Cantos a la libertad

Vicente Corostola.- 

1973

Chile cae en la oscura noche del régimen militar. Augusto Pinochet es el jefe del Ejército chileno. A cañón limpio asalta el palacio. La Moneda cae. Consigo se lleva al presidente de turno Salvador Allende. Su amigo. Su ex amigo. La pelí­cula de terror ha comenzado.

 El secuestro, la tortura, el asesinato y las desapariciones son el ABC del dí­a. La Dirección de Inteligencia Nacional es la encargada de jugar al gato y al ratón. Cualquier persona es sospechosa. Intelectuales, estudiantes, polí­ticos y cultores son clavados en los colmillos de la fiera. Cazados a sangre frí­a. Cuarenta mil almas y pieles silenciadas. La censura se apodera de todo. Menos del grito a viva voz.

Las paredes de los centros de detención gritaban a arañazos sus carnes vivas. A volumen ensordecedor se intenta callarlos. La huida es casi imposible. Desde el Estadio Nacional hasta la casa de la vecina, cualquier recinto es apropiado. La industria de la tortura está instaurada. La Colonia Dignidad no es tan digna. El susurrar de Libre de Nino Bravo es la única huida.

“Libre, como el sol cuando amanece, / Yo soy libre como el mar / Libre, como el ave que escapó de su prisión / Y puede, al fin, volar / Libre, como el viento que recoge mi lamento / Y mi pesar, / Camino sin cesar / Detrás de la verdad / Y sabré lo que es al fin, la libertad.

“Cada vez que uno de nosotros salí­a en libertad se le cantaba esta canción. Era emocionante escucharla cuando despedí­amos a alguien y más aún cuando nos tocó a nosotros. Cambiábamos la letra de la canción a «se va, se va, se va a la libertad«. José Selí­n Carrasco Vargas. Campamento de Prisioneros Melinka, 1976

“Se va el barco de papel / por el mar de la esperanza / llevando un montón de sueños / y los niños no lo alcanzan. /  Se va, se va, se va y no volverá / se va, se va, se va y no volverá”.

Amerindios. El barco de Papel

“Mi hermano, se encontraba detenido en enero de 1975 en el Regimiento Maipo de Valparaí­so. Un dí­a un oficial se acercó y preguntó en tono desafiante, quién sabí­a cantar. Horacio respondió diciendo: yo canto. Y cantó «Zamba de mi esperanza». Luego desapareció. Tení­a 22 años” .Edgardo Carabantes Olivares. Regimiento de Infanterí­a Nº 2 Maipo / Regimiento Playa Ancha/ Fiscalí­a Militar, 1975.

“Zamba de mi esperanza / amanecida como un querer / sueño, sueño del alma / que a veces muere sin florecer”.

Los Chalchaleros. Zamba de mi Esperanza

“En la Cárcel se cantaba cuando algún compañero partí­a hacia el exilio o a la libertad. Era una bomba inmensa de fuerza, solidaridad y hermandad férrea”. Luis Madariaga. Cárcel de Valparaí­so, 1974 – 1976

“Escucha, hermano, / la canción de la alegrí­a / y el canto alegre del que espera / un nuevo dí­a. / Ven, canta, sueña cantando, / vive soñando el nuevo sol / en que los hombres / volverán a ser hermanos”.

Himno a la Alegrí­a. Versión libre en español de Armando Regueiro Rodrí­guez

Interpretado por Miguel Rí­os.

 Inspirado en la investigación de la profesora chilena de la Universidad de Manchester Katia Chromik, directora del proyecto Cantos Cautivos. Estudio del papel de la canción en los centros de detención y campos de concentración durante la dictadura de Augusto Pinochet.

*Vicente Corostola es profesor de la Univesidad Monteávila

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