-Ibrahim Gil.
Licenciado en Biología en la Universidad del Zulia, y con varios títulos en su haber, el profesor Fernando Vizcaya forma parte del grupo de profesores que erigieron la Universidad Monteávila desde sus cimientos.
En el marco del mes aniversario, Vizcaya recuerda los primeros pasos para la puesta en marcha de la nueva universidad, las complejidades que se atravesaron y los proyectos que siguen como materia pendiente, desde el Decanato de Educación.
.- ¿Cómo llegó a esta institución? ¿Qué historia hay detrás de sus comienzos en la UMA?
– Yo estaba trabajando en Maracaibo y me llamaron en 1995. En ese momento se estaba diseñando la universidad. La primera aprobación se hizo en 1998, que fue la Facultad de Derecho. Luego se aprobó la facultad de Administración en el CNU, después la de Comunicación Social y, la última, Educación.
Desde el 95 hasta el 99 trabajé como enlace de la universidad con el Consejo Nacional de Universidades, pero en el 2000 empezamos a tener algunas dificultades. Además de esas cuatro facultades, se emitieron en 2001 las propuestas para Ingeniería y Ciencias de la Salud, pero no fueron aprobadas.
En ese momento, la Facultad de Educación era muy pequeña y me fui a trabajar a la Simón Bolívar en tiempo completo, solo venía a dar lógica en Comunicación y en Derecho y también en post-grado. Me fui en 2009 y regresé en el 2012. En el 2014 me dieron el Decanato de la Facultad de Educación.
.- ¿A quiénes recuerda del equipo fundador de la Monteávila?
– Lo lideraba Enrique Pérez Olivares, Fernando Cervigón, Alicia ílamo, Gustavo Linares, Antonio Ricoy, Guillermo Fariñas.
.- ¿Qué diferencia a la UMA y a sus estudiantes de otras instituciones?
– Tengo experiencia en varias universidades: la Central, la Simón Bolívar y la Monteávila. La diferencia básica es que en la Monteávila hacemos hincapié en el concepto de persona humana y de respeto a la misma. Hay formación técnica, pero la formación ética es la que nos interesa más.
.- ¿Cuál es el mejor recuerdo que guarda entre las paredes de la Universidad Monteávila?
– Definirlo como uno solo es muy difícil. Todos los años tienen gente que se gradúa, hay noticias de gente a la que le va bien en el exterior. Hay un ganador reciente de Emmy egresado de la universidad, Luis Nuñez, que está en Nueva York. También hay otra muchacha en Francia, y otra en Italia que ha obtenido premios de Comunicación. Esos son buenos recuerdos. También guardo recuerdos de formación de profesores, de programas que han tenido mucho éxito. Hay infinidad de cosas, si te dijera uno específico se quedarían por fuera demasiados otros.
.- ¿Qué ha aprendido como profesor en esta institución?
– Aprendo todos los años. El ser humano es único. He estado dando ética en Comunicación los últimos tres años, y he evaluado una buena cantidad de trabajos que son publicables. Aprendo no solo por las materias, también por las personas, su interés intelectual, el esfuerzo que ponen. El esfuerzo que algunos ponen al venir a clases; gente que vive en Cúa, en Guatire, en Guarenas, los Valles del Tuy, y todos los días asisten a clases. Eso significa levantarse muy temprano, llegar aquí, estudiar; y con todos los problemas y protestas que hubo estos años he aprendido a considerar a la persona humana, a respetar sus ideas. Y en ese contexto me he enriquecido muchísimo como persona.
.- ¿Qué consejos les daría a los profesores que se inicien dando clases en esta institución?
– Hay tres cosas que son importantes para un profesor: La actitud, que es tener la humildad para reconocer que uno no sabe y tiene que preguntar y que tiene que estudiar. El estudio: una cosa en la que un profesor no se puede detener nunca y debe saber que aquí tiene un ambiente donde puede crecer, tanto intelectual como humanamente.
Es muy importante el ser humilde. Cuando una persona es humilde empieza a saber. Cuando una persona no es humilde, no aprende. Cree que ya sabe.
*Ibrahím Gil es estudiante de la Universidad Monteávila
*Corina Suppini es estudiante de la Universidad Monteávila