirmó Aguilera.

Por segundo año consecutivo, la Universidad Monteávila realizó Digitalí­zate Comunicación 3.0. En esta oportunidad contó con la participación de cuatro expertos internacionales de las universidades de Cataluña, La Sabana y el Itsmo, de España, Colombia y Guatemala, respectivamente.

La temática en esta ocasión fue:  El arte de contar historias inolvidables: storytelling, Los micromedios, ¿una moda o una tendencia?, Omnicanalidad en la comunicación organizacional y Tendencias en la gestión de intangibles.

Cada una de las ponencias destacó la importancia de la profesionalización en el área comunicacional para alcanzar logros significativos y destacar dentro del amplio mapa digital que implica la actualidad.

Palabras de apertura de Tatiana Aguilera

“Digitalí­zate” nos habla de una realidad de la que no podemos prescindir: de la nueva ecologí­a mediática, atmósfera en la que vivimos. Allí­ la gente se reúne, compra, se informa, se educa, se mantiene en constante distracción. En todo caso, las nuevas tecnologí­as son necesarias para casi todo lo que hacemos.

Las redes sociales no son medios de comunicación sin más. El mundo se polariza en torno a los beneficios y distopias que nos brindan. Sabemos que nada es gratis. Estos medios no son neutros. Su ganancia se mide en tiempo de atención. No en vano Reed Hastings, CEO de Netflix, dijo hace ya 5 años que su gran competidor era el sueño. La economí­a de la atención busca captar el mayor tiempo de los usuarios.

Un reciente estudio de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) de las Naciones Unidas, revela que el número de usuarios de internet aumentó a 4 mil 900 millones en 2021. Lo que supone un crecimiento de casi 20% antes de que estallara la pandemia. Cifra que sigue en aumento.

Sin pretender ser exhaustivos a nivel socio-cultural estas plataformas:

1.     Implican el apego a una cosmovisión del mundo,

2.     Habitúan a nuevas prácticas y valores,

3.     Mueven fácilmente las emociones.

4.     Tienden a monopolizar la atención hacia lo que más atrae a la gente: el entretenimiento.

5.     Se confí­a en ellas a veces demasiado prescindiendo del esfuerzo de verificación.

6.      También pueden perfeccionar y extender la libertad humana gracias al insumo de novedosa información e ideas

7.     Brindan voz a grupos hasta entonces carentes de ella.

De ahí­ la importancia de encuentros como el de hoy para seguir debatiendo sobre su alcance y beneficios.

Asimismo, es importante recordar que las plataformas digitales que han revolucionado la vida social ‘pertenecen’ a un pequeño grupo de empresarios privados. Son ellos quienes ponen las reglas, deciden lo que es ético y penalizan a los infractores. Ellos ahora ‘gobiernan’ a quienes tradicionalmente gobernaban. Y esto tiene unas consecuencias sin precedentes en la vida democrática.

Porque, como dijimos, no se puede prescindir de ellas sin dejar de pertenecer plenamente al mundo. Digitalí­zate nos invita a un uso más racional de esta nueva arquitectura mediática.

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