A propósito de la Lección inaugural de Educación

Lección inaugural educación docente

Un comentario de Henry Martí­nez.-

Como no pude compartir este comentario-invitación de Sandra Virginia Leal Huise que está en su muro, me lo copié acá (sin su permiso, pero sé que me perdonará jejeje)… Incluso copio acá su invitación: «Me encantarí­a que me acompañaran!»
Sí­, esta lección fue el dos de noviembre. Desde que leí­ la invitación de Sandra y vi que serí­a un viernes en la tarde, una gran sonrisa se dibujó en mi cara y me propuse hacer todo para ir hasta la Universidad Monteávila. Luego de pasar una de las tardes más exquisitas de la vida, si yo hubiese sabido que todo esto pasarí­a y me lo hubiese perdido, jamás me lo habrí­a perdonado.
Aunque ya habí­a ido una vez, al cruzar la entrada de la Universidad Monteávila se siente un cálido ambiente colonial, los vigilantes me saludaron muy cordialmente, me indicaron amablemente donde quedaba el auditorio y casi inmediatamente me encontré a Sandra, esperándome en unas escaleras. Ingresé al auditorio, me presentó a algunos colegas y estudiantes, saludé a algunos de sus colegas ya conocidos (entre ellos a quien fue el tutor de su tesis doctoral). En verdad que me encanta ese auditorio… Pequeño, muy cálido, con sillas de tipo colonial, todo ese ambiente te hací­a como sentir en casa, rodeado de personas que desbordaban pasión por la educación…
Frente al público habí­a tres sillas (del mismo tipo en el que estábamos sentados). A la hora pautada, una profesora-presentadora introdujo brevemente el tema y nos puso al tanto de una cortí­sima sí­ntesis curricular de Sandra… Poco después, comenzó su lección: Ser docente… Nos aclaró que su lección serí­a dada a su estilo (¡no habrí­a esperado otra cosa!), que entre todos darí­amos esa lección (con su guí­a) y así­ fue. Llamó a dos de sus estudiantes para que la acompañaran y se sentaran en las otras dos sillas que estaban a los lados de la suya y en sus increí­bles láminas de PowerPoint (en verdad siempre me deleito y me sorprendo de su fantástica habilidad para crear láminas «mágicas» de PowerPoint) comenzaron a surgir las preguntas directrices de la lección.
Fueron muchas y de gran relevancia-pertinencia para el tema a tratar. Comenzó preguntando a sus dos compañeros de silla porqué eligieron la docencia como carrera y cuándo lo decidieron. Pero ellos no fueron los únicos que hablaron, Sandra bajó del escenario y empezó a preguntarnos a todo el que pudo (¡yo no me salvé!). Tampoco fueron las únicas preguntas, pero fueron diseñadas de un modo tan magistral-inteligente que Sandra parecí­a haber adivinado con antelación lo que responderí­amos y le dábamos elementos para las preguntas siguientes (¡que luego aparecí­an mágicamente en las láminas!).
Parte del estilo de Sandra es que a ella le gusta que el público participe y no sea ella quien hable sola. Ella logra lo que la gran mayorí­a de los ponentes que he visto y quieren hacer lo mismo no logran: «enganchar», motivar, integrar al público en la conversación.
Ese compartir de experiencias que hubo entre casi todos los presentes, llevados inteligentemente por las preguntas de Sandra fue grandioso, único e irrepetible. Estoy seguro que todos los presentes quedamos significativamente marcados y aún más motivados por esta profesión que elegimos: ser docentes… En verdad digo que todo el que haya faltado a este pequeño gran momento de dos horas, no tendrá idea de lo que se perdió.
Tengo la fortuna de conocer a Sandra desde hace 32 años y he podido observar, como con el tiempo, ha mantenido su esencia como ser humano, su autenticidad, su humildad (aunque algunos no lo crean jejeje), aún es full estudiosa-curiosa-investigadora y da unos abrazos que ya más de uno quisiera. Verla  dirigiendo esa lección inaugural tal como lo hizo me hací­a sentir inmensamente orgulloso de ella. Ver cuánto ha crecido como persona, como profesional y ver cómo emana (más que nunca) tanta vocación docente muy contagiosa hizo que recargara mis pilas y volviera a llenarme de sueños y esperanzas. Te quiero a montones, Sandrinha.
Pues sí­, amanecí­ con muchas ganas de compartir algunas palabras sobre esta maravillosa experiencia con mi público de la Universidad Monteávila.

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