Valeria López.-
En pocos días se cumplirá un año desde la última Semana Santa de perplejidad que se vivió en Venezuela, tras varios días con la electricidad intermitente, luego del apagón nacional del 6 de marzo de 2019.
Bajo dicha incertidumbre, las personas igual celebraron la Semana Santa, acompañaron al Nazareno en su procesión y asistieron a las misas a recibir la palabra del Señor.
Este año también la festividad se verá empañada por el aislamiento social, producto de la pandemia del coronavirus (Covid-19), por lo que no se realizarán los tradicionales actos litúrgicos.
Tras la preocupación de los creyentes, el Vaticano adelantó que debido a la actual emergencia sanitaria todas las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa se llevarán a cabo sin la presencia de fieles.
Esta situación ha afectado a todo el mundo, sobre todo a los feligreses católicos que acostumbran a ir a misiones, visitar los templos y acompañar a las procesiones típicas de la semana mayor.
“Hasta el domingo 12 de abril de 2020 las audiencias generales del Santo Padre y la recitación de la Oración Mariana del ‘Angeleus’ de los días domingos, serán transmitidas vía streaming”, aseguró en un comunicado oficial la Santa Sede.
El pasado 27 de marzo, el Papa Francisco estuvo solitariamente en la misa Urbi et Orbi, celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta, donde dio a conocer el calendario de las celebraciones litúrgicas y sus modalidades de participación.
Asimismo, comunicó que se celebrarán los ritos de la Semana Santa en el altar de la Catedral en la Basílica de San Pedro y compartió las fechas, las horas y las actividades a realizar en esas fechas, para que todos se puedan conectar vía internet.
El pronunciamiento del Papa ha sido una buena noticia para los seguidores de la religión católica que ven a la Semana Santa como algo más que unas vacaciones.
“Para mí la Semana Santa es resguardar el misterio central de nuestra fe, de que Jesús murió por nosotros; para manifestarnos de una manera visible y palpable todo el amor que nos tiene. Es vivir ese misterio central de nuestra fe de la pasión de la muerte y la resurrección del Señor”, dijo el padre del Instituto Andes, Javier Vilarroig.
Puntualizó que al no salir de misiones hay una invitación por parte de Dios a vivir la Semana Santa de modo personal, en profundidad. “Llevo muchos años viviendo la Semana Santa en las misiones, lo cual está muy bien, pero eso impide vivirlo con el recogimiento, el silencio que, a veces, también es necesario para reflexionar acerca del misterio que se celebra”, añadió.
“Siento pena por la gente que no puede participar, que no puede ir a misa, no puede comulgar y no puede estar en contacto, pero también lo veo como una oportunidad que Dios nos ofrece para que reflexionemos en profundidad qué significan todas estas manifestaciones externas de vivir la Semana Santa en esta circunstancia”, concluyó el padre Javier Vilarroig.
Los creyentes de la iglesia en el municipio El Hatillo, en el estado Miranda, están apenados por no poder realizar los ritos. “Es la primera Semana Santa que no acompañaré al Nazareno en su procesión ni recibiré la palma bendita”, expresó Natalie Abreu de la urbanización El Solar.
Aún así otros habitantes de la zona aseguraron que estas pascuas en cuarentena serán más tranquilas que las pasadas con la inestabilidad eléctrica.
*Valeria López es estudiante de la Universidad Monteavila
Fotografía: PlumaÂ