Paola Hernández.-
Después del anuncio de los primeros infectados por coronavirus (Covid-19) en Venezuela se decretó la cuarentena preventiva, hace más de 40 días, por lo que las familias y comunidades del municipio Sucre del estado Miranda se han tenido que adaptar a los cambios rápidamente, a la par de las medidas de prevención tomadas por las autoridades.
El gobernador de Miranda, Héctor Rodríguez, junto con el alcalde de Sucre, José Vicente Rangel, han llevado a cabo más de 2 mil 200 jornadas de desinfección en Petare y en la avenida principal de dicho sector, además desplegaron a decenas de médicos comunitarios para realizar encuestas casa por casa y despistar cualquier sospecha.
En este sentido, informaron que ya fueron visitadas 11 mil 988 personas en Petare, y que para las casi 3 millones de personas que viven en el estado Miranda se encuentran disponibles un total de 60 Centros de Diagnóstico Integral (CDI).
Sin embargo, en algunas comunidades no se han percibido las mismas medidas, como en el caso de María Machado, quien vive en Buena Vista, y comentó: “Que yo sepa no han pasado ningún comunicado donde digan que hicieron jornadas de limpieza y que hayan hecho políticas de seguridad en la zona donde vivo”.
Por su parte, Yumaris Arroyo, habitante de Los Chorros, cercano a Los Dos Caminos, informó que en su comunidad sí se han realizado labores de limpieza, puesto que “en el edificio ‘Residencias del Centro’ hubo cinco casos de coronavirus, que llevaron a que Protección Civil prestara la colaboración y mantenimiento para la prevención del virus”.
 Gasolina: impedimento para trasladarse
A pesar de la cuarentena, hay personas que deben salir regularmente, sea para comprar comida o trabajar en caso de ser necesario, por lo que no todos pueden cumplir esta medida estrictamente.
No obstante, ir a la calle también se ve determinado por otros factores: las personas que se trasladan en carro dependen de la gasolina, recurso que actualmente se encuentra escaso en el país, lo que ocasiona que realicen largas colas por horas en las estaciones de servicio.
“He salido en carro y he administrado la gasolina que tengo”, dijo Enrique Adam, vecino del sector.
Caso contrario al de Arroyo, quien explicó que “primero rindió la gasolina saliendo lo menos posible (…) luego mi cuñado hizo varias colas en distintos días, inclusive días enteros en los que no pudo echar gasolina”.
El tema del combustible obstaculiza el traslado de las personas, tengan carro o no, porque el transporte público también depende de esta, de manera que muchas optan por caminar o utilizar el metro, habilitado solo para las personas que tengan salvoconducto.
Por su parte, Machado comentó que tiene que salir a realizar su trabajo, ya que es enfermera, y camina dos cuadras para utilizar el metro porque no posee carro. Agregó que labora en horarios de contingencia y no va todos los días.
 Sin dinero para comer
La medida de prevención más importante para combatir al Covid-19 es la cuarentena y el distanciamiento social. Sin embargo, eso implica que las personas no puedan abandonar sus hogares para trabajar y producir el dinero que les permita cubrir sus necesidades básicas.
Según la Encuesta Nacional Impacto Covid-19, solo dos de cada 100 venezolanos tienen ahorros o ingresos para enfrentar los días improductivos laborables que genera la cuarentena, lo que representa un problema para aquellos que necesitan trabajar para comer, pues muchos no cuentan con un trabajo estable.
Aunque muchos trabajadores y empresas se han adaptado a las labores en casa, otros dependen de los ingresos diarios, generados por su cuenta.
“Al principio, sí tenía comida suficiente para dos semanas y no salí en esas dos semanas que comenzó la contingencia, pero ahora no tengo los suficientes recursos para comprar para tantos meses sin poder salir; es imposible, yo vivo de un quince y un último”, comentó María Machado, quien añadió que cuando va a trabajar aprovecha para adquirir alimentos.
A pesar de la cuarentena, los vecinos del municipio Sucre son conscientes de que las medidas preventivas, que se cumplen mundialmente, son necesarias para superar esta situación lo más pronto posible.
Algunos están convencidos que en los próximos meses la mejor opción es reinventarse y mantenerse ocupados mentalmente, como Yasmín Ricarde, habitante de Buena Vista. “He tratado de ir adaptándome a esta situación, buscando alternativas que me permitan oxigenar un poco. No estoy preparada para estar encerrada tres meses, pero si es el precio que hay que pagar para que sane el mundo, pues estoy dispuesta a pagarlo”.
*Paola Hernández es estudiante de la Universidad Monteávila